viernes, 10 de diciembre de 2010

Los concursos y las corruptelas

El filósofo de Actopan, invitado de honor.

Los concursos y las corruptelas
por el filósofo de Actopan, Xilectlícatl Caquizticáyotl.


Recordaba el artículo de Pterocles Arenarius que leí hace algún tiempo “¿Los escritores también?”, publicado en Tulancingo cultural hará como un par de años. “Nadie –que no tenga “su jurado”– gana los concursos literarios porque el ganador ha sido decidido antes del concurso y escogido entre los amigos del jurado que tenga más ascendencia sobre los organizadores.” Reflexionando sobre esto, pues uno prefiere darles el beneficio de la duda a ambas partes, tanto a los que acusan como a los acusados. Pero precisamente lo recordaba porque una amiga me comentaba que cuando se enteró de la última convocatoria de CECULTAH, fue el día de cierre de la misma, y que justo una semana antes había entrado a la página de este consejo de cultura para ver la cartelera y las convocatorias y no aparecía dicha convocatoria. Así, se ven tantas casualidades por ahí que uno se detiene a reconsiderar ese beneficio de la duda que otorgó.
El problema es que las mismas convocatorias se prestan a corrupción, a trampas por favorecer a los amigos o las conveniencias, y, entonces, uno se pregunta para qué tanto alarde de concurso si al final el premio se lo van a dar a quien ellos ya eligieron no por calidad literaria sino por calidad de ‘poder’, de privilegio, de monto o cargo, y este bello estado que me vio nacer no se queda atrás.
Yo me pregunto, ¿por qué no, entonces, mejor le dicen a su ‘amistad’ que presente una solicitud de recursos para su libro en cuestión y que CECULTAH dictamine que esta ‘amistad’ merece tal recurso por tales y cuales virtudes y de esa forma no juegan con las expectativas de los otros? porque quieren un ‘premio’ que señale que fue el elegido entre muchos otros, que fue el mejor, que destaque su trabajo, dejando así una estela de mentira.
Tenemos por un lado que los proyectos se envían con seudónimo con el fin de que los jueces no conozcan a quien están “juzgando”, lo que no da ninguna garantía al concursante de que en realidad se haya leído su texto con la excusa de que “perdió”, el anonimato propicia la corrupción pues cómo se comprueba que el proyecto concursante sí fue considerado y leído y calificado; en efecto, no hay manera y, así, tanto jueces como organizadores gozan del privilegio de otorgar un premio que pudo haber sido pactado previamente.
Por otro lado, a la entrega del proyecto a concursar, la institución da, a su vez, una firma o un sello o un documento que avala la recepción del proyecto, pero ¿qué pasa con aquellos que envían su participación al concurso vía correo postal o mensajería especializada si nadie les firma o sella la recepción? El funcionario en cuestión podrá alegar que sí lo recibió o lo contrario pero cómo se comprueba. Así, quedan prácticamente fuera de la jugada todos aquellos que tienen su residencia en otros municipios del estado y que no pueden viajar para hacer la entrega en persona.
Además de eso, tenemos que las convocatorias se publican con muy poco tiempo de anticipación a la fecha de cierre del concurso, tal ha sido el caso en los concursos estatales en, al menos, los dos últimos años, con excepción del último que apareció, qué curioso, ¿será que se percataron de que los concursantes potenciales ya se dieron cuenta? Y tienen la ventaja de que al publicarse por internet, pueden sostener que sí hicieron la publicación en tiempo pues en este medio no hay manera de comprobar que en efecto se hizo y así pueden evadir la responsabilidad.
Sumada a estas sospechas, está aquella de los becarios que han sido beneficiados dos veces, como si no hubiera más aspirantes en el estado de Hidalgo, pero, claro, la convocatoria admite la postulación repetidas veces, así que es válido. Sin embargo, deja la interrogante. Tal es el caso de la poeta hidalguense Antonia Cuevas que recibió la beca del FOECAH para escribir un libro de poesía, y un año después, recibió la beca para escribir un libro de narrativa, cuando se sabía que ella era poeta y no narradora, un año después ya lo era –también fue ganadora del premio Efrén Rebolledo de poesía–; esto es válido ¿por qué no?, pero existen otros aspirantes a la beca como narradores que tienen mucho más tiempo trabajando la narrativa y que no recibieron ni han recibido beca alguna. Y en este mismo caso de beca por segunda ocasión están Eric Valencia, Abraham Chinchilla, Miguel Assiaín. Por ahí cuentan que el Mastuerzo, reconocido músico tulancinguense, obtuvo una beca en 2008, y no por postulación, sino que le dijeron “preséntame un proyecto porque te voy a dar una beca”, ah, por cierto, ya había sido beneficiado en 2005. Esto hace inferir que, entonces, hay muchas becas, tantas que se puede volver a dar otra a uno que ya fue beneficiado con ella, o bien, que hay tan pocos artistas en el estado de Hidalgo, que son tan escasos que es necesario volver a dar beca a quien ya la tuvo para gastarse el recurso estipulado en este rubro. Esto no es así, hay muchos otros artistas (músicos, escritores, poetas, pintores, escultores, etcétera) que sí han postulado y se les ha negado. ¿Que los proyectos para solicitud de aquellos se presentaron mejor cubriendo todos los requisitos? Pues cómo no, si ya van por la segunda vuelta, ya se la saben.
Al final, todos los creadores de arte requieren estos apoyos porque en el medio del arte se requiere un esfuerzo extra en vista de que no da para el sustento, sin embargo, tendría que ser más equitativa la distribución del recurso. Si se piensa que el argumento es que determinados escritores o artistas son de bajos recursos, este humilde servidor respondería: estas becas NO son de ayuda social, no, estas becas son de ayuda artística, de apoyo literario, musical, etcétera, las ayudas “sociales” están en otras instituciones.
Las mismas convocatorias se prestan a corrupción y los artistas podrían decidir no concursar pero las convocatorias del Estado son para apoyar a la ciudadanía, por qué debemos permitir que continúen con sus corruptelas si al final es dinero nuestro el que se reparten. En este momento, lo más penoso sería que la misma gente que ya estuvo doce años en este consejo de cultura, continuara ahí, que es lo que aseguran algunos, pues ya es penoso percatarse de que esos doce años han creado una institución corrupta, viciada, un grupo de personas que ya saben cómo moverse para filtrar a los concursantes, para sortear a los suspicaces, para sustraerse de aquellos que consideran ‘peligrosos’ de ganar una convocatoria, para torear a los provocadores.
Al parecer, gran revuelo está causando la incógnita del próximo titular de CECULTAH, y si acaso el Lic. Francisco Olvera, gobernador electo, prestara atención a estas líneas, me tomo el atrevimiento de sugerirle que no ratifique a los mismos corruptos, porque este humilde servidor considera –contrario a lo que señala Fernando de Ita– que no somos cultos, no, sí tenemos mucha cultura propia, pero no es lo mismo que decir ‘somos cultos’, son dos conceptos distintos, nuestra cultura hidalguense es muy rica, sí, pero a los hidalguenses nos falta mucha cultura, somos incultos en cuanto a conocimientos, incultos en cuanto a las inmensas perspectivas que nos puede dar el arte, la literatura, la pintura, la música, y las necesitamos... urgentemente.






Se puede consultar la lista de becarios de CECULTAH en http://cultura.hidalgo.gob.mx/index.php?option=com_content&task=view&id=1009&Itemid=242.