El divo del rocanrol. |
La mejor de nuestras malas
compañías
Una muerte
inmejorable,
Editorial De Otro Tipo, 2014, 252 pp.
Charlie Monttana
Queridos
amigos:
Es un
gusto estar aquí, en este momento, en esta celebración. Pocas veces uno se da
este tipo de lujos, abran bien sus ojitos para que algún día tengan mucho que
contarle a sus nietecitos, es un orgullo para mí exponer mi punto de vista y
dar alguna opinión de nuestro amigo Pterocles Arenarius, un gran escritor,
quien a salto de barra y de bar en bar ha ido internándose en el mundillo
ficticio de la literatura mexicana.
Un
hombre cuyos escritos, novelas e historias en general han llenado de caracteres
únicos desde hace ya algún tiempo las hojas blancas a tinta y lápiz, con su
estilo elegante y contundente, crudo y áspero, sutil y dialéctico, ha creado
poesía pegada al hueso, es decir, libre de falsos adornos; ¡cómo se nota que
escribe, mínimo, tres cuartillas al día con el fin de que no se le enfríe la
mano!
Hemos
de denominarle como el vicario de la sordidez citadina, cual mampara
translúcida del claroscuro devenir de los últimos tiempos punto y coma de la
alegoría cosmopolita. Practicante del uso de las voces populares, sonetos, coplas,
versos y epistolarios arrabaleros, giros y dicciones incultas dentro de la
cómplice simbiosis de un lenguaje cuidadoso, exquisito y muy selecto, más
dentro de la corriente escrita que dentro de la corriente hablada.
Al
leerlo nos involucramos en sus historias , habitamos sus paisajes y nos
encariñamos con los personajes y narraciones que van desde la soledad y la
desesperanza hasta el puro y dulce amor. Escribe sin tapujos hasta dejar en su
obra parte de él mismo, también describe los mundos donde conviven en armonía
lo real con lo imaginario, lo local con lo universal, lo sagrado con la
maldito; su manejo tan hábil en temas como el sexo, lo maneja de manera tan
escurridiza, volviendo la tragicomedia más cómica donde entre acto y acto te
cagas de la risa y en el otro te pones a llorar de sus historias que deambulan
entre el pecado, el placer y la tentación; por cierto, los intelectuales dicen
las cosas de manera y modo complicados, nuestro artista expresa las cosas
complicadas de la manera más simple, nomás así, pa’que se entienda.
Pterocles Arenarius, Charlie Monttana. |
Pero
a pesar de lo que se diga de sus indecentes historias podríamos usar sus textos
como un manual de autoayuda o quizá como la mejor de nuestras malas compañías;
ésta es la verdadera expresión de una personalidad rica y compleja, polifacética
e imprevisible, gracias a Dios no fuimos tan ordinarios.
Hemos
de considerarlo el padre soltero de la nueva novela mexicana. También lo
consideraremos un cuadro al óleo con todos sus matices; la cautivadora belleza
de su obra y su notable originalidad ¡es que le valga madre!, ¡que le importe
un carajo!, y que su conducta se vuelva tan insensata cuando escribe cosas
como:
“Siempre
que me cogieron nunca había sentido como ahorita, como que me orinaba, como que
me moría; sentí que me orinaba y que se me venía todo, que se me salía;
Tranquilino, no ´se qué me hiciste, bueno sí sé, sentí todo, pero una cosa sí
te digo, ya nunca voy a ser la misma, te juro que nunca voy a coger con macho
que no me haga regustar de la verga. ¡Qué bonito es coger así!”…
Y
también hay partes como ésta:
“¡Métemela,
métemela!, y ella se fue deslizando hasta acomodarse. Sentí su vagina ardiente,
abierta, henchida, se la metí, me abrazó, se apiernó, y me rasguñó, chillaba,
su sexo se contraía de tal manera que no estaba lejos de causarme dolor; ¡una
delicia!”
De Otro Tipo en Ciudad Neza. |
¡Vaya
formas más iconoclastas, heterodoxas de expresar las relaciones sociales y
humanas!
Esta
es una historia muy difícil de un hombre a quien le quedan por vivir seis meses
y trata de habilitar lo que no vivió en treinta y cinco años por mocho,
temeroso y ñoño, un hombre que morirá de manera casi banal y absurda, sin que
lo maten siquiera los sórdidos y deliciosos placeres terrenales que degusta la
población como putas, drogas, alcohol, comida en exceso y todo tipo de manías
asesinas que acaban con la comunidad humana; este libro invita a la reflexión,
quizá a valorar cuanto tiempo vivimos en el ocio, en un mundo adulto tan
demasiado falso como para creer en él, su verdadera originalidad de Pterocles
Arenarius es la de las sensaciones, al leerlo hay partes donde te sientes muy bien
y partes donde te sientes del carajo, te transportas hasta las locaciones de la
historia, esto es, al mismo tiempo, la cúspide y la ruina del estatus de mierda
que vivimos en este país por estos días.
La
reunión de la reflexión filosófica y el fluir del relato te llevan a caminos
inesperados donde es inimaginable el final de la historia.
Una muerte inmejorable en Casa Maha. |
Hay
demasiados escritores y pocas historias buenas que valgan la pena, a los
grandes pendejos apadrinados los anuncian en marquesinas con letras de oro, a
nuestros más sublimes malos ejemplos bukowskianos como Pterocles, nuestro
prócer, Benemérito de Guanajuato; todavía nos toca caminar en el túnel del
tiempo en busca de la luz, nosotros estamos aqueí para promocionar de manera
más que descarnada las cosas rotas, jodidas, lastimadas, que ya no sirven,
reciclamos y les damos brillo y belleza a las que nunca las tuvieron,
explotamos y vivimos en el dolor de manera magnífica, pues sin dolor no hay
ganancia, ése es el blues de nuestras vidas, dotar de gracia lo que nunca la
tuvo.
Pterocles
Arenarius, ganador de este premio, de este concurso, arriba de no sé cuanto
cabrón, lo merecía, él se merecía ganar, él necesita comprar más café, más
tequila, más hojas blancas, más lápices y más pretextos para seguir haciendo
más cuentitos sudorosos como Una muerte
inmejorable, que es el libro más reciente, no el último, sino el más reciente.
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