jueves, 11 de marzo de 2010

Y todo ¿para qué?

Y todo ¿para qué?

Pterocles Arenarius

Hoy publican todos los periódicos que Carlos Slim se ha convertido en el hombre más rico del mundo, que superó a Bill Gates y a otro ultramillonariazo gringo acumulando dinero. ¿Puede un país como México darse el lujo de contar con el sujeto más rico del mundo mientras entre sus ciudadanos se cuentan de los más pobres del mundo?
No debiera un país como México.
Pero, aparte de que México debiera permitirse ese disparate, ese síntoma de locura ─¿quién quiere ser el sujeto más rico del mundo si no un enfermo mental? ¿No hay cosas mejores en este mundo que acumular dinero a lo bestia, a lo enfermo, a lo maniaco? Por supuesto que sí las hay, pero hay gente de tan miserable espíritu que ni siquiera siendo demencialmente millonario logra paliar la miseria de su espíritu─; México quizá no debiera permitirse ese lujo estúpido: ¿Cuáles son los méritos de Slim para haber llegado a ese sitio que le otorga la detestable revista Fortune?
Digo, porque, por ejemplo, el recién superado Bill Gates llegó a volverse bestialmente millonario con trampas o no, haciendo chanchullos y corruptelas o no, mostrándose asquerosamente avariento y mezquino con los programas que inventa (o le inventan), pero Bill Gates ha venido revolucionando el mundo con la enorme cantidad de software que provee, por más que lo cobre quitándole un ojo de la cara a sus clientes por cada paquete. Pero Bill Gates no vive en un país que sufre hambre.
¿Y cuáles son los méritos de Slim, insisto?
Bueno, su principal mérito es ser un ladrón.
Pero más grande sin duda es el de ser un Gran Ladrón. Porque el señor Slim impone los precios más altos del mundo por el servicio de telefonía fija. Esto cualquiera puede probarlo, llame telefónicamente a Estados Unidos y se dará cuenta que hacerlo cuesta diez (o más) veces más caro de aquí pa’llá que de allá pa’cá.
¿Será porque somos más ricos que los gringos? No, simplemente es porque el señor Slim, al no tener competencia puede imponer los precios que se le hinchen sus insaciables güevos.
El precio de la internet es también uno de los más caros del mundo. Hay muchísimas ciudades de Europa y de Estados Unidos que gozan del servicio de internet de manera gratuita. Acá nos cobran casi 400 pesos cada mes por la modalidad más chafa de ese servicio.
Es decir, Carlos Slim se ha hecho el hombre más rico del mundo gracias a cien millones de pendejos. Pues sí, porque hay que ser pendejo para estar al tanto que Slim nos está robando y no hacer nada.
Mi teléfono está suspendido desde hace tres o cuatro meses.
No lo pago porque el poco dinero que logro allegarme no lo usaré para pagarle a este ladrón en vez de usarlo para comer (por cierto, con gran frecuencia me alimento en los comedores del Gobierno del DF, la comida no lleva caviar o filete roast beef, pero sí quita el hambre totalmente y cuesta sólo diez pesitos). También he logrado sobrevivir gracias a que en casa hay dos personas que gozan de las “becas para viejitos” que creó ─y cuyo otorgamiento a los habitantes del DF dejó convertido en ley─ Andrés Manuel.
Ayer mi madre me dijo después de comer: “Pues ya comimos un día más, gracias a Dios y a este señor”.
─¿Cuál señor? ─le pregunté casi con temor de que me fuera a contestar pues a mi nuevo novio que nos da dinerito para comer. No me parecería una buena idea para mi madre a sus 86.
─Pues Andrés Manuel. Él acabó siendo más cumplido que el hombre este ─dijo señalando vagamente con un movimiento de cabeza al estilo michoacano dirigido a mi padre─. Gracias a Andrés Manuel tengo despensa cada mes, me compro todo lo que quiero, no es mucho lo que nos da, pero es muy útil y ¿quién te los regala? Por eso yo quiero mucho a mi Andrés Manuel. Y no permito que nadie en mi presencia le diga Peje, ¿qué es eso? A él hay que hablarle con respeto.
─Bueno, sí, pero no tanto, madre. ─Le contesté y sin ganas de discutir, porque no permite que digas nada contra su Peje, digo, su Andrés Manuel.
Antier un imbécil me escribió un mensaje de correo electrónico diciéndome que había visitado mi blog y que le parecía que yo era un artista enojado. Agregaba que en vez de hacer berrinches me pusiera a trabajar.
Le contesté con unas cuantas mentadas de madre en contra del gobernador de Guanajuato, el presidente espurio Felipe Calderón y todos lo que tienen inmensas dosis de poder, como Carlos Slim.
¿De qué otra manera podríamos vivir si no es mentándoles la madre a los bandidos que han saqueado a México? Si están despedazando a este país, si no han logrado hacer que crezca en más de un cuarto de siglo y al contrario, mientras el país se pudre se permite que un mal hombre (medio enfermo mental) se vuelva el más rico del mundo usando en su beneficio un bien que nos pertenece a todos.
No olvidemos que Teléfonos de México era una empresa propiedad del Estado Mexicano y que Carlos Salinas se la “vendió” a Carlos Slim a plazos baratitos, de tal manera que Slim la “pagó” ya con las ganancias que le daba Telmex, pero más aún, el propio Salinas, a través de otro gran raterazo, su hermanito Raúl Salinas, le “prestó” unos cuantos millones de dólares para que Slim “comprara” Telmex.
Hoy Fortune dice que Slim es el más rico del mundo. ¿Por qué Fortune no dice nada de la fortuna de Carlos Salinas? Ah, porque recordemos que Salinillas también “prestó” dinero a su tocayo de apellido que no es su pariente, dice, pero yo no le creo, Ricardo Salinas Pliego para que comprase Canal 13.
Pero Fortune informa que en la lista de los más ricos del mundo están Roberto Hernández, el que recibió Banamex ya debidamente saneado por el gobierno a través del Fobaproa o IPAB, luego lo vendió al banco gringo Citybank y de los miles de millones de dólares que recibió no dio un solo peso de impuestos.
También está el pirrurris llamado Emilio Azcárraga, el hijito del Tigre Azcárraga, ese que administra la verdadera Secretaría de Educación Pública de México, Televisa. La gran prostituta y prostitutora, bueno, al fin tutora, aunque sea para prostituir.
Hablemos un poco de Televisa y Tv Azteca. Las empresas dedicadas a mentir de manera sistemática. Empeñadas (comprando todos los talentos posibles) a degenerar el buen gusto y el sentido crítico de los inocentes que ven sus programas. Televisa y Tv Azteca viven deshocicándose para ganar más y más dinero sin importarles que hay millones de personas que no saben leer ni escribir. Sin importarles que ellos, a través de la publicidad mentirosa sobre los alimentos chatarra, han logrado que México sea un país de gordos, desnutridos pero gordos. Somos el primer lugar del mundo en gordos tanto niños como adultos. Somos el primer lugar del mundo en consumir aguas gasificadas engordantes. Somos el primer lugar del mundo en comer los contradictoriamente llamados alimentos chatarra, papas Sabritas, Churrumais, Doritos, Cheetos, Krankis, Negritos Gansitos y cuanta mierda se les ocurre a los empresarios “industriales”, a los publicistas engañapendejos y a los dueños de las televisoras.
Otra gran hazaña de Tv Azteca es la transferencia de dinero a través de su empresa Elektra. Por hacer un envío de $200 pesos de Panindícuaro a México DF me cobraban 45 pesos. Si eso no es un robo ¿qué es? ¿Con cuánto dinero de los mexicanos indocumentados se quedarán estas ratas?, conste que el dinero ganado es EU está manchado de sangre y del sufrimiento de los millones de mexicanos que han perdido su país, su familia, su nacionalidad. ¿Y estos cerdos quedándose con ese dinero? Eso es no tener madre.
Eso es un crimen.
Ellos dirán al referirse a nosotros “Engañemos a estos imbéciles, les decimos que estos alimentos son lo mejor y, más importante, los deseducamos, los volvemos más estúpidos de lo que ya son y, una vez, estupidizados, les vendemos lo que se nos antoje”. El negocio es redondo: mientras más ignorantes los vuelven más les compran y mientras más les compran más ignorantes se vuelven.
Bonita camada de archimillonetas. Todos ellos engañando y robando a manos llenas a los empobrecidos mexicanos que, unos 30 millones de ellos ganan menos del salario mínimo, es decir, menos de cincuenta pesos diarios. Y 70 millones de mexicanos ganan cuando mucho tres salarios mínimos. Esto es simplemente monstruoso, unos cuantos hombres asquerosa, enfermizamente enriquecidos a costa de millones y millones de personas que sufren hambre. ¡Eso sí es ser miserable!
Por lo tanto, los verdaderos miserables son los ricos. Sí, porque a pesar de tener tantísimo dinero, quieren más (¡¡¡¡¡!!!!!). ¡Dios santo!, eso sí es enfermedad, eso sí es obsesión, no mamadas. Eso sí es miseria, porque es imposible de paliar tanta miseria interior ni siquiera con todo el oro del puto mundo.
No les importa robar abiertamente, aunque en el mundo sean conocidos como los grandes raterazos, no les importa que el país se esté destruyendo con la guerrita que su presidente pelele Felipe Calderón está ensayando necia y fracasadamente a costa de miles y miles de muertos. En México hay más muertos que en Irak, país en plena guerra contra la potencia con mayor poder de destrucción en la historia de la humanidad, Gringolandia.
No les importa someter al hambre a millones y millones de personas. Lo único que les importa es acumular dinero. Un dinero que no podrían gastarse en diez generaciones de sus descendientes sin trabajar. ¿No es eso enfermedad mental? ¿Y para qué?
Tanto dolor, tanta muerte, tanta miseria material, tanta mentira, tanto desperdicio, tanta destrucción de vidas, tanta destrucción de naturaleza, tanta ignorancia, tanta angustia, tanto sufrimiento de tanta gente ¿para qué? ¿No es eso enfermedad mental?