Enstasis
Violeta
Ortega: Islera
Trabaja en el mundo invisible al menos tan
duro como lo haces en el visible.
Rumi
Islera es un homenaje a un toro bravo que murió en los avatares toreriles, pero no sin antes llevarse entre su cornamenta a, ni más ni menos, que el famoso torero llamado Manolete (si no mal recuerdo se llamaba Manuel Rodríguez). El toro se llamaba Islero. Su madre fue Islera. Hoy, Islera es una galería de arte. Se encuentra —precisamente como habitante de una isla, es decir, islera— en el corazón del más que populoso barrio de La Merced, otrora gran centro de abastecimiento citadino del que fuera Distrito Federal, en el mero Centro Histórico de la Ciudad de México.
Telar |
La actual exposición de Islera es el trabajo artístico de Violeta Ortega Navarrete. Ella ha trabajado, en otros momentos, con diversas técnicas, como el dibujo, el óleo; la acuarela e incluso el tejido, en el que ha ejecutado obra en diversos materiales incluido el metal.
Telar (Sin título)
Podría llamarse Laberinto en rosa
Hay
un bueno número de circunstancias que llaman poderosamente la atención tanto de
la galería como del trabajo de Violeta.
Telar (Sin título)
El púrpura y la rosa (Podría llamarse)
En
primer lugar es de destacar la ubicación de Islera. Pocos sitios de la ciudad
parecieran más ajenos a una galería de arte moderno, alternativo, incluso
vanguardista, que el famoso barrio de La Merced. Islera es una casona
posiblemente construida a inicios del siglo XX, si no es que antes. Es decir, la
construcción ya debe frisar el siglo de edad, si no es que se aproxima
vertiginosamente.
Tejido en metal con aplicación de algodón.
Telarañaberíntica (Bien podría llamarse)
Fue,
necesariamente, una casa habitación en casi toda su historia durante varias
generaciones de las familias Montes de Oca, Navarrete y Ortega (como detalle
anotemos que Violeta Ortega Navarrete nació en esa casa que hoy es Islera, es
decir, que da alojo a la galería). Hoy tal construcción ingresa en los catálogos
de la manifestación artística. Las calles en donde se encuentra Islera —en la esquina
de Adolfo Gurrión y Carretones— son albergue de negocios comunes en el sector:
abarrotes, restaurantes, puestos de tacos, tiendas de vasijas de plástico, de
jarcias y un largo etcétera. Ahí está Islera, con su decorosa austeridad, en
medio de la curiosa indagación y la extrañeza de sus vecinos comerciantes e incluso
de los habitantes del barrio.
Telar
(Podría ser) Microsarape metafísico
Apenas
hace unos días la revista Chilango ha hecho una brevísima reseña, más bien un
aviso de la existencia de Islera: https://www.chilango.com/cultura/galerias-arte-emergente-escondidas-cdmx/
Tejido en aluminio y aplicación textil
(El huevito de araña) Podría llamarse
La
obra de Violeta Ortega consiste, en lo material, casi sólo de tejidos. Aunque también
hay un par de trabajos en donde hace aplicaciones de hilo sobre tela y tres más
en los que combina metal con textiles.
Telar
Dulcísima gata esotérica (Bien podría llamarse)
En
algunas de las piezas el trabajo de la artista no deja de ser desconcertante. Siempre,
para intentar una caracterización de esta obra, habrá que decir que es un
ejercicio extremo de libertad.
Telar (sin título)
Irradiación cabalística (Podría titularse)
No
es ocioso señalar que cualquier actividad u objeto o texto que aspire a la
categoría de obra de arte, debe ejercer, antes que nada y sin restricción
alguna la libertad. Y, en efecto, la exposición de Violeta, titulada Enstasis,
es, antes que nada, libertad.
La
palabra que inventó —ejercicio libérrimo— la autora para nombrar esta
exposición Enstasis, define en buena medida al conjunto de la obra. Enstasis,
de En-simismamiento y Éxtasis.
Aplicación de algodón sobre textil
La insoportable tenuidad pastel (Podría titularse)
Las
diez piezas que forman la exposición Enstasis reflejan, sin lugar a
duda, las circunstancias que dieron origen al nombre de la exposición.
Tejer,
que es lo que principalmente ha hecho Violeta para esta exposición, es
construir sobre el vacío. Es necesario un truco muy astuto para empezar un
tejido de la nada y con tan sólo un hilo. Nunca deja de asombrar el hecho de
que las mujeres tejen, crean a partir de hilos hacen un entramado, lo dirigen,
le dan forma y entregan un objeto. Guardando la necesaria proporción es como
concebir, gestar y parir. En los hechos de este mundo tener una criatura es
incluso más fácil, sólo hay que hacer sexo y dejar que la naturaleza haga su
trabajo.
Aplicación de hilo de algodón sobre textil y marco de aluminio tejido
Antorcha Violeta en rosa (podría ser llamado)
Ensimismamiento
y Éxtasis son dos conceptos de la espiritualidad. Ambos implican el más arduo
trabajo posible en nuestro tránsito por este mundo: conocer a sí mismo. “¿Quién
es el mar, quién soy? Lo sabré el día / ulterior que sucede a la agonía” nos
dijo el iluminado Borges. Esa es la gran búsqueda. Y el encuentro es un
vislumbre que dice un atisbo de lo que quizá seamos. La obra de arte es el
descomunal atrevimiento de hacerlo saber al mundo. Decirlo todo: que es decir
nada. Eso que soy, ni siquiera yo mismo lo entiendo. Eso me recuerda, en el
ejemplo más simple, al irracional √2 = 1.4142135623…: decimal infinito no
periódico. El primer número irracional conocido de la historia humana, el que,
por cierto, dice la tradición, provocó una crisis tan tremenda entre los
pitagóricos; estamos unos 500 años antes de nuestra era —porque estos números
irracionales rompían con la armonía universal que se expresaba gracias a los
números racionales— que aquél que se atrevió a divulgarlo, Hipaso, fue
asesinado y se dice que lo ejecutaron los fieles al inmortal Pitágoras. Filósofos
ellos.
Pero
el número √2, aunque es infinito y sin periodo, se puede manifestar con
exactitud de milmillonésimas: simplemente trácese un cuadrado de medida
arbitraria, considérese que el largo del lado del cuadrado es uno; trácese la
diagonal del cuadrado. Ese segmento mide —dependiendo de la exactitud que se
hayan dado a los lados— √2, con una aproximación muy buena. Más, mucho más que
la necesaria para fines prácticos. Si se me disculpa la gran digresión, vuelvo
al tema. La definición de quién soy es imposible. Sin embargo, igual que √2,
que no se puede escribir porque es infinito, sí se puede hacer manifiesto muy
exactamente con un segmento. Igual, no sé quién soy, ni siquiera tengo una idea
aproximada, sin embargo, con la obra, con los bordados, con los tejidos, con
los dibujos (abstractos) es posible una aproximación, un atisbo de aquel
misterio.
Construir
es construirse. Crear una obra es crearse. No somos nadie, más bien somos nada
(si ni siquiera el sapientísimo Borges sabía algo de sí mismo). Sin embargo, en
la obra nos definimos, nos creamos. Incluso nos recreamos. Somos eso: la obra.
Recuerdo que Violeta cuando era una criatura de tres años de edad decía “Papá, ¿verdad que todo pasa?... hasta la ciruela pasa”. Hasta el infinito universo pasa, está pasando y concluirá. La obra de arte es el desesperado intento por detener el tiempo. Y el propio padre Cronos, tan despiadado, es muy clemente con la obra de arte. Incluso, con inefable candor somos capaces de decir que “La belleza es inmortal”. Y la obra de arte eso se procura: la belleza, lo que es decir la conmoción del alma de quien contempla la obra. Esa es la búsqueda del artista. Que es la búsqueda de sí mismo. Y sólo es posible, si se me permite el uso del neologismo de Violeta, mediante el Enstasis.
No hay comentarios:
Publicar un comentario