miércoles, 30 de diciembre de 2020

El sueño (de El) Dorado

 

El sueño (de El) Dorado


PteroclesArenarius



Respire profundamente… ¡y pague!

PP Servicios Respiracionales SA de CSC



Cada mañana los esclavos modernos se levantan para hacer millonarios a otros.

Alain Garret



El adminículo fue públicamente considerado (por su poseedor, el señor P.*) una obra de arte en muy variados campos: en la tecnología, el arte de apropiarnos de la naturaleza para beneficio de…, bueno, de la humanidad aunque indirectamente, a través de un empresario, pues, como ya el mundo entero sabe, el maravilloso ingenio —de alguna u otra manera— consiguió la apropiación de la más preciosa sustancia en este mundo; pero el artefacto mencionado también es obra de arte en el ámbito de la economía, el arte de administrar (es decir, hacer escasos, agregar valor a) los recursos en bruto de índoles múltiples (naturales, humanos, tecnológicos, extraplanetarios, que la plebe cree que son posesión de la humanidad), claro, dijo su dueño, esa administración se da a partir de la sabiduría de un empresario y en el ámbito tan complejo como eficaz del sistema de libre mercado y libre competencia. Eso es el mecanismo mencionado, un elemento que introduce en el libre mercado el bien más preciado para la existencia.

Con el maravilloso aparato —por cierto simplísimo— le ha sido posible, al feliz y ya para el momento todopoderoso usufructuario, realizar el sueño supremo de todo empresario: convertirse en el dueño absoluto de un recurso imprescindible de manera perenne para todo aquel que existe. Con una simple señal electrónica a cierto satélite, la empresa del señor P. puede omitir la dotación de aire para los pulmones o aparato respiratorio de cualquier sujeto u objeto viviente que él decida en este planeta. El proceso es simple y opera como cualquier compañía de servicios.

Un mensaje llega a su teléfono celular. En él se le avisa que en diez minutos se interrumpirá la asignación de aire a sus pulmones. Si no quiere usted sufrir disnea o franco ahogamiento por asfixia, debe depositar, en la cuenta bancaria que en el propio mensaje se le proporciona, cierta cantidad de dinero antes de los diez minutos.** En cuanto usted hace el requerido depósito u otorga el consentimiento para retirar el recurso de su cuenta, se le otorga el acceso a la anhelada mezcla de gases que se encuentra en la atmósfera y de la cual, de alguna manera secreta*** y por medio del archimencionado adminículo, se ha apropiado el empresario P. Se ha apropiado de ella puesto que ha logrado la capacidad de interrumpir el suministro del preciado gas elemento a quien él decida, vegetal, animal o humano en este planeta.

El origen y la composición del admirable artificio es, por supuesto, secreto. Tal negocio lo hace la Compañía PP por la única e incontestable razón de que (gracias a su avanzadísima tecnología) puede hacerlo y, hay una razón más, ésta legal, ha obtenido una concesión gubernamental para el uso y/o restricción de los gases atmosféricos (a cambio de ciertos favores y una ventajosa negociación para ambas partes).

El más exitoso empresario de esta década se ha convertido, obviamente, en el hombre más rico del orbe**** en un tiempo récord. Ha encontrado una estrategia de mercado que lo vuelve invencible: cobra mucho más caro a los grandes potentados del mundo por no asfixiarlos (en realidad ese es su gran poder) que a la gente humilde. Incluso a algunos —por ejemplo a los que son tan pobres que no poseen ni siquiera un teléfono celular— suele no cobrarles. A los gobiernos los provee de dotaciones masivas, con las cuales éstos a su vez se ganan los votos de la gran mayoría de sus electores. A los animales y vegetales, asimismo, se les impone una cuota, siempre y cuando haya quien responda por ellos en el caso de las mascotas. A las especies en peligro de extinción de igual manera se les aplica un costo por otorgarles el aire. Éste corre a cargo de la Secretaría Federal de Ecología, obviamente. A los animales salvajes o a los perros callejeros que son tan comunes en nuestro país, es imposible aplicarles la cuota respiracional, pues nadie responde por ellos.

Ha habido algunos descontentos, como siempre, pero, como nunca, es fácil doblegarlos con el apoyo del gobierno legalmente constituido y el uso del prodigio tecnológico ya tan comentado. Cuando una turba pretende manifestar su descontento, simplemente se les retira el servicio de dotación respiracional y de inmediato se dispersan, salvo algunos tercos que, bajo su propia responsabilidad, han llegado a fallecer por asfixia al negarse a terminar su protesta de descontento a pesar de la dotación gratuita que se otorga a todo aquél que prescinda de la manifestación de reprobación contra PP.

PP cuenta con las más ventajosas ofertas para todo público según su nivel de ingresos. Asimismo, contamos con los planes más convenientes para su seguridad respiracional. Si usted desea un plan anual, podemos recomendarle las mejores opciones que le permiten ahorrar hasta el 20 por ciento, con lo cual usted asegura su alto nivel respiracional. También contamos con las dotaciones magnas para atletas de alto rendimiento y elevado consumo de aire y en especial de oxígeno.

Por otra parte, si el nivel de ingresos es mediano, contamos con paquetes que, aunque le causen un esfuerzo económico, le aseguran por mes o por semana la dotación respiracional para toda la familia.

Tenemos también el servicio especial para personas cuya actividad sexual es intensa por diversos motivos —incluso profesionales—, ya que, es bien sabido, en el trance de la relación amorosa es imprescindible una abundante aireación para garantizar (y garantizarse) una satisfacción completa. Para estos casos contamos con dotaciones especiales.

Nuestro más grande orgullo es que le ganamos a los grandes consorcios que intentaron apropiarse de los alimentos mediante la ingeniería genética, buen intento, pero tuvieron una gran oposición política; también derrotamos a los que intentaron apropiarse del agua mediante las grandes obras hidráulicas. Igual que las compañías anteriores, no supieron sortear las presiones políticas ni las movilizaciones sociales.

En estos momentos estamos en conversaciones con tales empresas para llevar a efecto la implementación de una alianza estratégica mediante la cual —sin que perdamos nuestra natural preponderancia— estaremos en condiciones de convertir en una gran empresa absolutamente exitosa que nos provea, administre, controle, distribuya y aun produzca, todos los alimentos, toda el agua y —nosotros ya realizamos casi todas aquellas actividades con el aire—, en fin, en coadyuvancia con el estado, estemos en posibilidades de administrar lo más importante de todo: la vida en el planeta Tierra.

Todo lo anterior, para que se lleve a efecto el mandato natural de la existencia. Las jerarquías existen. Nadie es igual a otro, ergo, unos dirigen, otros siguen, es decir, unos mandan, otros obedecen. Para eso estamos nosotros, los empresarios y, por supuesto, como auxiliares, el estado, el gobierno, los políticos. Ellos deben controlar, vigilar, registrar a todos los ciudadanos. Nosotros nos encargamos de todo lo demás.


* Por múltiples razones de seguridad se conserva en el anonimato la identidad del exitoso, del más brillante empresario en la historia de la humanidad y sólo se le identifica como el señor P.

**Es posible realizar el pago de inmediato a través del servicio de internet simplemente entregando el número de su tarjeta bancaria a la compañía.

*** Resulta imprescindible la secrecía del famoso instrumento (ni siquiera mencionaremos si es mecánico, eléctrico, electrónico o de otra clase de tecnología), puesto que la Compañía PP de Servicios Respiracionales está consciente de la existencia de una red de espionaje industrial que pretende apropiarse de los secretos tecnológicos de nuestro invento para establecer la competencia. Hasta el momento hemos logrado evitar el robo de nuestro secreto dispositivo gracias a haber hecho uso del mismo contra los —hasta este momento— fracasados espías.

**** El famosísimo señor P. terminó dejando en ridículo a cierto empresario que se había apropiado —no tan limpiamente— de los servicios de comunicación de todo nuestro país (más de cien millones de habitantes), un tal Carlitos, que ahora está sometido a muy altas cuotas porque —como él mismo hacía con sus empresas— aplicaba tarifas diferenciadas según sus amistades o sus preferencias en diversos ámbitos. Hoy PP Servicios Respiracionales, SA de CSC (Capital Siempre Creciente) le aplica la tarifa más alta a don Carlitos que ha dejado de ser el más rico del mundo. Y PP Servicios Respiracionales, SA de CSC lo hace así, porque puede hacerlo así. Legalmente, es decir, con la ley que nuestros diputados han aprobado en el congreso nacional y no como lo hacía él, violando la ley.

domingo, 29 de noviembre de 2020

Como se escribió Querido Pancho Villa, la novela

Así se escribió Querido Pancho Villa


Pterocles Arenarius


 En diciembre del 2019 salió la novela Querido Pancho Villa, en una edición de Eterno Femenino Ediciones, unos poquitos meses antes de la pandemia. No alcanzamos a hacer una presentación bonita, completa, es decir, presencial y con un brindis (o muchos) de por medio. Pero vio la luz.
El cartel, el libro, el autor


La pandemia provocada por el llamado Covid 19 ha perturbado una gran cantidad de actividades. Las más afectadas han sido las culturales. Así que mi Querido Pancho Villa no ha tenido la difusión que se merece.
En algún momento, hablando con el maestro Agustín Ramos en el ínterin desesperante de no publicar Querido Pancho Villa, escribí otra novela que tenía en plan desde muchos años atrás, esa fue Cualquiera puede matar. Agustín Ramos tuvo la enorme gentileza, junto con el maestro Jorge Arturo Borja y mi amigo Juan Carlos Castrillón, de presentar Cualquiera puede matar en el Museo del Pulque, ahí a un ladito de la iglesia llamada de los sanjuderos―, me preguntó Ramos que si estaba escribiendo algo y le hablé de Querido Pancho Villa. Agustín es un hombre extraordinario y brutalmente generoso, me dijo que se la hiciera llegar, que le interesaba leerla. Se la mandé y, aprovechando el viaje (aprovechado que soy), le pedí que si me pudiera hacer un prólogo para Querido Pancho Villa. Agustín Ramos leyó las 336 cuartillas de computadora que tiene la novela y me hizo un prólogo que, lo confieso, me hizo llorar (me lo hace cada vez que lo leo). Me obligó a reconsiderarme. Me puso pensar. La lectura de Agustín fue tan certera, tan profunda, tan lúcida, que debiera sonrojarme cada vez que él me viera. Penetró hasta lo más profundo de la novela. Y, por supuesto, de mí. Pancho Villa, dice Agustín:
(...) se mantuvo siempre a suficiente distancia de la civilización para volar a la altura de la intuición, sobre la inteligencia y el instinto, con la libertad propia del arte y la limitación humana que encierra desde la santidad espontánea hasta el más valioso de los lujos, la lujuria.

Tres libros de narraciones sobre mi general Villa
La escritura de la novela fue cambiando conforme se escribía. Empezó con una especie de posesión a través de la lectura de un libro maravilloso: Memorias de Pancho Villa, de Martín Luis Guzmán. Este enorme autor nos confiesa que él fue amanuense del general Villa; que él mismo le dictaba sus memorias para que, precisamente, el escritor uno de los más grandes prosistas en nuestro idiomaescribiera una biografía del soldado, del bandido, del hombre del pueblo que fue Pancho Villa. Yo recuerdo haber leído hace muchísimos años (la localización del texto escapa a mi memoria) una descripción de Pancho Villa escrita por Martín Luis Guzmán. Hablo de hace más de medio siglo de haber conocido ese texto que, aunque hice lo más que pude para encontrarlo, no me fue posible. Bien, en él Guzmán hace un retrato impresionante del general. Habla de él como si fuera un animal salvaje, un ser propio de la naturaleza más cruda; un apenas humano si no fuera porque su inteligencia sobresalía de entre muchas otras características altamente desconcertantes. Martín Luis Guzmán, si bien describe a un bárbaro, incluso y más bien a un animal, no deja de mostrarse arrobado, fascinado por la esencia, por un lado pavorosa, demoniaca, pero también inconcebilemente candorosa de aquel hombre inverosímil que remontó desde el bandolerismo de asaltacaminos y el abigeato aunque con perspectivas industriales hasta las cumbres del poder. La fascinación del gran escritor no está exenta de una admiración tan extrema que raya en algo que llamaría un amor devoto, las de Martín Luis Guzmán son letras que nos comunican reverencia, incluso fervor. Sin embargo, algo pasó entre ambos gigantes, el escritor llegó a serlo después, Villa ya lo era. Algo pasó que los llevó por caminos diferentes. Incluso se dice que Villa llegó a amenazar al literato con el fusilamiento. Es materia de investigación. Bueno, el que quizás haya sido el más grande prosista mexicano tuvo que alejarse del general. Pero su pasión por él no menguó. Años después Nelly Campobello, le hizo llegar un largo manuscrito que era la continuación de las memorias de Pancho Villa. El general encargó el trabajo que había estado haciendo Martín Luis Guzmán a Manuel Bauche Alcalde; con esos materiales pudo terminar el famoso libro Memorias de Pancho Villa, con sus 950 páginas.
Martín Luis Guzmán, Paco Ignacio Taibo II y Friedrich Katz, los fundamentos
Martín Luis Guzmán habla del lenguaje purísimo, arcaizante, campesino, circunloquial y salpicado de graciosos pleonasmos que reforzaban la expresividad que usaba Villa y que él le escuchó por más de un año. El gran escritor confiesa que le metió mano sin piedad a los escritos de Bauche Alcalde, quien había “traducido” el lenguaje “incorrecto” del general campesino a un español propio de un “citadino civilizado”. Formidable trabajo de Martín Luis que pergeñó una gran hazaña, pues en la lectura de las Memorias... no se perciben las transcisiones que él mismo anota en el prólogo.
El lenguaje de las Memorias de Pancho Villa, es mágico. Ciertamente está cargado de un candor que es necesariamente fascinante. El libro está habitado por un poderío verbal que en el mejor sentido de la expresiónenajena.
Yo empecé a leer este volumen quizá en el 2014. Son casi mil páginas, así que lo leí en unos tres meses (siempre leo tres o cuatro libros simultáneamente), pero el lenguaje de Villa me enajenó. Es tan exacto, envolvente, tan candoroso que llega a volverse deslumbrante. Termina uno encantado. ¿Es Pancho Villa o es Martín Luis Guzmán? ¿O son los dos? El caso es que cuando iba a medio libro o antes incluso, me puse a intentar escribir algo y me di cuenta que estaba escribiendo como (dice Martín Luis Guzmán) hablaba Pancho Villa. Me di cuenta, ¿o será falso?, que el espíritu de Villa habita en su lenguaje y que el autor de las Memorias... lo capturó de manera magistral. Y si yo no podía escribir si no era como hablaba Villa, su espíritu, concluí que había una posesión. ¡El lenguaje de mi general es decir, su espírituhabían hecho posesión de mí! Eso es muy grave. El padre Gabriele Amorth (el exorcista oficial de El Vaticano que en su vida se enfrentó 70 mil veces con el diablo, el que decía que el aborto, la homosexualidad, el divorcio, todos los males de la humanidad los carga el demonio en los humanos) se hubiera apresurado, sin duda, a practicarme una de sus ceremonias para expulsar al maligno de mis profundidades. Para la iglesia, no podía ser de otra manera, Pancho Villa era un demonio. Es más, hay una versión de que mi general tenía pacto con el diablo, como se reporta en la novela Querido Pancho Villa. Pero yo no me angustié ni mucho menos, era bonito estar tomado por ese lenguaje. Pero era un problema, porque si no podía escribir más que con tales modismos, con ese estilo, me pregunté “¿y ahora qué hago?”. Pues escribir algo sobre mi general Villa. Y como estaba escribiendo como él hablaba (o intentándolo según mis entendederas o mis posibilidades y mis circunstancias de chilango del siglo XX-XXI frente a un campesino, aunque haya sido un genio, del XIX-XX), pues me puse a escribir algo sobre el general.
Los malquerientes: Krauze, Marte R. Gómez y Rafael F. Muñoz
Luego pasó algo curioso. Cuando entré más de lleno en la narración de la que no sabía si sería relato, cuento, ensayo, novela o quécada noche soñaba con Pancho Villa. A veces lo soñaba a él hablándome de cosas que no tenían que ver con la novela ni siquiera con su vida. A veces soñaba no imágenes, sino conceptos filosóficos, ideas relacionadas con la historia de Villa. Y despertaba con la sensación de que tenía que escribir eso. Relativamente pronto me di cuenta que tenía que ser una novela.
Pero a raíz de tales sueños, me di cuenta que iba a ser, como dice Agustín, “(...) un diálogo de poseídos”. Inmediatamente sostiene que es “imposible de describir sin emplear palabras chocolateras como magia, erotismo, misticismo, barbarie, cultura, sentimentalismo y drama. Porque no hay otras o al menos el prologuista no conoce otras palabras suficientemente fieles para intentar decir de qué se trata y cómo se trata este libro, no sobre Francisco Villa sino de Francisco Villa y de sus partes menos conocidas: la niñez huérfana de padre, el apego a la madre y la obligación de amparar con el amor y por la fuerza de la astucia, sus estrenos en el sexo y la muerte, el bandolerismo y la genialidad guerrera, los motivos de un lobo muy andado como para morir en la madriguera de la inocencia”.
Los libros consultados y el resultado Querido Pancho Villa
La novela trata de la parte menos conocida del famoso guerrillero y el punto de vista es nigromántico. A ver si no viene Amorth del otro mundo (murió en 2016) a jalarme las patas en la noche, pero no, porque mi general se me fue yendo poco a poco conforme terminé la novela, la cual parte desde que nació Doroteo Arango Arámbula la tarde del 5 de junio de 1878 en medio de augurios tanto terribles como auspiciosos, pero siempre de gran magnitud. A sus 16 años, en 1894, así lo narra el propio general, comete un asesinato que lo marca para el resto de su existencia, pues lo obliga a vivir escondido en una de las múltiples zonas semiboscosas, semidesérticas de Chihuahua, en lo que llamamos la Sierra Madre Occidental. Desde entonces hasta el momento en que Abraham González, quien lo conocía bien e incluso se dice que había hecho algún negocio con el entonces bandolero, lo recluta para que fuera parte de un ejército que no existía y que iba a luchar contra un tirano que acumulaba más de treinta años creando la desigualdad económica entre los mexicanos y que la llevó hasta un nivel que la gente de nuestro país de aquellos tiempos se negó a continuar aceptando al costo que fuera. Sigue Agustín Ramos:
Porque Villa es todos los pueblos en sus momentos heroicos, lo es por la veneración que convoca en todo el mundo y lo es por sus tantos nombres que pasan del anonimato al nombramiento de todos: todos somos Pancho Villa. Entonces, nosotros también nos meteremos en la plática y no solamente como si escucháramos una conversación ajena sino como si formáramos, como formamos, parte de una misma historia y pasáramos, como pasamos, a formar parte del mismo hecho revolucionario junto con el muchachito narrador y ese ser que es muchos: “Pancho Villa es tantísima gente”, dice con toda la razón el título del capítulo 17”.
Agustín Ramos, prologuista
Al final la novela Querido Pancho Villa es también una toma de posición política todo acto en la vida lo es― con respecto de lo que representa el famoso guerrillero, bandido, general e invasor, el único que lo ha hecho en la historia, de los Estados Unidos de América.
Finalmente, Agustín Ramos concluye su prólogo con frases que este autor simplemente mira con pasmo, por más que le indican que esta vida, este viaje de la escritura ha valido la pena.
(...) esta obra ofrece la suculencia de un diálogo que lleva directamente, por obra de la ficción, al alma del general Villa.
(...)
En suma, Querido Pancho Villa es el fruto más logrado hasta hoy de la vitalidad y la actitud de Pterocles Arenarius: escritor digno y capaz de la hazaña artística que los lectores atentos van a disfrutar, un diálogo de héroes”.
Por último, para dar una idea de quién era Francisco Villa voy a transcribir dos fragmentos, primero del autor italiano Ettore Pierri que escribió La Verdadera Historia de Pancho Villa. Éste autor hizo más de 300 entrevistas a personas que conocieron a Villa.
¿La gente lo quería?
¡Claro que sí! ¿Esto se va a publicar en algún lado?
En un libro, ¿por qué?
Porque quiero que diga una cosa. Diga que no había nadie tan querido en México como Villa. ¿Lo dejarán decir eso?
Por supuesto.
Diga que lo dije yo, Tomás López Flores.
¿Qué es lo que más recuerda de Villa?
Se va a reír...
No. Dígalo...
El puño.
¿El puño?
Sí. Lo cerraba cuando hablaba de la tierra y lo apretaba. Se le hinchaban las venas.
¿Qué decía de la tierra?
Que tenía que ser de todos. Decía eso y apretaba el pño. Era capaz de matar con aquel puño enorme.
¿Y usted estaba de acuerdo?
¿Con qué?
Con lo que Villa decía.
Todos estábamos de acuerdo. Por la tierra se hizo la Revolución. Lástima que él... se interrumpió.
¿Qué iba a decir?
Que es una lástima que él haya muerto.
Jorge Arturo Borja, autor del texto de cuarta de forros


El siguiente fragmento es de John Reed:
Era un gigante macizo como una pirámide, que en ocasiones se enternecía hasta las lágrimas por cuaquier hecho sencillo.
Cierto día entró con sus hombres a un pueblo y un niño se le acercó y le entregó un ramo de flores.
Para usted, mi general. Dijo el niño. Villa lo miró confundido.
¿Para mí? ¿Flores para Villa murmuró.
Sí, mi general repitió el niño―. Para usted.
¿Por qué? ¿Por qué flores? preguntó Villa con los ojos brillantes.
Porque todos lo queremos aquí contestó el niño.
Villa desmontó, tomó al niño en sus brazos, lo miró a los ojos y lo besó. Después se apartó de nosotros. Cuando fui a buscarlo estaba solo. Llorando.
Flores dijo con el rostro cubierto de lágrimasFlores para Villa...
Bajo la égida de mi general


martes, 7 de julio de 2020

Entrevista acerca de la novela Querido Pancho Villa

Salió por fin la novela Querido Pancho Villa, una obra en la que se narra la parte desconocida de la existencia del gran general de la Revolución Mexicana. Desde su nacimiento hasta el momento en que Abraham González, por instrucción de Francisco I. Madero, lo recluta para la causa.
Aquí el maestro Jorge Arturo Borja (un erudito polígrafo y creador literario) me hace una entrevista sobre la novela y leo un fragmento. (Para ir al video es necesario copiar y pegar el vínculo en el explorador).

https://www.facebook.com/jorgearturo.borja/videos/10158820571536842/UzpfSTEyNjk2OTE1MzM6MTAyMjMxODc4OTE5ODY4NTc/comment_id=10223212680646558&notif_id=1594174410485981&notif_t=feed_comment

jueves, 2 de julio de 2020

Segundo aniversario de la Gran Victoria de AMLO

Dos años de la victoria 

Pterocles Arenarius

Algunos creímos que nos habríamos de morir antes que ver la derrota del PRI. Parecía imposible que la sólida organización que armaron por décadas pudiera algún día ser desbaratada. Habían comprado a miles de personas de todas las clases sociales. Habían ganádose incluso la buena voluntad de gente muy decente y hasta de los más pobres. Lograron, no menos, la aprobación de las grandes potencias del mundo y, muchas veces, su apoyo. Organizaron un sistema de robo en el cual la riqueza se distribuía de la manera más injusta posible. Hicieron una estructura de complicidades que permeaba a toda la sociedad. Y uno de sus peores vicios fue el de que, a quien se opusiera a su sistema, lo suprimían de las más diferentes maneras. La primera era comprándolo, la segunda era amenazándolo, si las dos anteriores no funcionaban, entonces lo metían a la cárcel y si ni así era posible doblegar al opositor, simplemente lo desaparecían de este mundo, sin piedad. No era extraño que recurriesen al asesinato.


Letra de Silvio para AMLO

Así corrompieron a periodistas a líderes sindicales a políticos a artistas a intelectuales y hasta a cualquier persona que se volviera relevante. Y contra los adversarios no había piedad. Les ofrecían que se volvieran cómplices y gran parte de las veces lo lograban, así muchos hombres talentosos, cultos e inteligentes se volvieron cínicos y, en la medida en que recibían favores, más vendidos se portaban ante el poder corrupto. Así pusieron a gran parte de los mexicanos en situación de pobreza y a un número muy grande lo orillaron a una hambruna permanente y muy mal disfrazada.

La estructura creada parecía inexpugnable, imposible de derrotar. El PRI logró convertirse, gracias a esta notable organización corrupta, en el partido de estado más longevo de la historia de la humanidad. Bueno, todavía no acabamos de expulsarlos del poder, léase del robo al erario. No se veía de qué manera fuese posible quitarlos del poder. Incluso intentaron hacer un paradigma mexicano de la corrupción, que la deshonestidad era algo consustancial a los mexicanos (¡¡¡!!!). Pero los abusos y la concentración de la riqueza fueron creando un grupo de mexicanos marginados de la prosperidad y el bienestar cada vez más grande. Pero para nadie era rentable encabezar ese descontento. Los líderes eran comprados, amenazados o eliminados, como ya se anotó.


Jiménez Espriú entre el pueblo raso

Hubo líderes dentro del mismo PRI que tenían otra visión. Gente que, sinceramente, le tenía amor al pueblo. El primero y más notable fue el general Lázaro Cárdenas. Su gobierno procuró la creación del estado de bienestar y organizó una estructura muy eficiente desde la raíz misma del pueblo para que su obra fuera perdurable. Sin embargo, la gran organización que creó fue corrompida en cuanto él dejó el poder y, a largo plazo, los líderes sindicales se convirtieron en viles líderes charros, los que estaban encargados de representar al pueblo, casi siempre, fueron cooptados para beneficio del grupo que terminó detentando el poder. Pero la riqueza no es infinita y muy pronto se vio que la gran organización que había creado el general Cárdenas se volvió insuficiente para despachar, cada sexenio, a miles de funcionarios que se habían enriquecido robando al erario o haciendo negocios mediante el influyentismo.

En el extranjero lo llamaron “La economía de compadres”. Nadie, en la práctica, podía prosperar, contradiciendo a su último recurso: el capitalismo brutal que dieron en llamar neoliberalismo y que, como todo capitalismo, se inclina por el individualismo más rapaz. “Que cada uno se rasque con sus propias uñas”, era la divisa. Pero los del gobierno eran los únicos con las uñas muy largas. Entonces optaron por entregar la riqueza nacional al extranjero. A lo bestia. Si habían ido desmantalando lentamente el legado del general Cárdenas, con la entrega del petróleo, las minas y todo lo entregable, condenaban ya no sólo a los mexicanos de este momento, sino estaban robando el futuro.


Ya lleva dos años. Es un hombre de hierro no sólo en ideas.

El prototipo del político que crearon era el prepotente, el enriquecido salvajemente, el ignorante, el odioso soberbio con los humildes y rastrero con los poderosos. “La política es el arte de darle por el culo a los de abajo y ponerle el culo a los de arriba” era la desvergonzada consigna. Pero también tenían sus matices. Para la demagogia, para la mentira, se volvieron muy astutos. Yo recuerdo a Manlio Fabio Beltrones como el gran ejemplo de la máxima hipocresía, lo veo hablando con los periodistas con una actitud de adusto padre de familia, muy serio él, con aire preocupado y reflexionando muy preocupado por allegar “recursos para el gobierno vendiendo las playas nacionales a los extranjeros”.

Andrés Manuel López Obrador tuvo la inmensa sensibilidad e inteligencia para entender con la mayor claridad ese prototipo de político y convertirse en todo lo contrario. Y muchos no lo entienden o no se dan cuenta de eso. Y luego tuvo la enorme capacidad de hacérselo saber a la gente. Por último, supo rodearse de un equipo que le ayudó y le tuvo fe para formar un partido político nacional pero no cualquier membrete, sino un partido con la más alta competitividad como para alcanzar la presidencia de la República y formarlo en tiempo récord. Morena irrefutablemente nos remite a la morenita del Tepeyac, uno de los últimos reductos de la mexicanidad, la herejía no reconocida de los mexicanos que reivindican a la mujer en el centro de una religión que se empeñó en expulsar lo femenino de sus entrañas al grado de que prefirieron renunciar al emblema de la mujer y convertir a la mitad mayoritaria de la humanidad, lo femenino, el eterno femenino, en un pinche pájaro, bueno, una paloma, el espíritu santo. También eso es la morena del Tepeyac, aunque tenga origen árabe, aunque haya sido una falacia española para que los indios olvidaran a Tonantzin, nuestra madre. Bueno, así Morena apelaba a lo más profundo de lo mexicano, a nuestra más antigua raíz, aunque sea tergiversada por el truco español. Eso por un lado, porque, por otro, Morena significa Movimiento de Regeneración Nacional. El vocablo Regeneración es una alusión a detener la descomposición a que nos llevó el PRI y sus discípulos (que por décadas los combatieron) del PAN y que en tanto tiempo aprendieron terriblemente bien sus mañas. Pero también lo es a los más limpios y puros revolucionarios mexicanos de la hoy llamada Tercera Transformación que fue la Revolución Mexicana, los hermanos Ricardo, Enrique y Jesús Flores Magón quienes por largos años lucharon, desde la izquierda más consecuente, sacrificada, honesta y radical a la dictadura porfirista y dejaron su legado en la revista histórica nombrada precisamente Regeneración.

Los tres trabajos ―la autoidentificación de lo que no quería México de sus políticos, ser congruente con ello, es decir, tener la descomunal autodisciplina para hacerlo cierto en el mundo real, es decir, ser un político pobre a pesar de convivir en un medio totalmente corrompido y, finalmente, la construcción de Morena― son sendas grandiosas hazañas políticas y también de otras índoles.

Desde mucho antes de convertirse en presidente de la República, Andrés Manuel ha sido el político más atacado y calumniado de la historia. Sólo Francisco I. Madero sufrió avalanchas de odio tan pérfidas.


Algunos logros

Y contra todo pronóstico oficial, contra las encuestas cuchareadas, contra el terror de los intelectuales cagatintas y sus columnas tercas y catastróficas, contra las campañas de odio y, las más benévolas, de mentiras y calumnias, contra el miedo de las clases medias y la incertidumbre de algún sector del pueblo engañado por la televisión, el 1 de julio de 2018, Andrés Manuel López Obrador sacudió a México, a América y también al mundo, como no, con su aplastante victoria. Y conste que hubo fraude en su contra, pero con la rebelión popular sufragista en su favor, se llevó la mayoría de los votos que lo convirtió en el presidente más legítimo del último medio siglo pasando por encima de un fraude que le robó algunos millones de votos, pero abrumadoramente insuficientes para arrebatarle la victoria.

Este primero de julio se cumplen dos años de la victoria y uno y medio de gobierno. Los ataques de la derecha están como nunca de desquiciados. Hay algún loco que se presentó en un cuartel del Ejército Mexicano a pedir que fueran a dar un golpe de estado. Algunos enfebrecidos de odio quisieran que el presidente se muriera y no dudan en invocar fanáticos que fueran capaces de perpetrar un atentado contra el primer mandatario. Abundan los columnistas que aseguran que el gobierno naufraga y que la catástrofe ya empezó. La derecha está usando la crisis provocada por la pandemia para atacar, como ellos saben hacerlo, con mentiras y calumnias, al gobierno. Presenciamos una degradación moral de la derecha que nunca nos hubiéramos imaginado.

En este momento han aflorado el racismo, el clasismo, la discriminación por color y por bienes económicos que siempre ha practicado un sector privilegiado de la sociedad contra el pueblo mexicano.
Cuatro libros de Pterocles con Eterno Femenino Ediciones

Nunca creímos que la derecha nacional estuviera tan enferma.

Insultan a la esposa y al hijo del presidente, y luego cuando se les reclama sus bajezas chillan diciendo que se ataca a la libertad de expresión; las supuestas burlas son tan irracionales y tan miserables contra Andrés Manuel que más bien suenan cómicas de tan exagerada en su desesperación, en su odio, en su irracionalidad. Si esos epítetos morbosos, repugnantes, francamente enfermos, los concretaran en actos es cuando nos explicamos la violencia de la derecha en otros países y en otros momentos de nuestra historia. La maestra de la vida, la historia, nos dice que las derechas torturan, asesinan a mansalva, exterminan sin piedad, no se detienen ante el genocidio y han sometido a los pueblos a las peores tiranías que hayamos conocido. Pero además mienten para tratar de ocultar sus crímenes o para justificarlos (por ejemplo hablan de las dictaduras comunistas, pero siempre evaden el hecho de que ni el comunismo y ni siquiera el socialismo han existido alguna vez en los sistemas de gobierno humanos).

Sin duda en estos momentos hay dos acciones que debemos ejecutar los que estamos de acuerdo con nuestro gobierno y nuestro presidente: una, es celebrar con el mayor júbilo los dos años de la victoria y, dos, defender con todo a nuestro gobierno, a nuestro presidente. La derecha está descabezada y abrumada, está sumida en el desconcierto como un monstruo ciego tiran tarascadas en todas direcciones y no tienen ni la menor idea de cómo resolver los problemas de México. Se oponen por sistema a todo lo que diga el presidente, en una actitud irracional y enfermiza. Mienten, calumnian e insultan, sólo demuestran que están extraviados.

La verdadera dimensión de lo que está ocurriendo en estos momentos muchos lo comprenderán dentro de varios años. Esto es, como dice el presidente, una revolución. Y la más extraordinario, sano y maravilloso es que se está cambiando al país (ya se verá que tan radical es el cambio) sin derramar ni la más pequeña gota de sangre de nuestros contrincantes. Un gran cambio pacífico que aún no terminamos de dimensionar.

Por lo pronto celebremos y defendamos al gobierno. Salud por la gran victoria.













miércoles, 24 de junio de 2020

Prólogo a Querido Pancho Villa


Prólogo

Agustín Ramos
Gran novelista mexicano: Agustín Ramos

Prepárense lectores
Para dar título a este libro, el autor hace una declaración de cariño: Querido Pancho Villa. Así, como en un intercambio de cartas o una plática entre amigos, un muchachito le habla de tú al general Francisco Villa. Y de este diálogo aparece ante los lectores olor y el ruido de la guerra, la voz más íntima de un héroe, sus zonas más escondidas. En la cama, por ejemplo, una de tantas mujeres que lo conoció asegura: “Para mí que fue más poderoso amante que soldado”.
¿Se habrá preguntado el autor de este libro si acaso los lectores de principios de este siglo estamos preparados para intervenir en esta plática del muchachito narrador con el general Francisco Villa? No con el revolucionario del que todo mundo ha oído hablar o conoce por los libros de historia, no solamente con ese titán de la patria sino un hombre más frágil, más mortal.
Palacio de Minería. Feria del Libro. Pancho Villa (y Una muerte inmejorable)

Como sea, estas páginas nos meten en la magia de un alma alucinada, el alma de un niño a quien las durezas de la vida y sus dotes corporales hicieron precoz en más de un sentido, el alma como jaula de donde escapan el llanto pronto y la risa fácil, el misticismo de un espíritu capaz de trascender no sólo el tiempo y el espacio sino la desmemoria y las murallas de silencio; el alma natural que preservó la mencionada precocidad y se mantuvo siempre a suficiente distancia de la civilización para volar a la altura de la intuición, sobre la inteligencia y el instinto, con la libertad propia del arte y la limitación humana que encierra desde la santidad espontánea hasta el más valioso de los lujos, la lujuria.
Sí, Pterocles Arenarius, el autor, en alguna parte, alguna vez, si no es que siempre y donde quiera, apreció la capacidad de los lectores para asistir y quedar atrapados en este diálogo de poseídos. Porque eso es esta historia imposible de describir sin emplear palabras chocolateras como magia, erotismo, misticismo, barbarie, cultura, sentimentalismo y drama. Porque no hay otras o al menos el prologuista no conoce otras palabras suficientemente fieles para intentar decir de qué se trata y cómo se trata este libro, no sobre Francisco Villa sino de Francisco Villa y de sus partes menos conocidas: la niñez huérfana de padre, el apego a la madre y la obligación de amparar con el amor y por la fuerza de la astucia, sus estrenos en el sexo y la muerte, el bandolerismo y la genialidad guerrera, los motivos de un lobo muy andado como para morir en la madriguera de la inocencia.
Para escribir Querido Pancho Villa

Diálogo de poseídos, se dijo, porque el narrador de este libro tuvo que dejarse poseer por el querido Pancho Villa. Y si le pregunta: “…¿no me has tomado mi general, no estás en mí?”: es porque necesita que Villa le permita hablarle de tú a tú, ponerlo frente al espejo para que recuerde su iniciación como ser humano de saber: “… de un momento para otro lo decidiste: ‘Ya no soy Doroteo, ahora me llamo Francisco Villa (¡Díganme Pancho Villa Cabrones!)’ … Además, cambiarse de nombre es tomar en las propias manos la vida que nos tocó… Y para ser otro tiene que morir el uno para que nazca el otro, el que sigue, es como si nos pariéramos a nosotros mismos, Pancho. Es como si fuéramos padres de nosotros mismos… Así es como se dio el nombre de Pancho Villa. El nombre y el hombre”.
Con gringos y tomando fotos. Imagen rara de mi general

Diálogo de poseídos, ritual de almas que se incorporan, una en el cuerpo latente y libre de la historia hecha por el general Villa, otra en el cuerpo respirante y preso del momento histórico de quien cuenta el cuento con el fin de que nosotros, los lectores, paremos oreja e imaginemos y desarrollemos el sonido y el sentido capturados en sus letras. Porque a fin de cuentas este diálogo está abierto, por obra y gracia de Villa, al pueblo. Porque Villa es todos los pueblos en sus momentos heroicos, lo es por la veneración que convoca en todo el mundo y lo es por sus tantos nombre que pasan del anonimato al nombramiento de todos: todos somos Pancho Villa. Entonces, nosotros también nos meteremos en la plática y no solamente como si escucháramos una conversación ajena sino como si formáramos, como formamos, parte de una misma historia y pasáramos, como pasamos, a formar parte del mismo hecho revolucionario junto con el muchachito narrador y ese ser que es muchos: “Pancho Villa es tantísima gente”, dice con toda la razón el título del capítulo 17.
Ya empezaba con los caballos de acero (la foto está trabajada para colorearla)

El prologuista considera imprescindible hacer una anotación más sobre la seguridad de que esta obra ofrece la suculencia de un diálogo que lleva directamente, por obra de la ficción, al alma del general Villa. Y es que la novela, ensayo, diálogo, Querido Pancho Villa viene antecedida y garantizada por la experiencia literaria y biográfica de Pterocles Arenarius. En otras palabras, todas y cada una de las afirmaciones aquí expuestas podrían apoyarse si hubiera espacio y fuera pertinente en citas y pasajes de otros textos cuentos, crónicas, novelas, poemas, ensayos y proclamas que comprueban tanto las virtudes narrativas de Arenarius como su rigor y su capacidad de entrega en tanto investigador, docente, amante y amigo.
 En suma, Querido Pancho Villa es el fruto más logrado hasta hoy de la vitalidad y la actitud de Pterocles Arenarius: escritor digno y capaz de la hazaña artística que los lectores atentos van a disfrutar, un diálogo de héroes.

lunes, 18 de mayo de 2020

Cuento Coronavirus II



Multipandemia y pregón


Pterocles Arenarius


El pregón dice: “Se compran colchones, tambores, refrigeradores, estufas, lavadoras, microondas o algo de fierro viejo que vendaaan”, es la voz, indudablemente, de una niña. Hay algo de gracia en el tono y, a pesar de todo: el alto volumen, la repetición por miles, la intrusión sonora, no termina por serme desagradable. El pregón, equipo de sonido con muy baja fidelidad de por medio, se oye todos los días por cada una de las calles de la ciudad. No deja de asombrar que en estos tiempos de pandemia los compradores de colchones, tambores..., sigan activos no importándoles la emergencia.
Llegó la epidemia que azota a todo el mundo, tan democrática ella, le ha pegado más a los europeos y a los gringos que a nosotros; carajo, una de cal por las miles que van de arena. Pero todo ha enloquecido. Las calles están tan solas que aterran, la gente huye de la gente cuando hace apenas unas semanas ejercían con descaro en pleno ―¿hasta qué punto sin consciencia?― aquello que los epidemiólogos, hoy tan de moda, llaman la inmunidad de rebaño.
La economía del mundo entero se cayó y en algunos países prefirieron sostener “que se muera quien se tenga que morir” en vez de aplicar medidas para salvar a la mayor cantidad de gente posible y ni así salvaron su economía. Y, a corto plazo, según las noticias, tampoco a la población.
Hay quien dice que el verdadero virus somos nosotros. Los odio. No somos un virus. Aunque si pensamos en dimensiones planetarias o galácticas podríamos decir que, proporcionalmente al menos, lo somos en relación con las dimensiones astronómicas.
Todo está trastocado. La humanidad pareciera haber enloquecido. Mucha gente, en el encierro que el gobierno“recomienda”, vive aterrorizada, otras personas, para no caer en el miedo pelean entre sí. Hay gobernantes que sentencian a la cárcel a los hambrientos que salen de su casa a buscar comida o les imponen multas de miles de pesos por circular en la calle sin cubrebocas. La locura se ha extendido con el planeta Tierra como límite. Personas hay que se deslizaron hasta la esquizofrenia y viven en esos mundos paralelos creados por su mente desquiciada. No menos, los brotes sicóticos hacen presa de esa gente que nos anuncia el fin del mundo, la perentoria invasión de los annunakis; el estrellamiento sobre la superficie de nuestro planeta de un formidable meteoro que, con la explosión que provoque, acabará con la vida en la Tierra, excepto, claro, las cucarachas. Y así...
Nosotros somos el virus..., dicen unos, los odio. Aunque admito que algunos especímenes de mi especie lo son e incluso llegan a ser mucho peores, lo cual, aunque reconozco, lo lamento. Los tigres, dicen las noticias, ya circulan por los arroyos vehiculares y las grullas de precioso canto se aposentan en las fuentes de las plazas citadinas ante la ausencia de la plaga que, insisten, somos nosotros.
Hemos exterminado a una cantidad desconocida de especies biológicas y, dice algún científico, la existencia del virus que nos ataca se debe a que en el mundo de los seres elementales se regenera el equilibrio que estamos aquí provocando y surgen nuevos bichos para restituir el exterminio que se hace aquí entre los animales que hemos llamado superiores. En otras palabras, la biodiversidad que destruimos entre los metazoarios se recupera en la biodiversidad ¿que se autogenera o quién o qué la hace? entre los protozoarios.
Si esto último es cierto, significa que la humanidad no volverá a vivir en paz. Es decir, los gérmenes nos atacarán una y otra vez quizá hasta que nos eliminen o hasta que entendamos lo que ocurre y pactemos con ellos en un acuerdo honesto y mutuamente favorable para la sobrevivencia de ellos, de nosotros y de todos los demás que aquí vivimos.
Si hemos estado eliminando la vida (no importa que lo hayamos hecho por ignorancia o por descuido), el planeta ―que también es un ser vivo nos cobrará sin piedad, es decir, con fría e imparcial justicia. Si somos tan imbéciles como para no entenderlo o bien, aun entendiéndolo nos empecinamos en la misma actitud, seremos eliminados de este planeta. Somos tan hijos de la Tierra como los virus y las demás especies vivas, incluso las peores, pero ellas llegaron aquí mucho antes que nosotros. Sí sé por qué sospecho que no somos imprescindibles.
Pero lo importante es que tenemos consciencia. Incluso de nuestra propia miseria. Y también de nuestra locura, lo cual es simplemente aterrador. Si por lo menos no fuéramos conscientes. Y lo peor es que por eso en este momento somos responsables de nuestro propio destino. Más todavía, el destino de todas las especies vivas está, absurdamente, en nuestras manos. Nuestra ciencia nos ha dado el mayor poder sobre el planeta, la hegemonía sobre los seres vivos que aquí mismo habitan. Qué tremenda, qué atroz y casi insoportable responsabilidad. ¿Qué haremos? Si, como algunos dicen, nosotros somos los virus, eso significaría que no sobreviviremos. Que nos autoexterminaríamos. El prodigioso hecho de que las sustancias inertes de la tierra trabajadas por miles de millones de años a través de la evoluciónhayan creado, primero, la vida, luego la inteligencia y, más todavía, la consciencia, habría sido inútil. Somos la forma en que las sustancias de La Tierra tienen consciencia de sí mismas. Nada tendría caso. O aun así, ¿quién lo sabe? Ha habido humanos realmente prodigiosos, otros sublimes y también algunos malvados pero en grande: auténticos demonios, lo cual quizá sea tan gran mérito como su diametral oposición. No creo que seamos los virus que nos autodestruyamos. Qué estupidez...
Absorto en tan exorbitantes meditaciones escuché el famoso anuncio como una proclama, con la misma vocecilla notable por infantil y femenina:
“Se compran cabrones, ladrones, golpeadores, granujas, estafadores, machitos miserables o cualquier clase de políticos viejos, corruptos y pendejos que vendaaan”. Me pareció que yo estaba enloqueciendo. De hecho me parecía oír las palabras que por años escuché y postulé que mi mente era víctima de los excesos del encierro y me engañaba. Presté atención procurando el mayor silencio para escuchar con la mayor fidelidad. Era cierto, se pregonaba mediante una grabación: “Se compran cabrones, ladrones, golpeadores, granujas, estafadores, machitos miserables o cualquier clase de políticos viejos, corruptos y pendejos que vendaaan”. ¡No podía ser! ¿Era una broma, un performance de esos que hacen ahora y que quieren elevar a estatura de arte? Me apresuré a salir a la calle para ejercer testimonio directo y de primera mano, presenciar el insólito pregón.
Era un gran camión de los que llaman tráiler en una lengua ajenade doble remolque, iba por la avenida solitaria avanzando con una lentitud que sentí solemne. Dos magnavoces difundían la proclama inaudita. No había ni un alma a la vista pero el mensaje, por supuesto, llegaba nítidamente a los interiores de las casas-habitación donde la gente autorrecluída rumiaba, entre altas dificultades, sus furores de muy variada índole ferozmente reprimidos.
El vehículo me detectó era el único ser vivo quizá en kilómetros y se detuvo. Se abrió la puerta del gran armatoste. Un hombre de madura juventud descendió casi acrobáticamente de la cabina inmensa del formidable camión.
El individuo llegó rápidamente hasta mis proximidades. Desde detrás de su cubrebocas profesional, me dijo con voz asordinada:
¿Tiene algo para vendernos, señor?
Oiga, estoy desconcertado. ¿Se compran cabrones, ladrones, granujas...?, pronuncié al unísono del altavoz. ¿Me puede explicar un poco? Se me hace difícil creer esto que estoy oyendo...
Estamos haciendo una limpia en la humanidad. Venimos recogiendo toda la basura, todo lo que ya no sirve, lo que está haciendo daño al ser humano.
Pero..., pero, ¿quién hizo esta iniciativa, cómo la aprobaron, de dónde viene esto, cuál es el objetivo, por qué no nos habían informado, qué dice el gobierno?
La iniciativa es un consenso de la Nueva Asamblea Mundial de las Naciones Unidas para la Salvación del Tercer Planeta (NAMNUS-3P). Fue aprobada de manera perentoria en uso de las facultades que se otorgó la propia NAMNUS ante la emergencia letal y fuera de control por la aparición de 250 virus mutantes desconocidos que siguieron a la pandemia del Covid-19. Esto viene de, en primer lugar, la asamblea plenaria y permanente mencionada bajo la asesoría de los cinco mil científicos más prominentes en las áreas del conocimiento con que se cuenta y que fue difundida a cada uno de los países del planeta. El objetivo es muy sencillo, sólo sobrevivir. No se ha informado porque nos hubiera llevado demasiado tiempo que hubiese arrebatado millones de vidas en unos cuantos días, pero en estos momentos estamos iniciando una campaña planetaria de información para que la población mundial esté informada. El gobierno nacional lo está y, no tiene otra opción, está de acuerdo. Es todo lo que preguntó. Ahora usted dígame, ¿tiene algún especimen que nos vaya a vender?
Perdóneme, pero no entiendo, esto es tremendamente extraño. ¿Cómo es posible que se pongan en venta o se ofrezca la compra de personas? ¡Es una violación a los derechos humanos! Mientras el hombre y yo hablábamos el pregón continuaba impertérrito, “Se compran cabrones, ladrones, golpeadores, granujas, estafadores, machitos miserables o cualquier clase de políticos viejos, corruptos y pendejos que vendaaan”.
Trataré de explicarle un poco, a ver si es posible... Mire usted, los cabrones, ladrones, etcétera y etcétera, están perfectamente bien identificados. Generalmente son gente que tiene poder político y/o económico, es completamente sintomático. La maldad, le diré, es casi absolutamente inútil, completamente banal, lo dijo aquella poeta, creo que alemana, ¿cómo se llama?, bueno no importa por el momento. Excepto para el poder. El que quiere poder político que es también económico, siempre busca uno de ellos para acumular también el otro. Fíjese que el poder político es superior pero sólo en apariencia y además es transitorio, así lo hemos logrado hacer en luchas terribles a lo largo de la historia, pero sólo en apariencia. El poder económico está amenazando la existencia de la humanidad. No exageramos al decirlo. Para qué le digo que hay miles de muertos a la semana por hambrunas en todo el mundo. Pero 250 virus desconocidos pueden acabar con, le aviso, ya lo calcularon, tres cuartas partes de la humanidad en los próximos diez años. Y, mire, le diré algo que todos sabemos: los actos realmente malvados en contra de la humanidad o al menos de grupos representativos de ella, los llevan a cabo, los deciden unos cuantos, muy, pero muy poquitos hombres. Pero hay dos circunstancias muy graves, una, que sus actos de maldad (generalmente en su beneficio para acumular más poder o más dinero) repercuten en gran número de personas. Y, dos, tienen a mucha gente a su servicio. Ya sean los miembros del crimen organizado, como en nuestro país, o ya sea los políticos que tienen momentáneamente el poder para modificar el rumbo de los sucesos, insisto, para acumular más poder político y, ya sea indirectamente o por otros medios, económico. Son muy pocos. Y todo el mundo sabe quiénes son. Banqueros, políticos, empresarios, dirigentes que se autonombran espirituales y hasta engañadores que se dicen artistas y no falta algún falso deportista. También entre los sirvientes de éstos hay en abundancia ejemplares dignos de ser vendidos pero, insisto, los que provocan los grandes males inmediatos a la humanidad son muy pocos. Y los estamos comprando.
Increíble. Increíble. ¿Tanto así ha cambiado todo por un simple virus?
Tanto así, por sólo 250 simples virus. Mutantes...
Que pueden expulsarnos de este planeta, pueden sacarnos con cierta facilidad del complejo sistema que llamamos vida en menos tiempo del que necesitamos para ser capaces de eliminar si acaso a cuatro o cinco de ellos.
Y ahora dígame porque ya nos hizo perder mucho tiempo, ¿tiene a algún especimen que nos venda?”.
No. Perdóneme. Estoy anonadado. Me siento trastornado de confusión. Pero no me diga que en este camión llevan los “materiales que han comprado”...
Así es. Como usted me parece un sujeto inteligente e informado, me permitiré darle un minúsculo viaje de demostración por la zona en donde se recluye de manera preventiva a los presuntos dañadores de la humanidad, reclusión con que está equipado nuestro vehículo. Venga por aquí... Y me apresuró a que lo siguiera. Hizo una señal al operador que conducía el vehículo y pronto descendió una escalera automática del enorme cuerpo del camión ultramoderno. Subimos y una puerta se deslizó para dejarnos paso franco. Ingresamos por un estrecho pasillo que a ambos lados tenía sendos habitáculos. Tocó un adminículo digital y se abrió una pantalla que nos mostró a un hombre casi totalmente calvo y con orejas más que notables, sobresalientes y de tamaño fuera de lo normal. Era ya viejo, pequeño y casi enjuto, sin embargo era notable en su rostro una mirada que no puedo dejar de llamar demoníaca, serenamente intensa pero, sin duda, perversa. El rictus en su rostro era de una calma siniestra como el de una serpiente que mide la tarascada para engullir a una presa. Se paseaba con asombrosa calma, meditando, pero mostraba arrugas de furibunda contrariedad: la contracción de la boca, la brutal tensión en los ojos que parecía agregarle un toque demoníaco, un brillo a sus ojos.
¿Quién es? pregunté.
Es el hombre que más poder político y económico (ambos a la vez) acumula en nuestro país. El político ya no lo usufructúa formalmente, pero tiene gran cantidad de aliados y testaferros, sicarios e incondicionales. Y la gran mayoría se mueven en puestos clave del poder tanto político como económico de la nación.
Oiga, la figura del hombre es impresionante. Si no fuera porque está preso y que no me ve, sí me daría algo muy próximo al terror.
Ciertamente, debe cientos si no es que miles de vidas e indirectamente, le diré, quizá sean millones de existencias humanas que dañó o suprimió con tal de acumular el descomunal poder político y económico que acaparó. Es un gran logro haberlo capturado. En esta ala tenemos a varios de sus fieles seguidores, muchos de los cuales intentaban competir con él en la comisión de atrocidades. Tenemos a varios presidentes, uno borracho, otro loco, uno más débil mental y también hay políticos menores y muchos empresarios. Pero venga, esto le interesará. Caminamos unos pasos hasta otro sitio. Realizó la misma operación para abrir la pantalla y apareció un hombre de mediana estatura, casi regordete, de rostro torvo, aquilino y gesto, en efecto, de ave rapaz, pero también con notables signos de un alcoholismo cultivado por décadas y, a estas alturas, ya muy mal disfrazado por su edad provecta. En sus labios gruesos, rojos, que extrañamente parecían siempre húmedos y como anhelantes se había impreso el rictus de una sensualidad insaciada, innombrable y que provocaba escalofríos. Pero lo más brutal, lo inadmisible era su alzacuellos casi totalmente oculto por la papada.
¿Éste era rico?
Lo era, aunque no exageradamente. Su virtud más bien fue la de saciarse toda costa. Gran manipulador y amigo entrañable y servicial de los peores entre lo peor.
¿Era eclesiástico?
Lo era. Amigo, es hora de irse... De pronto empezaron a oírse golpes en una de las celdas. Eran impactos descontrolados como la desesperación. Mi guía prestó atención con gesto inquisitivo y temple de cazador―. Antes de irse contemple lo que sigue..., dijo y me llevó hasta otra pantalla que activó―. Todos son lo que suele llamarse grandes triunfadores. Pero sus triunfos ya costaron demasiado a la especie y al planeta. Éste era un campeón mundial para hacer dinero. Llegó a ser uno de los más ricos del mundo. Un auténtico hombre de acción.
Me asomé.
Era un viejo casi decrépito. Asombraba el gesto de furia y la enjundia con que pateaba las paredes y las golpeaba también con las manos. Su energía no parecía ser proveniente de ese cuerpo ya más que vencido por Cronos, era una fuerza quizá sobrehumana, una furia apoyada en un brío espiritual pero perverso. El viejo estaba como loco, no me costó trabajo imaginarlo maldiciendo a sus empleados en alguna de sus grandes empresas, mandándolos al infierno porque no habían alcanzado las ganancias exageradas en algún negocio que les encomendara, exigiéndoles que exprimieran más a los empleados, que batallaran intransigentemente con los competidores, que intensificaran las campañas de publicidad para que el mundo notara, descubriera que sus productos eran imprescindibles, que ningún obstáculo era digno de consideración y ni siquiera de discusión, que violaran las leyes, que compraran a los gobernantes, que sobornaran a los jueces, que mataran, sí, que mataran a quienes se opusieran al progreso de su gran empresa.
Un triunfador. Un emprendedor. Un hombre..., un hombre que lucha por sus ideales, los que se reducen a una palabra: acumulación.
El hombre dejaba de golpear las paredes por momentos y decía:
Amigo, oye, amigo, mira, ¿qué te parece un millón de dólares? ¿Eh, un millón de billetes verdes?, ¿eh?, para ti solito, cabrón. Sin polvo y paja. No, mira, perdóname, que sean diez, diez millones, como tú quieras, ahorita, contantes y sonantes. Y no hay reclamos. Ándale. Bueno. No, espérame, que sean ¡cincuenta millones!, no mames, no tienes idea de qué es eso... Serás el rey del mundo, ándale, no seas malo, ¡hijo de tu puta madre! ¡Te doy cien millones, pendejo! ¡Suéltame, maldito! Muj-muj-muj... jadeaba―, ¡hijo de tu perra madre!, ¡déjame libre! ¡Maldito, mal-di-to seas! y se derrumbó entre sollozos.
Qué terrible le dije al hombre¿pero cómo saben que son culpables? ¿No están violando sus derechos humanos, insisto?
Tenemos evidencias de sus fechorías. Ellos tienen un síndrome que fue establecido hace mucho tiempo y que es llamado Síndrome de Codicia Abisal Arquetípica Inconsciente. Es una necesidad de acumular bienes económicos de manera irracional, una codicia que no se sacia con nada, por eso se llama inconsciente y se llama arquetípica porque al parecer tiene componentes incluso genéticos y del inconsciente colectivo étnico propio de las naciones que sufrieron grandes carencias que pusieron en grave peligro incluso su existencia por las terribles condiciones climáticas que sufrieron sus antepasados prehistóricos, cuando sí morían pueblos completos por las hambrunas y las heladas.
“Se trata de una especie de locura por acumular sin medida, una urgencia por ganar bienes que no se saciará ni siquiera si ellos acumularan todo el oro del mundo, toda la riqueza de este planeta aunque dejaran sin comer a la totalidad de los humanos. Alguien ha dicho que es una especie de miseria del espíritu por lo que, siendo espiritual, no encuentra con que saciarse en este mundo. Así ellos acumularán dinero, bienes, sin detenerse jamás y en ninguna circunstancia, aunque pongan en peligro, de hecho ya lo han puesto, al mundo entero.
¡Dios! ¿Y eso es posible?
¿De qué habla usted?
Que haya personas así...
Está viendo usted a uno de ellos...
Todavía me cuesta creerlo...
Caminamos hacia la salida. Había sido una serie de impresiones tremendas ver a esos hombres.
¿Y qué van a hacer con ellos?, pregunté.
¿Qué se hacía con lo que compraban antes: colchones, tambores, refrigeradores, estufas, lavadoras, microondas o algo de fierro viejo...?
No sé..., se reciclaba, se desmembraba, lo que era posible se iba a reparación.
Lo mismo. Son seres humanos. No tienen razón, pero ¿quién la tiene? Excepto que el modelo que impusieron al resto de la humanidad nos puso en peligro a todos. Los que estamos suprimiéndolos en el sistema creemos que no tenemos la verdad, simplemente requerimos un nuevo sistema para que sobrevivamos todos. Eso es la prioridad por encima de cualquier otra. Ellos se tienen que reciclar. Sé que lo haremos. Hay conocimientos muy poderosos en el sistema de la ciencia actual. Pero, tiene usted razón, con ellos y con todo lo demás nos la estamos jugando. Así lo hemos hecho toda la historia. Hemos tenido victorias y derrotas. Pero hemos avanzado. También hemos retrocedido, para volverlo a intentar y aprender de las derrotas.
Nos despedimos con afecto pero sin tocarnos por si las dudas, por protocolo.
El camión empezó a caminar lentamente y sin dejar de repetir el pregón “Se compran cabrones, ladrones, golpeadores, granujas, estafadores, machitos miserables o cualquier clase de políticos viejos, corruptos y pendejos que vendaaan”.