2023
Año
de mi general Villa
En la conferencia
mañanera del 2 de enero de 2023 apareció en la mampara y en la pantalla que
están detrás del presidente López Obrador la imagen de mi general Francisco
Villa y la leyenda: “2023 año de Francisco Villa. El revolucionario del pueblo”,
esta frase tanto en la pantalla en que proyectan imágenes y textos, como en la
mampara que está a la izquierda del presidente. Además, en la pantalla se observa
un fragmento de una fotografía ecuestre del general Villa que incluye sólo su
efigie: tocado por un ancho sombrero, casi de charro, sus cananas dobles
terciadas al hombro, sus bigotes icónicos y su mirada —¿será inercia por la
costumbre?, ¿será que el artista logró captarla?—, la mirada tremenda, todopoderosa,
penetrante, de aguda inteligencia de aquel hombre.
Pancho
Villa, nacido José Doroteo Arango Arámbula, vino a este mundo en el seno de una
familia de campesinos del segmento más pobre de los mexicanos. Debió volverse
bandolero durante más de la mitad de su vida y, dado semejante contexto,
aprendió de manera inmejorable un oficio inverosímil: el de liarse a balazos en
duelo a muerte contra la odiosa autoridad monstruosamente injusta de aquellos
tiempos en México.
Hombre
de preclara inteligencia llegó a ser un genio militar. Dueño de una
sensibilidad extraña, paradójicamente refinada, amó al pueblo y a los más pobres,
los que hoy solemos llamar personas socialmente vulnerables. De risa inmediata y
de lágrima fácil, el general Villa, era no menos iracundo cuando lo ameritaba
la circunstancia.Querido Pancho Villa: Eterno Femenino Ediciones
Siendo,
junto con Emiliano Zapata, la parte popular de la Revolución, fueron derrotados
por el grupo que se les oponía: Carranza, Obregón, Calles, los que
traicionándose unos a otros luego de eliminar no menos a traición a sus
contrincantes del segmento popular de la Revolución, fundaron el PNR-PRM-PRI. Y
sus herederos, igual o más corruptos que ellos, amenazaron, en algún momento,
con que sólo dejarían el poder como (sus abuelos) llegaron a él, a balazos.
Gracias
a Ochún no fue necesario. Luego de agotarse a sí mismos, el sistema, que
terminó por incorporar al llamado Partido (de) Acción Nacional para formar el
PRIAN, descompuesto hasta sus entrañas y ahogándose entre su propia pudrición y
sus crímenes, se vieron ampliamente rebasados por un movimiento nacional que
encabezó un hombre que tiene similitudes notables con Pancho Villa (salió de la
entraña más humilde del pueblo, igualmente marginado, no menos amante de su país
y más de su gente, de la misma manera asombrosamente astuto, no menos enamorado
del conocimiento y de la historia y tan valiente, osado e inteligente como el
llamado Centauro del Norte), hoy ese hombre es el presidente de todos los
mexicanos, Andrés Manuel López Obrador. Luego de anotar las coincidencias entre
ambos, destaquemos las diferencias: el uno es norteño, el otro del sureste;
Villa era, según lo han descrito “Un güerito requemado por tanta intemperie”,
el sureño es moreno y no menos trajinado en el ir y venir por todo el país; el
primero fue analfabeta hasta los 30 años; el segundo, aunque con penuria económica,
asistió a la universidad; pero vale la pena anotar que Villa admiraba a los
hombres ilustrados, amaba a Panchito Madero por su, según las entendederas de Villa,
enorme cultura y López Obrador es un buen conocedor de la historia de México y
día con día, en las llamadas mañaneras, demuestra que es poseedor de una
cultura más que aceptable; pero lo que más le ha valido a AMLO es el puntilloso
conocimiento que adquirió del sistema prianerredista, el que ha aplicado y
sigue haciéndolo con una destreza y sagacidad que asombran, igual que Pancho
Villa acumuló saberes invaluables del enfrentamiento a bala y eso le salvó la
vida muchas veces y lo convirtió en el dirigente popular (casi) más importante
de la Revolución. El del norte no tuvo más remedio que actuar violentamente, el
del sur soportó por décadas las agresiones que llegaron a ser incluso físicas
sin responder con violencia y sigue haciéndolo a pesar de que ocupa el más alto
sitial del poder en un país con tradición secular de presidencialismo omnímodo.
Las diferencias parecieran acercarlos.Autofoto con cartel
Francisco
Villa trascendió las fronteras, las épocas y también los espíritus, a pesar de
que los gobiernos priístas se esmeraron en ocultar sus hazañas inmensas. Y, si
empezaron a hacer intentos de reconocerlo sólo hasta 1976, fue para
apropiárselo, para usarlo en su beneficio político. Pero la gran fama del
general y sus inmensas virtudes llegaron hasta lugares remotos: Mao Zedong (antes
Mao Tse Tung) le dijo a Vicente Lombardo Toledano que él se había inspirado en
Villa para realizar la llamada Larga Marcha, que le dio la victoria en la
guerra civil china de los años 50. Vo Nguyen Giap, inmenso héroe vietnamita,
general vencedor de Francia al final del siglo XIX y de Estados Unidos en la
década de los 70 del siglo XX, dejó escrito en sus memorias que una de sus
brigadas de élite se llamaba Pancho Villa. El escritor José Santos Chocano, uno
de los grandes poetas del modernismo, oriundo de Perú, escribió un poema
dedicado a Francisco Villa que se llama Bandolero divino. Pero el acto
que demuestra la inmensa trascendencia de mi general es el hecho de que el
pueblo de México lo venera como si hubiera sido un santo. Aunque los ricos, la
iglesia católica y sus múltiples adversarios hayan considerado que era un
demonio.Bajo la égida de mi general
En
el Mercado Sonora, a un ladito de La Merced, lugar donde se encuentran todo
género de artículos, yerbas, efigies, amuletos, cartas de tarot o cualquier objeto
que sirva para realizar brujería, ceremonias esotéricas, hechicería o cultos
incluso satánicos o de chamanismo, wiccanos, de la Santa Muerte, de vudú o
santería, ahí es posible encontrar veladoras, estampas y hasta medallas que
contienen imágenes y oraciones a mi general, para rezarle y suplicarle algún
bien o de plano, un milagro. Porque Pancho Villa es milagroso. El pueblo
encuentra que su espíritu es demasiado poderoso, demasiado grande, capaz de
trascender la eternidad e influir desde allá sobre este mundo para defender a
los pobres, como hizo cuando cursó por este mundo. Potestad que el pueblo
mexicano le ha otorgado a Pancho Villa y, curiosamente, no le ha concedido ni a
Benito Juárez ni a Miguel Hidalgo ni a José María Morelos ni a Emiliano Zapata
ni a Lázaro Cárdenas, grandes héroes de los mexicanos, altamente respetados y
venerados, pero sólo como héroes (de los que vencieron y asesinaron a Pancho
Villa ni siquiera hablemos). Pancho Villa fue más allá, además de héroe y prócer
de la nación, el pueblo lo considera santo.Con Agustín Ramos, prologuista de Querido Pancho Villa
Y
el asunto no queda ahí. Mi novela Querido Pancho Villa fue presentada en
su más reciente ocasión, en la Feria del Libro del Zócalo en su edición del año
2022. Ahí una persona del público nos dijo que tiene un pariente que en el sur
de Estados Unidos se incorporó a una religión que tiene por supremo profeta…, sí,
atinaron, a Pancho Villa.Nótese la medallita con la efigie de mi general
Lo
único que le faltaba a mi general Villa, luego de las inmensas hazañas
militares en contra de dos tiranías, luego de sus grandes hechos en favor de
los humildes, sólo era que lo convirtieran en mártir. Y así lo hicieron los
corruptazos vencedores en la Revolución.Pequeña biblioteca villista
Hoy
el general Francisco Villa recibe un homenaje digno de su grandeza. El gobierno
de México emite un decreto que establece el año de 2023 como el “Año de
Francisco Villa, El revolucionario del pueblo”. Precisamente cuando se cumple
un siglo de su asesinato.AMLO y Pterocles, cada quien su chamba
Solamente
un gobierno popular, con una gigantesca alianza con el pueblo, emanado de lo
más profundo de los mexicanos, amante y protector de su pueblo, nacionalista a
ultranza y defensor de la soberanía nacional, gobernado por una especie de álter
ego de Pancho Villa (aunque también se parece a Benito Juárez y en algunos
aspectos a Panchito Madero) podía haber dedicado este año en homenaje a Francisco
Villa.Maestro Jesús Ortega, 100 años
En
este año, a un siglo de que mataran a mi general (por cierto, una coincidencia
más: si mi papacito viviera, en este 2023 cumpliría cien años, es decir, él
nació el mismo año, 1923, en que asesinaron a Villa) recuerdo un poema que está
incluido en el Canto General de Pablo Neruda y se llama Un canto a
Bolívar, vaya un fragmento, cuando se cumplen cien años de que Pancho Villa
dejó este mundo, pero es nuestro presidente Andrés Manuel López Obrador:
Yo
conocí a Bolívar una mañana larga
En
la boca del quinto regimiento
Padre,
le pregunté, ¿eres o no eres o quién eres?
Y
mirando el cuartel de la montaña dijo:
Despierto
cada cien años, cuando despierta el pueblo.
No
sé si haya mucha gente más contenta que yo —el que dedicó un par de años de su
vida a escribir una novela que se llama Querido Pancho Villa—, porque este
año se haya dedicado como homenaje a mi general Pancho Villa.
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