viernes, 10 de diciembre de 2010

Los concursos y las corruptelas

El filósofo de Actopan, invitado de honor.

Los concursos y las corruptelas
por el filósofo de Actopan, Xilectlícatl Caquizticáyotl.


Recordaba el artículo de Pterocles Arenarius que leí hace algún tiempo “¿Los escritores también?”, publicado en Tulancingo cultural hará como un par de años. “Nadie –que no tenga “su jurado”– gana los concursos literarios porque el ganador ha sido decidido antes del concurso y escogido entre los amigos del jurado que tenga más ascendencia sobre los organizadores.” Reflexionando sobre esto, pues uno prefiere darles el beneficio de la duda a ambas partes, tanto a los que acusan como a los acusados. Pero precisamente lo recordaba porque una amiga me comentaba que cuando se enteró de la última convocatoria de CECULTAH, fue el día de cierre de la misma, y que justo una semana antes había entrado a la página de este consejo de cultura para ver la cartelera y las convocatorias y no aparecía dicha convocatoria. Así, se ven tantas casualidades por ahí que uno se detiene a reconsiderar ese beneficio de la duda que otorgó.
El problema es que las mismas convocatorias se prestan a corrupción, a trampas por favorecer a los amigos o las conveniencias, y, entonces, uno se pregunta para qué tanto alarde de concurso si al final el premio se lo van a dar a quien ellos ya eligieron no por calidad literaria sino por calidad de ‘poder’, de privilegio, de monto o cargo, y este bello estado que me vio nacer no se queda atrás.
Yo me pregunto, ¿por qué no, entonces, mejor le dicen a su ‘amistad’ que presente una solicitud de recursos para su libro en cuestión y que CECULTAH dictamine que esta ‘amistad’ merece tal recurso por tales y cuales virtudes y de esa forma no juegan con las expectativas de los otros? porque quieren un ‘premio’ que señale que fue el elegido entre muchos otros, que fue el mejor, que destaque su trabajo, dejando así una estela de mentira.
Tenemos por un lado que los proyectos se envían con seudónimo con el fin de que los jueces no conozcan a quien están “juzgando”, lo que no da ninguna garantía al concursante de que en realidad se haya leído su texto con la excusa de que “perdió”, el anonimato propicia la corrupción pues cómo se comprueba que el proyecto concursante sí fue considerado y leído y calificado; en efecto, no hay manera y, así, tanto jueces como organizadores gozan del privilegio de otorgar un premio que pudo haber sido pactado previamente.
Por otro lado, a la entrega del proyecto a concursar, la institución da, a su vez, una firma o un sello o un documento que avala la recepción del proyecto, pero ¿qué pasa con aquellos que envían su participación al concurso vía correo postal o mensajería especializada si nadie les firma o sella la recepción? El funcionario en cuestión podrá alegar que sí lo recibió o lo contrario pero cómo se comprueba. Así, quedan prácticamente fuera de la jugada todos aquellos que tienen su residencia en otros municipios del estado y que no pueden viajar para hacer la entrega en persona.
Además de eso, tenemos que las convocatorias se publican con muy poco tiempo de anticipación a la fecha de cierre del concurso, tal ha sido el caso en los concursos estatales en, al menos, los dos últimos años, con excepción del último que apareció, qué curioso, ¿será que se percataron de que los concursantes potenciales ya se dieron cuenta? Y tienen la ventaja de que al publicarse por internet, pueden sostener que sí hicieron la publicación en tiempo pues en este medio no hay manera de comprobar que en efecto se hizo y así pueden evadir la responsabilidad.
Sumada a estas sospechas, está aquella de los becarios que han sido beneficiados dos veces, como si no hubiera más aspirantes en el estado de Hidalgo, pero, claro, la convocatoria admite la postulación repetidas veces, así que es válido. Sin embargo, deja la interrogante. Tal es el caso de la poeta hidalguense Antonia Cuevas que recibió la beca del FOECAH para escribir un libro de poesía, y un año después, recibió la beca para escribir un libro de narrativa, cuando se sabía que ella era poeta y no narradora, un año después ya lo era –también fue ganadora del premio Efrén Rebolledo de poesía–; esto es válido ¿por qué no?, pero existen otros aspirantes a la beca como narradores que tienen mucho más tiempo trabajando la narrativa y que no recibieron ni han recibido beca alguna. Y en este mismo caso de beca por segunda ocasión están Eric Valencia, Abraham Chinchilla, Miguel Assiaín. Por ahí cuentan que el Mastuerzo, reconocido músico tulancinguense, obtuvo una beca en 2008, y no por postulación, sino que le dijeron “preséntame un proyecto porque te voy a dar una beca”, ah, por cierto, ya había sido beneficiado en 2005. Esto hace inferir que, entonces, hay muchas becas, tantas que se puede volver a dar otra a uno que ya fue beneficiado con ella, o bien, que hay tan pocos artistas en el estado de Hidalgo, que son tan escasos que es necesario volver a dar beca a quien ya la tuvo para gastarse el recurso estipulado en este rubro. Esto no es así, hay muchos otros artistas (músicos, escritores, poetas, pintores, escultores, etcétera) que sí han postulado y se les ha negado. ¿Que los proyectos para solicitud de aquellos se presentaron mejor cubriendo todos los requisitos? Pues cómo no, si ya van por la segunda vuelta, ya se la saben.
Al final, todos los creadores de arte requieren estos apoyos porque en el medio del arte se requiere un esfuerzo extra en vista de que no da para el sustento, sin embargo, tendría que ser más equitativa la distribución del recurso. Si se piensa que el argumento es que determinados escritores o artistas son de bajos recursos, este humilde servidor respondería: estas becas NO son de ayuda social, no, estas becas son de ayuda artística, de apoyo literario, musical, etcétera, las ayudas “sociales” están en otras instituciones.
Las mismas convocatorias se prestan a corrupción y los artistas podrían decidir no concursar pero las convocatorias del Estado son para apoyar a la ciudadanía, por qué debemos permitir que continúen con sus corruptelas si al final es dinero nuestro el que se reparten. En este momento, lo más penoso sería que la misma gente que ya estuvo doce años en este consejo de cultura, continuara ahí, que es lo que aseguran algunos, pues ya es penoso percatarse de que esos doce años han creado una institución corrupta, viciada, un grupo de personas que ya saben cómo moverse para filtrar a los concursantes, para sortear a los suspicaces, para sustraerse de aquellos que consideran ‘peligrosos’ de ganar una convocatoria, para torear a los provocadores.
Al parecer, gran revuelo está causando la incógnita del próximo titular de CECULTAH, y si acaso el Lic. Francisco Olvera, gobernador electo, prestara atención a estas líneas, me tomo el atrevimiento de sugerirle que no ratifique a los mismos corruptos, porque este humilde servidor considera –contrario a lo que señala Fernando de Ita– que no somos cultos, no, sí tenemos mucha cultura propia, pero no es lo mismo que decir ‘somos cultos’, son dos conceptos distintos, nuestra cultura hidalguense es muy rica, sí, pero a los hidalguenses nos falta mucha cultura, somos incultos en cuanto a conocimientos, incultos en cuanto a las inmensas perspectivas que nos puede dar el arte, la literatura, la pintura, la música, y las necesitamos... urgentemente.






Se puede consultar la lista de becarios de CECULTAH en http://cultura.hidalgo.gob.mx/index.php?option=com_content&task=view&id=1009&Itemid=242.

viernes, 17 de septiembre de 2010

Pe cuadrada

1.- Carta (privada) de Pablo Paniagua (PP)(*)

Estimado Pterocles.

Ya te comenté que me parece lamentable que nos estemos comportando como verduleras, y por ello te ofrezco un trato:

Contestas de manera educada mi comentario a tu carta, entrando en el debate de las ideas (donde corresponde: en la sección para los cometarios), y borramos el resto de las entradas.

No se vale que ataques personalmente a alguien por no tener tus mismos puntos de vista, es un comportamiento autoritario carente de toda moral. Yo me sé defender, y si me exhibes, a mí y a mi familia, yo hago lo mismo contigo, y me parece penoso que otras personas tengan que saber de problemas personales, y, a este respecto, te pasaste del la raya (yo no inicié este enfrentamiento).

Sólo te pido un poco de cordura e inteligencia, dejar a un lado la soberbia para no quedar en la web, ante los ojos de todos, como un par de pendejos.

Ahí está la oferta: borras las entradas ofensivas de ranaculta y de tu blog, y yo hago lo mismo.

Un cordial saludo y, desde aquí, te tiendo la mano.

Pablo

PD: Compórtate como una persona adulta.





Respuesta:





Pe cuadrada

Pterocles Arenarius

Bueno, para defender lo poco bueno que queda de este país yo sí me rebajo a que un imbécil —Pablo Paniagua (PP = P2 = pendejo al cuadrado)— se atreva a decirme verdulera. Más todavía, a que este pendejo al cuadrado me llame —aunque se incluya él mismo quizá como un “gesto de buena voluntad”— pendejo. Y a mucho más. Incluso a que me conmine con lecciones de moral invitándome a portarme como adulto. Este pobre imbécil sólo causa una risa de lástima. Veamos.
En mi país que se despedaza por lo malo que hacen y por lo bueno que se niegan a hacer algunos perversos servidores del dinero que dicen que nos gobiernan, recuerdo Alta traición, de Pacheco:

No amo a mi patria
su fulgor abstracto
es inasible
Pero aunque suene mal
daría la vida
por diez lugares suyos
cierta gente
puertos, bosques de pinos
fortalezas, una ciudad deshecha
gris, monstruosa
varias figuras de su historia
montañas
y tres o cuatro ríos.

Varias figuras de la historia de mi país, dice Pacheco. ¿Debo permitir que un escritorzuelo de undécima categoría, con todo desparpajo, venga y se cague en esto, diga que uno de esos personajes es un corrupto? ¿He ido yo a su tierra a hablar de su apestosa reina Isabel, eso sí, muy católica; de su obispo criminal y torturador Torquemada; del rey idiota Carlos IV; de su capitán genocida Hernán Cortés, del general hitleriano Francisco Franco, etc? Que no me venga un pendejete a hablar de Juárez. Lo he llamado pendejo, porque a un pendejo hay que llamarlo pendejo con todas sus letras, cuando con una de sus salvajes pendejadas nos ofende apelando a la vieja tradición de “Calumnia, calumnia que algo quedará”. Este pobre hombre ha demostrado reiteradamente su discapacidad argumentativa, a cambio exhibe una ejemplar vocación para enmierdar. Examinemos. Primero dijo que soy un mal padre (¡¿eso qué tiene que ver!?), luego dijo que si yo he ganado premios es porque son amañados. Eso sí me da risa. Pues quien lo desee puede comunicarse con Guillermo Samperio, Gerardo de la Torre, José Luis Rivas, Lazlo Moussong, Silvia Molina (hay facebook, twitter y blogs), quienes, que yo recuerde, han sido jurados de mis premios, ¡a los españoles del premio Irreverentes de Madrid cuyos nombres ni siquiera conozco! Sí, capaz que soy tan importante y poderoso que los soborné para que me otorgaran los premios. Estos escritores ni siquiera han de recordar mi nombre y si acaso el título de aquel cuento que, cada uno en su caso, premiaron. Es que P2 (*) no gana ni siquiera un puto premio de los amañados; ni siquiera en su país que hay cientos o miles de premios literarios.
Luego dijo que soy un cuentista mediocre o no sé qué. No defenderé mis cuentos, ellos se defienden solos. Todo lo que ha dicho no son argumentos, son maneras de enmierdar el mundo. Parece que su lema es “enmierdar, enmierdar y enmierdar pues cargo mierda que estoy a punto de reventar”. Su verdadera vocación es la de ser un mediocre lanzador de mierda. Es que para eso también se necesita inteligencia.
Como los políticos corruptos (“Todos los políticos somos corruptos, Juárez fue político, ergo, Juárez fue corrupto”), este P2 se aproxima —a través de sus balbuceos— a algo que él cree que es la literatura. Su problema es que lo hace con escasísimo talento pero armado de una inmensa soberbia y una incomprensible, insaciable urgencia de notoriedad. Y por ahí lo hemos visto en Guanajuato deshocicándose para que alguien lo considere artista en alguna actividad.
Dios santo, pero en fin, en esta vida hay que lidiar con los pendejos y cuidarse de ellos porque suelen hacer más daño con sus pendejismos que los malvados quienes, además, suelen utilizarlos. Yo me pregunto quién le manda al P2 meterse en lo que no le importa, entiéndase, atacar a Juárez sin tener vela en este entierro. Eso lo ha hecho merecedor de que le diga lo que pienso de él y la estatura que, por sus hechos, considero, se merece.
Su gran consuelo es lanzar mierda. Ahora me llama imitador de Bukowski y frustrado sexual. Esto, pienso, a nadie le importa. Aunque P2 regurgite tales sandeces, los cuentos, la novela, los premios ahí están. ¡Y vienen más!
Este imbécil o —si él prefiere P2— no debe sentirse ofendido, mis textos para él no son ataques, son parte de su diagnóstico. Yo sólo quería decirle su verdad en esta vida, verdad de la que no escapará ni con sus charlatanerías “plásticas” ni con sus tontos mamotretos quesque literarios. Para que no se meta en lo que no le importa.
P2 debe entender que lo dicho está dicho. Puede seguir basqueando tanta mierda que carga. Pues sí, lo he exhibido, para que sepa lo que pienso de él y para que, repito, no se meta en lo que no le importa y para que se le quite lo P2. A propósito, si alguien lo desea, puede “goglear” Madreardiendo y Bailarás; Por un pecilgo; La palabra escarnio; La fiesta; Memoria del Tártaro; Santo es el Señor; Santa sesión; La sacrílega victoria; Naturaleza moribunda frente a dos jóvenes…; El mensajero; Breve introducción al demonismo… ; La experiencia; Dos miradas, La niña de los besos; Papas, amor mío; Ese conecte; Preferir el mundo; Una muerte inmejorable; cualquiera de esos títulos junto con Pterocles Arenarius y se abrirá la narración correspondiente, de las que recuerdo que están en línea. Para que comprueben si lo que regurgita P2 es verdad o bien que se dedica sólo a enmierdar.
PS: Que no me estime P2, alguien que le diga que no me llame estimado, que no sea hipócrita. Por un lado lanza mierda y por otro pide paz.

(*) Léase pendejo al cuadrado.

lunes, 13 de septiembre de 2010

Pablito balbució un textito

Pablito balbució un textito

Pterocles Arenarius

¡Era Pablo, hombre, qué mala memoria! Bueno, Pablo, cuyo intelecto se ha mantenido toda su vida a Pan y Agua, por eso está tan endeble, se encabronó porque dije lo poco que sé de él. Y dale con los agujeros. Híjole, ojalá que no nos recete otra maravillosa exposición de hoyitos en cuadros en blanco. A propósito, el primer poeta que le dijo a una mujer que tenía dientes de perlas y labios de rubí era un genio. El segundo era un pobre pendejo. Duchamp tenía momentos geniales. Toda la caterva de "genios" que, imitándolo, han tratado de sorprender son... ¿qué serán?
Pablito me llama mediocre. No es la primera vez. En su aborrecible texto que él llama algo así como Cuento-ensayo ya lo hizo, para exhibir en lontananza su extraordinaria brillantez le atiza el vocablo a todos los millones y millones de sus estoicos lectores que han de aguantar a ojo atento la runfla de ofensas de Pablito. ¿Eso es literatura para él?
Ahora bien, yo soy, en ciertos ámbitos, extremadamente mediocre. Los premios Alaíde Foppa, bueno, ese me lo dieron en la universidad, cuando era estudiante de ingeniería, para reconocer mi inmensa mediocridad. El nacional de cuento Edmundo Valadés, porque mi estatura de mediocre adquirió dimensiones justamente nacionales. En Madrid, capital de la patria de este sedicente escritor a Pan y Agua, también reconocieron la gran mediocridad de mi novela Una muerte inmejorable, la encontraron entre las diez más mediocres de 174 otras, ésas sí novelas (no como las de Pablito) de sendos brillantísimos escritores de 16 países. Y hay otros premios dedicados a exaltar mi notabilísima mediocridad. Pero, bueno, ya...
Todos somos mediocres, exceptuemos a García Márquez o a gente de esa estatura. Pero ¿qué tanto lo será cada quién, Pablito? ¿Qué tan mediocre eres tú?
Sobre Juárez, en el fondo de todo, ¡salió el peine!, lo que le arde a los católicos ¿también al genial hartista Pablo Pan y Agua? es el hecho de que haya sido masón. Pues quién sabe, pero los masones son los que han escrito las mejores páginas de la historia de este país, como la de muchos otros. Ah, no, pero perdón, todo esto es parte de la conjura mundial de los masones, judíos, comunistas (en stand by, ¿no?) y ahora agreguemos a las feministas y los homosexuales, todos aliados contra el imperio de Diosito lindo.
Pablito acusa de manera por demás confusa a Juárez de ser similar, si no es que idéntico a ¡Carlos Salinas de Gortari! Lo que no dijo este inocente es que Juárez jamás tomó un centavo del erario y todos los liberales de aquel momento murieron en la pobreza. Claro, igualito que vive Salinas. Lo que hay que aguantar, que un pendejito españolito, autonombrado escritor, llame corrupto a Juárez. La pobrecita Santa Iglesia de los pederastas fue sumida en la total pobreza por el Diablo Juárez, sí, desde entonces esos santos señores viven muy humildemente, como los más pobres de México, ¿eso te duele, Pablito? Digo, porque tú lo traes a cuento.
Sobre el asunto de mis hijos, bueno, hay una pequeña diferencia, yo jamás he escrito una novela sobre mis "tragedias" personales, en cambio él me llevó hasta mi casa un confuso tabique de lamentaciones que él llamaba novela. Te digo, Pablo, te dije, no te pelees con tu mujer, o si lo haces no escribas de eso. O si lo escribes no lo andes enseñando. Hay que tener un poquito de vergüenza. Sobre si soy buen padre o no o si abandoné a mis hijos, pues ya rebajaste esto al nivel de chisme de pueblo. Eso es muy personal y nunca lo he andado divulgando como otros. Es que eso era su "novela" y Pablito cree que todos somos iguales.

domingo, 12 de septiembre de 2010

Primero Benito Juárez García... Y luego...

Primero Benito Juárez García

Pterocles Arenarius

Para Zoe
Para David
Para Violeta
Para María

“Mis dichos son hechos” es una de las frases más grandes de Benito Juárez. Lo más importante de su vida es que las cosas que dijo las llevó a la práctica y a la concreción, se volvieron verdades tangibles. A Benito Juárez debemos ser un gran país, a pesar de tantos ladrones y asesinos priístas e hipócritas, raterazos y persignados panistas.
Porque somos un gran país. Entre los diez más grandes de territorio y de población en el mundo y nuestra cultura, como la de casi ninguna otra nación en el mundo, data de hace más de tres mil años.
Juárez y el grupo de los liberales lograron que lo mencionado se integrase formalmente en una nación, se consolidara como la patria de (hoy) 100 millones de personas, se diera una norma legal que por primera vez nos rigiera y nos hiciera iguales, nos diera ciudadanía y nos incluyera en el concierto mundial como una nación civilizada.
Luego de una lucha desigual y que en algunos momentos parecía perdida contra el más grande poder existente en México: la iglesia católica, los ricos de aquel tiempo e incluso el ejército, en la Guerra de Tres Años, las fuerzas liberales, con Juárez al frente de ellas, consiguen una gran victoria; una de cuyas últimas batallas o al menos la última gran victoria ocurre precisamente en Silao, hecho al cual este municipio debe su nombre oficial Silao de la Victoria.
Juárez acumula las dotes de los hombres verdaderamente grandes. Pocos protagonistas de nuestra historia se han enfrentado a más grandes adversidades. Su serenidad ante las más adversas condiciones nos dan una idea de su inmenso poder espiritual. El mismo Guillermo Prieto, cuando narra en sus memorias la ocasión en que, en Guadalajara, al caer en manos de soldados enemigos, Juárez, de frente ante la muerte, se mantiene impasible, mientras Prieto apela a sus propias emociones aunque también a un valor suicida no menos que al amor y la admiración que siente por Juárez y en un arranque de retórica, de gran valor y no menos fuerza espiritual, logra conmover a la soldadesca y le salva la vida. Hasta esos extremos de desamparo llegaron estos grandes hombres en aquella lucha. Pero su grandeza explica su victoria. El grupo de los liberales colaboradores de Juárez eran verdaderos gigantes que lo mismo trabajaban como legisladores, ministros, militares, gobernantes, diplomáticos, administradores, políticos y, ya en sus ratos de ocio, fundaron la literatura mexicana. Y todo en un mismo sujeto, como Ignacio Ramírez o Guillermo Prieto o Melchor Ocampo, etc. Más sucintamente digamos que los liberales, con Juárez a la cabeza, crearon a este país. Antes de ellos México no existía. Es con los liberales cuando se concibe por primera vez en la historia lo que habría de ser hasta este momento el país que habitamos.
Benito Juárez García, proviniendo del estrato social más marginado y paupérrimo de este país asciende en la escala social hasta la cumbre más alta. Pero no sólo eso, termina siendo, hasta este momento, el más grande estadista, de nuestra historia. A Juárez debemos el inicio de la construcción de lo que hoy es México y que —debido a lamentabilísimos retrocesos— no ha terminado ni siquiera de cumplir con las tareas que ya Juárez previera e iniciara a resolver.
Si en su vida pública sus actitudes validan su grandeza, no hay mejor que las opiniones de la intimidad para tener una estatura de don Benito. Nos dice su esposa Margarita Maza que “Benito está muy feo, pero es muy bueno”.
Las reformas realizadas por Juárez luego de la Guerra de Reforma, provocaron un fervoroso odio entre los conservadores (por cierto, todos ellos miembros de la religión esa que predica “amar a tu prójimo como a ti mismo”: la católica).
Hay una falacia que hasta la fecha los católicos que no han dejado de respirar por la herida esgrimen contra Juárez: los famosos tratados McLane-Ocampo. Según eso, los gringos recibirían ad aeternum la concesión de transitar por el istmo de Tehuantepec y derechos sobre otros territorios nacionales. La paga de los gringos sería de cuatro millones de dólares. ¿Dónde están los usufructuarios de esta ventajosa transacción? ¿Dónde los gringos invasores y transgresores de la soberanía nacional? No hay tales. Porque el tratado no se llevó a efecto. Eso no existe, se quedó en el territorio del hubiera.
Al final, los tratados McLane-Ocampo son simplemente un cálculo político muy bien hecho por Juárez quien, al final, se salió con la suya (para nuestro bien) y no pagó la ciertamente onerosa concesión. Es, ¿por qué no?, una hazaña más del Benemérito. Los católicos siempre dicen “Si se hubieran realizado los Maclein-ocampo”. Si se hubieran, pero como no se hubieron, eso no existe. Lo que no se quedó en el “hubiera” fue la invasión francesa, facilitada y prohijada por los conservadores católicos, la que le costó a México su soberanía durante los tres años que duró el llamado imperio y la sangre de miles de los habitantes de este país. Por fortuna —y una vez más gracias a Benito Juárez— ese imperio fue destruido y el invasor expulsado.
Esto es lo cierto y esos los hechos. Por eso recordamos a Benito Pablo Juárez García, como uno de los grandes benefactores de nuestro país y el verdadero padre de la patria. Como lo escribí en la carta al alcalde de Silao de la Victoria, Benito Juárez es el único de nuestros grandes hombres que no fue derrotado. Esta nación ha dado grandes hombres, quién lo duda, desde Cuauhtémoc, Juana de Asbaje, Hidalgo, Leona Vicario, Morelos, Guerrero, Gertrudis Bocanegra, Zapata, los Flores Magón, Villa… y muy pocos más. Pero todos derrotados, asesinados, traicionados. Juárez es el único victorioso. Curiosamente, revisemos la historia, contra todos ellos estuvo siempre la iglesia católica, esta de los cientos de curas pederastas en todo el mundo. La iglesia católica siempre, a lo largo de nuestra historia, ha estado en favor de las peores causas y contra los intereses de los mexicanos. No han fallado ni una sola vez.

Y luego para un tal Paniagua

Bien, pues a raíz de la carta dirigida al alcalde de Silao, un señor de apellido Paniagua escribió unas líneas contra Juárez recordando el susodicho tratado McLane-Ocampo. Con lo cual, sin duda, le hace el trabajo sucio al panista alcalde de Silao de la Victoria. Y si no era esa su intención, eso es lo que está haciendo. Con un pequeño agravante, ese señor Paniagua no es mexicano. Es español, según entiendo.
La primera noticia que tuve del individuo de apellido Paniagua que vive en Guanajuato capital, fue por allá del año 2003, cuando la brillante poeta, hoy maestra en ciencias y candidata a doctora en letras, Asunción Rangel, quien trabajaba en el diario Correo, lo entrevistó y, rigurosa, pero también visionaria, publicó que este señor desconocía quien era Juan Rulfo. Recuerdo que la entrevista se publicaría en dos partes, pero Paniagua se enfureció al ser evidenciada su ignorancia y la Choni, Asunción Rangel, evitó publicar la segunda parte de la entrevista.
Un segundo encuentro con Paniagua (perdón pero he olvidado su nombre de pila), ocurrió cuando éste realizó una exposición, ah porque era ¿o es? hartista plástico. Yo publicaba en el periódico Correo un artículo semanal sobre temas de cultura. Paniagua, si no mal recuerdo, envió una carta al periódico para invitar a que se hiciera una reseña de su exposición. Me mostraron fotografías de los cuadros de Paniagua. Eran lienzos en blanco con agujeros. Me pregunté ¿qué es esto? “Es la obra plástica del señor Paniagua”. Ah, cabrón, me dije y me puse a pensar, no vaya a ser un genio y haya en estos agujeros algo prodigioso. Revisé bien las fotos y, cuando sentí estar listo para ir a ver la exposición, llegué a una serie de conclusiones. Sí, concluí que, en efecto, había algo en los agujeros esos: charlatanería, unos deseos inmensos de notoriedad, una gran hambre de fama, por favor, en ese pueblo. Pero además, mucha ingenuidad y una pretendida astucia para tomarnos el pelo. Nunca fui a la exposición. Pero escribí, como no, una reseña que se llamó Los hoyos de Paniagua. Si alguien quiere, puede buscarla en la hemeroteca de la Universidad de Guanajuato, está en el periódico Correo, allá por el año 2004. La exposición paniaguadesca era una tomada de pelo. Yo escribí y publiqué un artículo de puras mamadas, lo reconozco. La exposición no daba para más.
Recuerdo que Paniagua no entendió mi artículo o no lo leería, porque cuando me lo encontré en la calle me saludó muy sonriente y agradeciéndome la reseña. Pocas semanas después alguien le explicaría (o sería que al fin lo leyó) y me retiró el saludo. Yo viví compungido un par de años.
Pero Paniagua se retiró de las artes plásticas y, ¡qué creen?: ¡Se volvió escritor! Un mal día, quizá por el 2005 me otorgó otra vez el privilegio de su saludo, el interés tiene pies y me llegó con un mamotreto. Era una “novela”. Quería que la leyera y le dijese mis más encendidos elogios. Le dije que sí. Aunque desde el título me hizo desconfiar: “Cómo perdí a mi hijo”, o algo así era su prometedor encabezado. Consistía en una lastimera historia de la forma en que su ex esposa le quitó la patria potestad de su hijito. Lo cual se infería antes de la primera cuartilla de lamentable prosa lloriqueante. Me pregunté “¿qué le digo?”. Lo más sensato era decirle, “Pues para qué te peleas con tu mujer, pero, oye, procura no escribir eso. O si lo escribes, no se lo enseñes a nadie”.
Ya como en el 2008, y siguiendo su fulgurante carrera literaria, escribió una historia (otra “novela” que por cierto puede leerse en internet), sobre un personaje entre Cristo, Supermán o Batman, como se prefiera y Paniagua. El personaje tenía algunos defectos (graves) de construcción: además de ser mariguano, salvar al mundo, tener una amante de raza negra y madrear —a punta de karatazos— en la calle a los borrachos que le insultaban a su amada, era monstruosamente ingenuo. Ridícula, estúpidamente ingenuo. Pero, bueno, salvaba al mundo en contra de los malos. Ay, cabrón.
Paniagua hizo el tiraje de mil ejemplares de esa “novela” y también quería que la leyera y le hiciese la consabida reseña. ¡Pero además quería venderme su libro en 80 pesos! Le dije que no, que no se lo compraba. Que sí le haría la reseña, pero no se lo compraba. Hice bien en no pagarle los 80 pesos, lo hubiera lamentado. Intenté leerla, pero no pude pasar de dos cuartillas y me metí otra vez en el brete. Me dije: “Yo no voy a leer esto. Ni siquiera lo haría si me pagaran. ¿Y ahora que le digo?” La reseña (todavía) me niego a hacerla, de hecho ya le dediqué estas líneas. Es demasiado.
Luego escribió algo que llamó cuento-ensayo, o algo así. Tengo idea que el texto llegó a mis manos. Pero se permitió el señor enviármelo por correo electrónico. Era una confusa diatriba en la que expresaba sus terribles frustraciones por su gran fracaso en la vida o la larga serie de éstos. Pero de alguna manera se manifestaba agresivamente acerca de “mis” fracasos dirigiéndose a mí como lector y llamándome mediocre. Yo dije “este pobre güey trae demasiada mierda adentro y con este texto hediondo me la quiere echar encima”. Dejé de leer esa porquería agresiva y frustraneogénica. En este texto Paniagua si logró romper con todo. Se lanzó a insultar a sus supuestos lectores y a vacunarlos contra toda prosa o leyenda que proviniera de su aturdida autoría.
Yo siempre he pensado que el arte, la literatura, es seducción, es algo muy cercano al amor. Más todavía, pienso que es amor, pero expresado en letras o en imágenes o en sonidos, etc. El espectador se convierte en un ente pasivo, dispuesto a ser seducido, a que el autor de una obra plástica, musical, dancística, literaria, se apropie de él para hacerlo gozar espiritualmente en una especie de clímax, de orgasmo del alma. El espectador, en actitud femenina, se entrega al que lo sedujo, lo ama, porque el acto creador es un acto de amor, más aun, de comunión. Y corresponde a los dos re-crearla, autor y espectador, ambos, crean la obra. Si un imbécil no sólo no pretende seducirme, sino trata de cometer un acto de violación, de echarme encima sus frustraciones, su odio y su incapacidad de lidiar con sus propios fracasos y mediocridad… pues simplemente lo mando mucho a la regran chingada. Ese era el principal defecto de aquel Cuento-ensayo o algo así.
Por ahí escribió un cuentito chistoso, del absurdo. Jorge Olmos Fuentes, el poeta, tuvo a bien incluirlo en su antología del cuento guanajuatense Una cierta alegría de no saber a donde vamos. Está bien. Es valioso que también este tipo de autores se encuentren en las antologías.
Ahora, el insigne creador de aquel Cristo-superbatman-mariguano-cogelón y madreaborrachos callejero, pretende opinar sobre Benito Juárez. Y, erudito, nos quiere recordar los tratados McLane-Ocampo. Yo me pregunto, ¿por qué un español bastante charlatán, advenedizo en sus intentos “literarios” y con falsas pretensiones de artista se atreve a opinar sobre Benito Juárez? ¿Quiere limpiar las cloacas de los gobiernos panistas guanajuatenses para congraciarse con ellos? ¿Sabe Paniagua que si se mete en asuntos políticos en México está violando la ley de nuestro país?
¿Qué le parecería a este español hartista (porque muy pronto deja hartos a sus espectadores) que un mexicano opinara sobre la limpieza étnica y expulsión de judíos, islámicos, gitanos y todo sujeto con “impureza” de sangre que hicieron los reyes católicos —por cierto, Isabel, es fama, se bañó dos veces en su vida: a qué apestaría aquella mujer, la reina de los que vinieron a “civilizar” a una de las culturas primigenias de este planeta—, o de la catástrofe demográfica (exterminaron a unos veinte millones de indígenas en menos de un siglo) que en su inmensa estupidez, su monstruosa crueldad y su ambición sin límites por el oro provocaron sus antepasados en estas tierras? Y, ¿para qué? Para que en los tres siglos de dominación colonial en América, España se volviera un país de tercer mundo luego de que las inmensas riquezas robadas en América, los españoles permitieran que ingleses, holandeses y franceses se las arrebataran para convertirse en las primeras naciones del mundo en el siglo XIX.
Aceptaría que un conservador católico mexicano —alguno de estos panistas ignaros que dicen gobernar Guanajuato, empezando por el gobernador Juan Manuel Oliva o sus adláteres— acometiera contra Juárez. Que me recordara, para refutárselo, los famosos tratados multimencionados. Pero de un pseudo artista extranjero, ignorante y que además está violando la ley mexicana, simplemente no lo acepto e invito a las autoridades a que procedan según lo conducente. El pleito es político y es con el alcalde de Silao de la Victoria (de los liberales).

jueves, 9 de septiembre de 2010

Carta al Johnny, alcalde de Silao

Carta al alcalde de Silao

C. Juan Roberto Tovar Torres, presidente municipal de Silao de la Victoria, Guanajuato. Señor:

Veo con asombro que su gobierno ha decidido retirar el monumento al Benemérito de las Américas (la América hispanoparlante, la francófona y la anglófona) que se encuentra en la entrada de Silao, en territorio de este municipio. Esto me ha provocado las siguientes preguntas:

1. ¿Piensa que retirando el monumento a nuestro más alto prócer conseguirá demeritar la inmensa estatura de Benito Pablo Juárez García, segundo padre de la patria?

2. ¿Supone que al retirar este monumento logrará que los mexicanos que admiramos al más grande político y estadista mexicano de la historia –único de nuestros héroes victorioso– dejemos de venerar su memoria?

3. ¿Cree usted que no reclamaremos este dispendio sin más objetivo que satisfacer su odio (risible si no fuera porque usa los dineros del erario) y su intolerancia proveniente de su catolicismo trasnochado?

4. ¿Por qué sembrar más enconos, por qué ofender a los juaristas con este alarde de autoritarismo barato?

Responda, señor presidente municipal, o aténgase a que los que no estamos de acuerdo con esta barbaridad, en uso de nuestros derechos constitucionales, organicemos actos de protesta para reclamar esto que es un agravio, un acto de voluntarioso autoritarismo y un despilfarro.

A sus órdenes.

Pterocles Arenarius (Jesús Ortega Rodríguez), escritor

martes, 10 de agosto de 2010

¿Quién comete un crimen?

¿Quién comete un crimen?
Pterocles Arenarius

Alguien está cometiendo un terrible crimen. El Gobierno del Distrito Federal (GDF), cuyo poder legislativo ha hecho legal la interrupción del embarazo hasta antes de las doce semanas (beneficio al que se han acogido 22 mil 198 mujeres sólo en el 2009) o bien el gobierno de Guanajuato que ha sentenciado a la cárcel a Araceli Camargo, Yolanda Martínez, Ana Rosa Padrón, Susana Dueñas y Liliana Moreno con penas que van de los 20 a los 30 años de cárcel.
¿Quién está cometiendo el crimen? ¿El poder judicial del soberano estado de Guanajuato metería durante veinte o treinta años a las 22 mil 198 mujeres que han abortado con asistencia de la autoridad en el DF?
El GDF, sin duda, daría libertad sin más averiguaciones a las mencionadas Araceli, Yolanda, Ana Rosa, Susana y Liliana.
Aquí hay un conflicto muy grave. Vivimos en el mismo país y mientras Guanajuato trata a sus mujeres como si vivieran en la edad media o en Irán, les desgracia la vida a las que abortan, el Distrito Federal no sólo las perdona ¡sino que las ayuda a abortar (antes de las doce semanas de preñez) y las protege!
No es ocioso señalar que esto es una clarísima evidencia de la brutal división que hay entre los mexicanos. Un estado castiga y el otro colabora con las mujeres que hacen la misma acción: abortar. Por cierto, una pregunta a todo el poder judicial guanajuatense: ¿a cuántos años —¿20, 30 ó 40?— condenarán a todas las mujeres guanajuatenses que están viniendo al DF a abortar gratuitamente y con asistencia médica?
Debe estar muy contento el señor Calderón, pues él siempre ha trabajado en los hechos para provocar el encono y la división entre los que dice gobernar (aunque en las palabras llame a la unidad y nos pide que lo apoyemos).
Hay un señor —con notable debilidad argumentativa (y también mental, como otro que dicen que nos gobernó y que se apellida Fox)— quien arguye que las mujeres mencionadas están en la cárcel por infanticidio y no por abortar. Sus dichos —que no argumentos— son idénticos a los del desvergonzado Norberto Ribera, protector del cura pederasta Nicolás Aguilar Rivera, violador de más de ¡doscientos niños! Ribera llama aberrante la decisión de la Suprema Corte de Justicia cuando ésta, en una de sus pocas decisiones lúcidas, determinó que la celebración de los matrimonios homosexuales es un acto legal y que tales uniones deben ser reconocidas en todos los estados de la federación. Lo aberrante, dado caso, es que un jerarca de esa camarilla de abusadores sexuales en que se ha convertido esa iglesia, se atreva a meterse en las vidas ajenas mientras trata de ocultar la vasta pudrición moral en que han incurrido cientos de sacerdotes en todo el mundo católico y al menos uno de sus subalternos correligionarios al que él sigue protegiendo.
Los católicos dicen que el aborto siempre viola las leyes de Dios. Primero que nada anotemos que, como dijo Friedrich Nietzche, “Dios ha muerto”, si es que alguna vez estuvo vivo. Y también, como dijo Dostoyevski (y con su perdón): “Si Dios no existe todo está permitido”. En la práctica de la dura realidad, la historia nos ha probado millones de veces que Dios no existe, o bien que sí existe, pero está tan ocupado en los altos asuntos del gobierno del universo que le importa un miembrillo lo que hagamos acá abajo, en el planeta Tierra. Es decir, desde siempre Todo está permitido.
Por eso los hombres —sin esperar intervenciones divinas— inventaron las leyes.
Las leyes son para que las cumplamos todos, porque nos garantizan que no todo estará permitido, que ningún sujeto con cualquier forma de poder abusará de nosotros. Porque independientemente de la edad, la condición socioeconómica, el color de la piel, la preferencia política, musical, deportiva o sexual, todos somos iguales, tenemos los mismos derechos, ante la ley. Ningún heterosexual tiene derecho, de ninguna manera, de imponer sus gustos sexuales a nadie. Igualmente, un homosexual no puede obligar a nadie a que adopte sus preferencias sexuales.
En segundo lugar —y como opinión muy personal— sostengo que si hay leyes divinas, ésas son las que nos impone la naturaleza (la gravitación, el electromagnetismo, la inevitable muerte y la también inevitable vida, entre muchas más). Ahí hay una clave esencial: la vida de una mujer que aborta no se pone prácticamente en peligro si lo hace dentro de las primeras doce semanas de embarazo. Después de las doce semanas de gestación la vida se vuelve inevitable, a menos que la mujer también ponga en peligro su existencia. La naturaleza le impone ese lapso a las mujeres, a la vez que se lo da para que en esos tres meses decida si desea mezclar su esencia con la de ese hombre que engendró una vida en ella, quizá contra la femenina voluntad.
Si una mujer ha sido violada, su derecho mínimo e inmediato, lógico e irrenunciable es el de abortar al engendro del criminal que abusó de ella. Pero no sólo en ese caso. Su una mujer tuvo relaciones sexuales sin cuidarse y con una persona con la que no tiene una relación afectiva estable, también tiene el derecho, en los mismos términos que en el caso anterior, de abortar.
Si una mujer quedó embarazada de su marido o de su pareja, pero es quien afectivamente ya no la satisface y desees separarse de él: es su derecho abortar. Si una mujer tienen cuatro, cinco o seis hijos y quedó embarazada sin desearlo, tiene todo el derecho de abortar para no empobrecer (ya mucho nos han empobrecido los políticos del PRI durante más de 70 años e igualmente o más han hecho los del PAN en los últimos diez. E impunemente todos), para no empobrecer, decía, el nivel de vida de sus hijos. Para todos esos casos, madre natura da a las mujeres esos tres meses de gracia, para que aborten, para pensar sin riesgos si es su deseo gestar y dar a luz o abortar. Lapso muy razonable para pensar con detenimiento.
No es posible aceptar que un grupo de fanáticos obnubilados por sus dogmas pretendan imponer sus ideas moralinas muy personales a toda la sociedad y mucho menos que pretendan castigar a quienes no piensan como ellos.
¿Si el PAN gobernara el DF metería a la cárcel a las 22 mil 198 abortadoras de 2009? ¿Quién está cometiendo el crimen, el GDF al ayudar a abortar a tantas mujeres, incluso guanajuatenses o el gobierno de Guanajuato que ha condenado a una muerte práctica de 20 o 30 años a mujeres mexicanas que en el DF serían inocentes? ¿Quién ha provocado que estemos tan monstruosamente divididos?
Al final, creo que nadie quiere abortar, ni nadie quiere que alguien aborte. El aborto es una decisión extrema ante una situación terrible que suelen darse en esta vida. Nadie quiere obligar a nadie a que aborte, pero las que quieran hacerlo están en su derecho, a pesar de sujetos que viven en el siglo XIV y creen que su autoridad es la Santa Inquisición. El estado no es el dueño de los vientres de las mujeres y no puede obligarlas a la maternidad.

martes, 6 de julio de 2010

Contra Gombrowics

Contra Gombrowics

Pterocles Arenarius

Para María

La poesía es la única
prueba fehaciente de
la existencia del hombre.

Luis Cardoza y Aragón



“Los versos no gustan a casi nadie”, dice con singular desparpajo Witold Gombrowics (WG). Sí, lo creo. Las grandes multitudes se informan (¡y creen lo que les notifican!) por los noticieros de la televisión, esa bestia embrutecedora, vendida al poder y también, dado caso, compradora de poder en sus peores versiones. Bestia que hoy mismo anuncia productos que en quince días nos rejuvenecen diez años, zapatos que al usarlos diez minutos cada tres días nos harán bajar dos kilos y medio por semana y miles de mentiras a cual más delirante. ¿El objetivo? Ganar dinero que, si pensamos un poco, es algo así como robar, abusar de la estupidez de su público. Y esto sin contar con sus “noticieros” que son más bien una sarta de mentiras y manipulaciones para allegarse el poder político o servirse de él. Hoy la televisión es ama del poder, el presidente su sirviente y la ciudadanía su campo de experimentación y explotación. La televisión, hoy, en México, es la verdadera Secretaría de Estupidización Pública.
La televisión es una bestia hambrienta de dinero, entre más sucio, mejor. ¿Quién va a leer poesía de esos millones de idiotizados por tanto programa para insultar y degradar a la inteligencia?
Es cierto lo que afirma Gombrowics: “Los versos no gustan casi a nadie”, excepto a aquellos a quienes (y conozco decenas) algunos versos, la obra de algunos poetas, les han cambiado la vida.
Aunque WG confiesa que “cuando la poesía aparece mezclada (…) tiemblo como cualquier mortal (primero digamos que se permite a los más feroces detractores de la poesía, hacer poesía para atacar a la poesía, ¿o no WG?).
WG tiene un grave problema , aunque encuentra la poesía, la distingue e incluso reconoce que la poesía lo ha tocado, le choca, dice, la “poesía pura”. Es como en el oficio de cocinero; hay platillos para gourmets, incluso para chefs y no para legos. O como lo dijo Borges, los libros (la poesía) nos encuentra, no la buscamos. En otras palabras, hay poetas para poetas: grandes autores que suelen ser extremqadamente fuertes para los diletantes (como parece empeñado en exhibirse WG).
Pero también abundan e incluso en la más ultramoderna creación poética, los autores sencillos, transparentes. Afirmar lo contrario es simplemente ignorancia y desconocimiento temerario. ¿Alguien puede acusar de extremadamente técnico a Alberti:
ALGUIEN
Alguien barre/ y canta /y barre /(zuecos en la madrugada). / Alguien /dispara las puertas. /¡Qué miedo, /madre! /(¡Ay, los que en andas del viento, /en un velero a estas horas /vayan arando los mares!)/ Alguien barre /y canta /y barre. / Algún caballo, alejándose, /imprime su pie en el eco /de la calle. /¡Qué miedo, /madre! / ¡Si alguien llamara a la puerta! /¡Si se apareciera padre /con su túnica talar /chorreando!... /¡Qué horror, /madre! / Alguien barre / y canta / y barre.
O quizá a sus paisanos y correligionarios Miguel Hernández “Vientos del pueblo me llevan/ Vientos del pueblo me arrastran/ me esparcen el corazón y me aventan la gargantaLos bueyes doblan la frente,// impotentemente mansa, /delante de los castigos: /los leones la levantan /y al mismo tiempo castigan /con su clamorosa zarpa.”
O García Lorca o León Felipe (pero no teman, no los citaré). Y es que una rápida semblanza de la poesía en español hace ver a WG como un aficionado bisoño, desinformado e ignorante, como él mismo lo admite al inicio de su texto. Só, porque decir lo que ha escrito en su texto Contra los poetas, que se publica en este blog, implica su ignorancia acerca de Borges, de Huidobro, de Vallejo o, peor aun, de Darío, de Nervo, de Díaz Mirón de Tablada, de López Velarde y luego desde Alfonso Reyes pasando por Carlos Pellicer, José Gorostiza, Xavier Villaurrutia y hasta Efraín Huerta. Ninguno de los cuales (googleénlos, por favor, lean un poco de su obra) puede ser acusado de inentendible por persona alguna que haya cursado los normalísimos seis años de primaria.
Poesía pura y azúcar puro (sic) titula un capítulo WG. Si bien tiene la humildad de admitir que es un profano en español. Que bueno que así lo hace, porque incurre en el error craso de los españoles al cambiar el género de la palabra azúcar. Y lo hace tratando de no parecer tan lego en español. En efecto, las palabras que empiezan con “a” tónica cambian de género cuando son femeninas; como el agua, el arte, el águila, el ala. ¿Por qué? Porque de no hacerlo provocan el efecto fonético de que el artículo suena pegado a la primera sílaba: “láguila, lagua, larte, lansia, lala”. Pero eso no ocurre si la primera “a” no es tónica, como en azúcar. Ahí tenemos que decir la azúcar porque no ocurre el efecto fonético (lazúcar). Error que los españoles llevan a todas las palabras que empiezan con “a” como la armadura.
Pero, un contraejemplo, ¿por qué no dicen el abadesa siguiendo su implacable costumbre?, o el antena, en vez de la antena. La proporción áurea y no el proporción áureo (lo cual constituye una excepción). Ni tampoco cambian de género la aura. Lo cual demuestra la torpe ridiculez de decir el azúcar moreno. Cuando que acá toda la vida hemos cantado “En el agua clara que brota en la fuente…” y no “el agua claro”.
Pero así como WG no entendió (ni millones de españoles) estas sutilezas del idioma (los españoles se atreven a decir y aun a publicar frases como “voy a por mi madre”, contra la expresa regla sintáctica que prohíbe dos proposiciones seguidas. O se empeñan en “salir para afuera, entrar para adentro, subir para arriba y bajar para abajo” y hasta le achacan estos brutales pleonasmos a los autores de otras lenguas que traducen allá. Pero sigamos con el inefable Gombrowics.
Cambiarle el orden a las palabras en un verso es un bueno truco… para descubrir a los esnobs, a los lectores chafas.j pero mucho cuidado cuando estás frente a un adorador de algún poeta. “A la cálida vida que transcurre canora/ con garbo de mujer/ A la invicta belleza que salva y que enamora”, suele brindar mi querido compadre Jorge Borja citando a López Velarde. Por cierto, ¿alguien negará que esos versos llevan al lenguaje a sus cumbres y se ameritan como para brindar siempre? Y si alguien se atreve a cambiar el orden de las palabras a esos versos ante diletantes fracasados… bueno, que lo haga. Ese sujeto sólo estará mostrando su monstruosa incapacidad en varios ámbitos, su sensibilidad obtusa, su inteligencia mendicante, su lenguaje ínfimo. Para confundir a alguien un poco más torpe que él.
De igual manera al brindis lopezvelardiano, muchos poetas se han ganado el quedar perennemente en la memoria colectiva, cuando sus versos se han vuelto refranes. Recordemos a Amado Nervo “Arquitecto de su propio destino/ Vida, nada me debes, vida, estamos en paz”. O bien a Díaz Mirón “El ave canta aunque la rama cruja/ como que sabe lo que son sus alas”. No menos que “Hay aves que cruzan el pantano y no se manchan/ mi plumaje es de esos”…
Recordamos que en un encuentro de poetas en el año 1986 el público que llenaba totalmente (¿pues no que a nadie le gustan los versos?) el Teatro de la Ciudad en el DF, el público le pedía, como si fuera cantante, sus poemas gritándole el número de la página de su Nuevo recuento de poemas, del cual leía Jaime Sabines.
Pero basta, hay muchos más ejemplos que restregarle a Gombrowics. Porque ahora quiero argumentar en otro terreno. WG, lo dijo, “cuando la poesía aparece mezclada” ahí sí le gusta. Más: lo hace “temblar, como a cualquier humano”. Ah, pues mi querido WG, es que la poesía se encuentra en todas partes, en todo arte, como afirma Octavio Paz en su El arco y la lira. “La poesía está en un hermoso paísaje”, el poeta percibe la belleza, la transforma en lenguaje. Si logra la comunicación (estamos hablando de un poeta, no de un aficionado al que le impediría la comunicación su pobre ―o inexistente― destreza verbal) o no la logra es otro asunto. La logrará, sin duda. Sólo tiene que encontrar a su lector. La poesía es, finalmente, el espíritu que hace intensa, conmovedora, profundamente humana a toda obra literaria. Así, todos los que escriben literatura, en un amplio sentido, son poetas.
El problema de WG es que, la poesía ―como el cine erótico, por ejemplo― exhibe ocultando (a propósito, lo contrario es la pornografía: veamos una película porno y las habremos visto todas). La poesía suele definir sugiriendo. Llega a ser tan precisa como la matemática; pero no por el camino racional (aunque también puede hacerlo y con frecuencia lo hace) sino por el intuitivo. No necesariamente por el raciocinio recto, sino por la analogía, por la sinuosa ruta de la imprecisa, la polisémica palabra). Porque la poesía es una epistemología (es decir, una teoría del conocimiento)
La poesía es una ética, una manera (la más humana, la más humanista, lo menciona WG) de estar en este mundo. La poesía es mucho más sutil que la ciencia cuyos métodos son burdos, pero cuando la ciencia, en cualquiera de sus ámbitos llega a se3r sutil, refinadísima, coincide con la poesía. Se vuelve dudosa, postula la incertidumbre, la dualidad, la polisemia. ¡No me digas! ¿¡Igual que lo ha hecho siempre la poesía!?
WG peca de dos maneras en su texto: generaliza cuando le conviene. Y también particulariza cuando así le resulta apropiado para denostar a la poesía. Quién sabe a qué poetas habrá leído para sentir que comía azúcar a puños para encontarlos ininteligibles.
Su argumento del ajedrez es una mistificación perversa. De acuerdo, el ajedrez es una actividad (aunque sea lúdica) importante. Lo es tanto para el intelecto como para el futbol lo es para el cuerpo físico. Pero la poesía ―por si no lo sabe alguien― también es un juego, pero es más. También es una actividad intensamente intelectual, jpero también es más que eso. “Vivo sin vivir en mí/ y tan alta vida espero/ que muero porque no muero”, canta Santa Teresa, conduciendo al lenguaje a vislumbrar el otro lado de la realidad, el otro mundo. “He sido un perro, he sido un río/ he sido un tronco podrido en medio de un bosque/ una fiera y un chubasco he sido” nos estremece el poeta anónimo precristiano, panteísta sin denominación. O bien la chamana María Sabina nos informa que “Hay un mundo más allá del nuestro, un mundo lejando cercano e invisible. Ahí vive Dios, viven la muerte, los espíritus y los santos; es un mundo donde todo ha sucedido y todo se sabe”.
Es decir, la poesía va más allá de la razón y llega a la espiritualidad. Vislumbra El Otro Lado, el más allá. Y con ello la a la divinidad. La poesía se toca con lo que suelen llamar el conocimiento oculto, el agnosticismo o el esoterismo y no pocas veces, ese conocimiento ha abrevado en la poesía y viceversa, ciertamente. La pesía no menos se intersecta constantemente con la ciencia y, en general, con las más elevadas virtudes humanas, también con el ajedrez. Y la poesía no es, ni procura, convertirse en una religión (una estructura que se ha embarcado desde hace siglos en la lucha por el poder: lo contrario de la poesía), aunque la poesía nos re-liga mucho más que los rituales ya vacíos y las sucias (perversas e ilegales) prácticas de la religión imperante en (casi) todo el occidente.
En los párrafos finales WG nos pone a los amantes de la poesía por debajo del nivel de “los que aman y gozan la intensidad del futbol”. Como seres incapaces de pensamiento y víctimas de la incercia, la tradición y los vicios, los atavismos de la academia más ramplona o al menos de los mitos. Precisamente los lectores de poesía son exactamente lo contrario: la gente más lúcida, la que más ha reflexionado, la más exigente y conocedora de las palabras y su lenguaje (tan desgastado y pervertido por el poder político y el religioso).
Y en cuanto a mitos, reconozcamos que en el territorio de la poesía abundan y , más aun, se crean constantemente. Recordemos el hermosísimo mito de la Diosa Blanca, traído a la memoria humana moderna ―desde los tiempos anteriores a la civilización― por Robert Graves. Todo poeta, todo escritor; más aun, todo artista, incluso más todavía, todo creador (esto es, todo benefactor de la humanidad) es un servidor de La Diosa Blanca.
Finalmente, Witold Gombrowics, luego de mostrar sus pobres argumentos y su extraña mala fe contra la poesía amén de su vasta ignorancia al menos en la poesía en español, se merece mis más altos respetos como persona, pero también mi convencida e intensa descalificación por poner en manos (y consciencias) ineptas su ineficaz diatriba seudoargumentativa contra una de las más grandes y nobles hazañas del intelecto y el espíritu humanos.

jueves, 10 de junio de 2010

Dinko Pavlov

Querido Dinko

Pterocles Arenarius

Para María

Dinko Pavlov, un hermoso hombretón, barbudo, eslavo pero chileno pero eslavo, poeta, grandioso bebedor, izquierdoso, formidable y divertido para la conversación. Un lindo sujeto. Nos encontramos por primera (y última) vez en nuestras vidas en Tulancingo, Hidalgo, precisamente en el I Encuentro Latinoamericano de Escritores que organizara la asociación civil Culturalcingo que dirige Cristina de la Concha.
Dinko, un excelente poeta y no menos notable narrador, fue una de las estrellas de aquel inolvidable encuentro de escritores. Pero además de dignísimo exponente de su país, era un maravilloso, simpatiquísimo conversador y, para completar las muy gratas veladas en su compañía, Pavlov era además un formidable tenor que fácilmente hubiera podido ganarse la vida cantando.
Entre sus grandes amigos chilenos que nos acompañaron en aquel encuentro, nos contaron que en alguna vez en que compartían habitación, dejaron afuera al “Ruso” Pavlov. Cuando éste llegó comenzó a entonar el nombre del interfecto con su privilegiada voz de tenor dando, digamos, un do subido de tal manera que toda la vecindad se alarmó con las extraordinarias entonaciones del entrañable ruso. Los que estaban adentro se apresuraban siempre a abrirle o a tenerlo bien dotado de llaves para que no los llamara entonando con su potentísima voz y con ello se enterara el vecindario en tres kilómetros a la redonda.
Hoy Dinko ha muerto.
Cuando un gran amigo, un gran hombre, se muere, nos consolamos (¿hasta qué punto con razón?) con ideas metafísicas, espirituales, con pensamientos de vidas “mejores”. Pero lo único que nos queda es la soledad y un vacío enorme. De alguna manera nos damos cuenta que nuestro mundo se ha empobrecido. Pero además, objetivamente, cuando muere un poeta, el mundo se ha vuelto un poco peor que antes.
Otra manera mucho mejor de consolarnos es leyéndolo. Es el gran homenaje, es la manera en que recuperamos a nuestro querido amigo y mediante la cual encontramos que si desapareció de este mundo, algo, más bien mucho de él queda en este mundo: sus versos, sus cuentos, sus novelas. Los poetas, lo dijo Manuel Gutiérrez Nájera, no mueren del todo.
Leamos a Dinko Pavlov.

martes, 6 de abril de 2010

La escuela de la generosidad

La escuela de la generosidad

Pterocles Arenarius

Para ella, la Maga

Era la tercera sesión de taller que daba el maestro Edmundo Valadés en su recién formado taller de cuento. Empezaba el inolvidable año del 85 del siglo XX. Aquel taller, no menos inolvidable, lo impartía en el edificio ─propiedad del metro de la Ciudad de México─ que alberga oficinas del ISSSTE y también las entradas de la estación Juárez.
Jorge Borja me había ofrecido un aventón a mi casa en su coche nuevo, regalo de papi por recién haber concluido sus estudios de licenciado en comunicación en la Universidad Autónoma Metropolitana. Me llevó hasta mi casa y antes de bajar del vehículo le dije ¿no quieres una chela?
─¿Sí?, ¿no tienes bronca? ─me dijo como si fuera una muchacha a la que invitas a tu departamento de soltero.
─Tú vente, hombre. ─Y compramos dos caguamas. Un rato después bebíamos y charlábamos con animación y candor de infantes, aunque nosotros hablábamos de nuestros todavía incipientes conocimientos de literatura y también de prolijas aventuras vitales que, cada uno por su camino, habíamos cursado.
A la tercera caguama yo me sentía insólitamente borracho. Le comenté a mi reciente e inmejorable amigo Borja:
─Oye, tu bebes muy rápido ¿no?
─¿Sí?, no sé ─me contestó e inmediatamente después corroboraba que bebía con una velocidad escalofriante. Y peligrosísima. Deglutía con admirable juego de garganta el resto de su caguama.
Quizá una hora más tarde estaba absolutamente borracho. Derrumbado y semiinconsciente. Cuando yo quería retirarme a dormir él se levantó del sillón de la sala donde quedara derrumbado, lo hizo con tremendas dificultades pero absolutamente dispuesto a dirigirse a su casa.
─Así no puedes irte a tu casa, mi cuate. Estás demasiado borracho. ─Insistió, pero le ofrecí más cerveza y sólo así aceptó quedarse. Y volvió a dormirse. Luego se habrá ido sin avisar a eso de las cinco de la madrugada.
En un momento de la borrachera feliz me dijo:
─Cabrón yo quiero que tú seas mi compadre.
─Sí, carnal, yo también quiero que tú seas mi compadre. Vamos a declararnos compadres en este momento.
─Sale, ya somos compadres ─y nos estrechamos las manos.
─Cabrón, pero mañana, cuando se te baje la peda ya ni te vas a acordar que somos compadres.
─No, tú eres el que no se va a acordar. ─Y terminamos jurando que no se nos olvidaría. Era enero o quizá febrero del año 85. Hoy es el año 2010 y no se nos ha olvidado. Seguimos llamándonos compadres, aunque tenemos una idea más bien retorcida de la religión católica (la que se merece) y nunca hemos encompadrado formalmente, es decir, mediante el bautizo de nuestros hijos (de hecho los míos no están orgullosamente bautizados), seguimos siendo compadres.
Ha pasado un cuarto de siglo y Borja ha creado la gran escuela de la generosidad. Han corrido miles de litros de alcohol de todas denominaciones, hemos escrito cuentos y publicado unos cuantos libros (somos demasiado pudorosos) y algunos pergaminos ostentan nuestros logros. Borja se he convertido en un monstruo de conocimiento y creatividad, una especie de “Fénix de los ingenios” y también es el eje de entrañabilísimas amistades que, por unanimidad, confluyen (confluimos) en él como el gran aglutinador.
Jorge Borja es uno de los sujetos más deliciosos que nadie podrá conocer jamás. Es una especie de santo. Él sí es un tipo que realmente se quita la camisa y el bocado (quizá no tanto el trago) de la boca para dártelo si ve que tú lo necesitas.
Borja tiene una vitalidad digna de un monstruo. Es el único ser humano que he conocido que desafió a la muerte por apendicitis durante más de quince días. De misteriosa manera la apendicitis (brutalmente mal atendida por médicos imbéciles y/o negligentes) le duró más de dos semanas hasta que se la diagnosticaron correctamente y lo operaron. Y sobrevivió. La explicación del médico fue que la infección se le encapsuló en la grasa, en su propia grasa.
Aun cuando eso fuera cierto, la sobrevivencia de Borja fue un milagro. No hay en este mundo alguien que sobreviva tanto tiempo a una infección de semejante estilo.
Pero Borja es un ser humano único en el mundo. Su generosidad tanto como su humildad son franciscanas. Él ha sido el gran árbitro de un grandioso grupo de amigos a cual más talentoso, pero ninguno como Jorge Borja.
Muchas veces, cuando localizo rasgos de generosidad en otros amigos comunes (Marco Tulio Lailson, Lupita Ramírez, Froylán Ramírez, Alfonso Montelongo y muchos más) me parece, bueno, no me parece, distingo claramente la influencia de Borja en ellos que, como yo, han gozado al extremo la infinita amistad de Jorge Borja. Es la escuela de infinita generosidad de JB.
Una de esas noches en que “Todos se han ido a otro planeta” (Valadés dixit), Borja, en una tremenda parranda termina solo, un tanto ebrio en una calle abandonada y se encuentra en compañía de un fino personaje que le ofrece su compañía discreta y benévola. Comparten el alcohol y el hombre invita a Borja a su casa. Mi compadre acepta y llegan.
La casa es un coche abandonado. Sin inmutarse Borja entra en la casa de su amigo y siguen bebiendo y charlando amablemente. Se vuelven grandes amigos. Es difícil no llegar a ser gran amigo de Jorge Borja si eres un hombre medianamente decente como espécimen humano. Poco antes del amanecer ambos quedan dormidos.
Con el sol resplandeciente y calentando despiadadamente Borja es despertado con crueldad por una inmensa cruda. Despierta a su nuevo gran amigo y se despide. Borja le ofrece (un gesto frecuente en él) la mitad del dinero que trae encima. Mi querido compadre me dijo “Tuve la indecencia de ofrecerle dinero. Pero él tuvo la fineza de no aceptármelo y, dado caso, me indicó que mejor le comprara algún alcohol”. Borja el exquisito le consiguió una botella de whisky y se retiró entre abrazos.
Este hombre es de una sola pieza, pero admirablemente amoldable, siempre dispuesto a tres de las más grandes actitudes humanas: el amor, la amistad y la creación. La amistad y el amor son esencialmente creadores. Borja es un gran experto en ambos, a pesar de las canalladas, de las ingratitudes y de las mezquindades. Él siempre se ha mostrado en una insospechada grandeza.
En su amor y su amistad sin límites, todos sus amigos somos, en gran medida, obra de él. Yo estoy convencido que haber disfrutado de su compañía tantos años, haber compartido tantas borracheras, haber compartido tanta literatura y tanta creación son inmensos privilegios que he podido gozar. No exagero, Jorge Arturo Borja López es una bendición para cuantos hemos vivido cerca de él en esta vida. Y si hay santos en este mundo, yo no conozco un hombre más cercano a la santidad que él. Como aquel santo bebedor. Pero éste es mejor todavía.
Jorge Borja está a punto de terminar una novela que conmoverá a muchos corazones. Porque es una gran novela construida por un gran escritor.
Él es, como lo dijo Sábato, sólo un gran hombre que ha escrito.

jueves, 11 de marzo de 2010

Y todo ¿para qué?

Y todo ¿para qué?

Pterocles Arenarius

Hoy publican todos los periódicos que Carlos Slim se ha convertido en el hombre más rico del mundo, que superó a Bill Gates y a otro ultramillonariazo gringo acumulando dinero. ¿Puede un país como México darse el lujo de contar con el sujeto más rico del mundo mientras entre sus ciudadanos se cuentan de los más pobres del mundo?
No debiera un país como México.
Pero, aparte de que México debiera permitirse ese disparate, ese síntoma de locura ─¿quién quiere ser el sujeto más rico del mundo si no un enfermo mental? ¿No hay cosas mejores en este mundo que acumular dinero a lo bestia, a lo enfermo, a lo maniaco? Por supuesto que sí las hay, pero hay gente de tan miserable espíritu que ni siquiera siendo demencialmente millonario logra paliar la miseria de su espíritu─; México quizá no debiera permitirse ese lujo estúpido: ¿Cuáles son los méritos de Slim para haber llegado a ese sitio que le otorga la detestable revista Fortune?
Digo, porque, por ejemplo, el recién superado Bill Gates llegó a volverse bestialmente millonario con trampas o no, haciendo chanchullos y corruptelas o no, mostrándose asquerosamente avariento y mezquino con los programas que inventa (o le inventan), pero Bill Gates ha venido revolucionando el mundo con la enorme cantidad de software que provee, por más que lo cobre quitándole un ojo de la cara a sus clientes por cada paquete. Pero Bill Gates no vive en un país que sufre hambre.
¿Y cuáles son los méritos de Slim, insisto?
Bueno, su principal mérito es ser un ladrón.
Pero más grande sin duda es el de ser un Gran Ladrón. Porque el señor Slim impone los precios más altos del mundo por el servicio de telefonía fija. Esto cualquiera puede probarlo, llame telefónicamente a Estados Unidos y se dará cuenta que hacerlo cuesta diez (o más) veces más caro de aquí pa’llá que de allá pa’cá.
¿Será porque somos más ricos que los gringos? No, simplemente es porque el señor Slim, al no tener competencia puede imponer los precios que se le hinchen sus insaciables güevos.
El precio de la internet es también uno de los más caros del mundo. Hay muchísimas ciudades de Europa y de Estados Unidos que gozan del servicio de internet de manera gratuita. Acá nos cobran casi 400 pesos cada mes por la modalidad más chafa de ese servicio.
Es decir, Carlos Slim se ha hecho el hombre más rico del mundo gracias a cien millones de pendejos. Pues sí, porque hay que ser pendejo para estar al tanto que Slim nos está robando y no hacer nada.
Mi teléfono está suspendido desde hace tres o cuatro meses.
No lo pago porque el poco dinero que logro allegarme no lo usaré para pagarle a este ladrón en vez de usarlo para comer (por cierto, con gran frecuencia me alimento en los comedores del Gobierno del DF, la comida no lleva caviar o filete roast beef, pero sí quita el hambre totalmente y cuesta sólo diez pesitos). También he logrado sobrevivir gracias a que en casa hay dos personas que gozan de las “becas para viejitos” que creó ─y cuyo otorgamiento a los habitantes del DF dejó convertido en ley─ Andrés Manuel.
Ayer mi madre me dijo después de comer: “Pues ya comimos un día más, gracias a Dios y a este señor”.
─¿Cuál señor? ─le pregunté casi con temor de que me fuera a contestar pues a mi nuevo novio que nos da dinerito para comer. No me parecería una buena idea para mi madre a sus 86.
─Pues Andrés Manuel. Él acabó siendo más cumplido que el hombre este ─dijo señalando vagamente con un movimiento de cabeza al estilo michoacano dirigido a mi padre─. Gracias a Andrés Manuel tengo despensa cada mes, me compro todo lo que quiero, no es mucho lo que nos da, pero es muy útil y ¿quién te los regala? Por eso yo quiero mucho a mi Andrés Manuel. Y no permito que nadie en mi presencia le diga Peje, ¿qué es eso? A él hay que hablarle con respeto.
─Bueno, sí, pero no tanto, madre. ─Le contesté y sin ganas de discutir, porque no permite que digas nada contra su Peje, digo, su Andrés Manuel.
Antier un imbécil me escribió un mensaje de correo electrónico diciéndome que había visitado mi blog y que le parecía que yo era un artista enojado. Agregaba que en vez de hacer berrinches me pusiera a trabajar.
Le contesté con unas cuantas mentadas de madre en contra del gobernador de Guanajuato, el presidente espurio Felipe Calderón y todos lo que tienen inmensas dosis de poder, como Carlos Slim.
¿De qué otra manera podríamos vivir si no es mentándoles la madre a los bandidos que han saqueado a México? Si están despedazando a este país, si no han logrado hacer que crezca en más de un cuarto de siglo y al contrario, mientras el país se pudre se permite que un mal hombre (medio enfermo mental) se vuelva el más rico del mundo usando en su beneficio un bien que nos pertenece a todos.
No olvidemos que Teléfonos de México era una empresa propiedad del Estado Mexicano y que Carlos Salinas se la “vendió” a Carlos Slim a plazos baratitos, de tal manera que Slim la “pagó” ya con las ganancias que le daba Telmex, pero más aún, el propio Salinas, a través de otro gran raterazo, su hermanito Raúl Salinas, le “prestó” unos cuantos millones de dólares para que Slim “comprara” Telmex.
Hoy Fortune dice que Slim es el más rico del mundo. ¿Por qué Fortune no dice nada de la fortuna de Carlos Salinas? Ah, porque recordemos que Salinillas también “prestó” dinero a su tocayo de apellido que no es su pariente, dice, pero yo no le creo, Ricardo Salinas Pliego para que comprase Canal 13.
Pero Fortune informa que en la lista de los más ricos del mundo están Roberto Hernández, el que recibió Banamex ya debidamente saneado por el gobierno a través del Fobaproa o IPAB, luego lo vendió al banco gringo Citybank y de los miles de millones de dólares que recibió no dio un solo peso de impuestos.
También está el pirrurris llamado Emilio Azcárraga, el hijito del Tigre Azcárraga, ese que administra la verdadera Secretaría de Educación Pública de México, Televisa. La gran prostituta y prostitutora, bueno, al fin tutora, aunque sea para prostituir.
Hablemos un poco de Televisa y Tv Azteca. Las empresas dedicadas a mentir de manera sistemática. Empeñadas (comprando todos los talentos posibles) a degenerar el buen gusto y el sentido crítico de los inocentes que ven sus programas. Televisa y Tv Azteca viven deshocicándose para ganar más y más dinero sin importarles que hay millones de personas que no saben leer ni escribir. Sin importarles que ellos, a través de la publicidad mentirosa sobre los alimentos chatarra, han logrado que México sea un país de gordos, desnutridos pero gordos. Somos el primer lugar del mundo en gordos tanto niños como adultos. Somos el primer lugar del mundo en consumir aguas gasificadas engordantes. Somos el primer lugar del mundo en comer los contradictoriamente llamados alimentos chatarra, papas Sabritas, Churrumais, Doritos, Cheetos, Krankis, Negritos Gansitos y cuanta mierda se les ocurre a los empresarios “industriales”, a los publicistas engañapendejos y a los dueños de las televisoras.
Otra gran hazaña de Tv Azteca es la transferencia de dinero a través de su empresa Elektra. Por hacer un envío de $200 pesos de Panindícuaro a México DF me cobraban 45 pesos. Si eso no es un robo ¿qué es? ¿Con cuánto dinero de los mexicanos indocumentados se quedarán estas ratas?, conste que el dinero ganado es EU está manchado de sangre y del sufrimiento de los millones de mexicanos que han perdido su país, su familia, su nacionalidad. ¿Y estos cerdos quedándose con ese dinero? Eso es no tener madre.
Eso es un crimen.
Ellos dirán al referirse a nosotros “Engañemos a estos imbéciles, les decimos que estos alimentos son lo mejor y, más importante, los deseducamos, los volvemos más estúpidos de lo que ya son y, una vez, estupidizados, les vendemos lo que se nos antoje”. El negocio es redondo: mientras más ignorantes los vuelven más les compran y mientras más les compran más ignorantes se vuelven.
Bonita camada de archimillonetas. Todos ellos engañando y robando a manos llenas a los empobrecidos mexicanos que, unos 30 millones de ellos ganan menos del salario mínimo, es decir, menos de cincuenta pesos diarios. Y 70 millones de mexicanos ganan cuando mucho tres salarios mínimos. Esto es simplemente monstruoso, unos cuantos hombres asquerosa, enfermizamente enriquecidos a costa de millones y millones de personas que sufren hambre. ¡Eso sí es ser miserable!
Por lo tanto, los verdaderos miserables son los ricos. Sí, porque a pesar de tener tantísimo dinero, quieren más (¡¡¡¡¡!!!!!). ¡Dios santo!, eso sí es enfermedad, eso sí es obsesión, no mamadas. Eso sí es miseria, porque es imposible de paliar tanta miseria interior ni siquiera con todo el oro del puto mundo.
No les importa robar abiertamente, aunque en el mundo sean conocidos como los grandes raterazos, no les importa que el país se esté destruyendo con la guerrita que su presidente pelele Felipe Calderón está ensayando necia y fracasadamente a costa de miles y miles de muertos. En México hay más muertos que en Irak, país en plena guerra contra la potencia con mayor poder de destrucción en la historia de la humanidad, Gringolandia.
No les importa someter al hambre a millones y millones de personas. Lo único que les importa es acumular dinero. Un dinero que no podrían gastarse en diez generaciones de sus descendientes sin trabajar. ¿No es eso enfermedad mental? ¿Y para qué?
Tanto dolor, tanta muerte, tanta miseria material, tanta mentira, tanto desperdicio, tanta destrucción de vidas, tanta destrucción de naturaleza, tanta ignorancia, tanta angustia, tanto sufrimiento de tanta gente ¿para qué? ¿No es eso enfermedad mental?

miércoles, 17 de febrero de 2010

El chiste político y los verdaderos miserables

El chiste político y los verdaderos miserables

Pterocles Arenarius

Homo sum, nihil humani me alienum puto. Es una afirmación que tiene dos atributos esenciales para todo humano. La primera --para todos nosotros hispanohablantes-- es su traducción de la lengua madre, el latín, a nuestro español: Hombre soy y nada de lo humano me es ajeno.

La segunda --para un nosotros más reducido: la gente que piensa y que jamás admite ni rechaza cualquier producto humano a priori. Ni siquiera un chiste de los parientes borrachos.

Por otra parte, el chiste en general es, sin exagerar, una gran creación humana. No es en balde que Freud lo haya tomado como uno de los más representativos paradigmas sobre el cual indagar aspectos del espíritu, del inconsciente de los pueblos.

Cuando el chiste extranjero es entendido en aquel idioma, es el signo inequívoco de que se está entendiendo profundamente la lengua, o bien, es otra manera de saber que se está penetrando en el espíritu de aquel pueblo. El chiste, como la poesía tiene un profundo componente lingüístico. Mucho de lo que forma un chiste es un truco, una coincidencia, un milagro lingüístico.

El chiste, como la poesía es, finalmente, un milagro. Y el chiste tiene sobre la poesía la ventaja de que --aun pueril, aun de "mal gusto", aun malintencionado-- arranca la sonrisa del oyente. El chiste inteligente --que finalmente en alguna medida todos lo son-- es una auténtica joya, un hallazgo.
Ahora bien, sin duda la poesía tiene otras ventajas sobre el chiste, pero no es este el tema del texto.

Hay chistes históricos (e historicistas) como aquel de origen judío que nos sintetiza la historia completa de ese pueblo (y dice que en su origen, cuando el pueblo judío pacta la alianza con IHVH, léase Yahvé, el profeta es Moisés y con él se establece que "todo viene de Dios" puesto que Él entregó al profeta las tablas de la ley. Cuando los judíos se establecen en Israel y el profeta es Salomón, ejemplo de sabiduría, "todo viene de la mente humana, es decir, de la cabeza", la inteligencia y la sabiduría. El siguiente profeta es Jesús y su prédica del amor al prójimo como a uno mismo, es decir, "todo viene del corazón". Algunos siglos después el profeta judío se llama Carlos Marx y su teoría de que antes que nada deben ser satisfechas las necesidades básicas, como el alimento; esto es "todo viene del estómago". Pero pronto surge un nuevo profeta y ese es Sigmund Freud, para quien todo se reduce a la libido, es decir: "todo viene del sexo". Finalmente tenemos al último profeta judío, Albert Einstein, quien afirma que "todo es relativo". Es un chiste.

El chiste es muy importante, aun como síntoma de la descomposición, como podemos observar en Televisa, recordemos los chistes repugnantemente misóginos de un sujeto que se hace llamar Polo Polo o los embrutecedores intentos de chiste de personajes inenarrables como los homofóbicos (por decir lo menos) La Jitomata y La Perejila.
El chiste político tiene en México una venerable historia. Se ha practicado, que sepamos, por lo menos desde el porfiriato, cuando ante la impotencia generalizada durante largo tiempo, el pueblo, ante un régimen criminal (mátenlos en caliente), el plebeyaje optó por la burla contra el viejo dictador que, sin embargo, no mostró jamás mella ante demostración alguna de inconformidad de sus gobernados. Hasta que el país le estalló en las manos.

Me atrevo a decir que el chiste es más ingenioso, más sintético, más agudo y devastador que, por ejemplo, el corrido, si bien los objetivos de éste son muy otros que los del chiste. Pero sirve bien para valorar un, llamémosle género, bastante poco prestigiado como el chiste. Quizá su prestigio no sea tan grande como otros géneros simplemente porque surge de las entrañas del pueblo.

Tradicionalmente en México se han hecho chistes políticos contra nuestros presidentes. La impotencia del ciudadano, su amragura ante gobiernos que desde el diazordazato (¡Sal al balcón, pinche hocicón!) hasta el presente calderonato, han sumido al país en un infinito tocar fondos cada vez más abismales. El mecanismo siempre fue asombroso por simple: el presidente en turno escogía al más imbécil de su gabinete o al más abyecto de sus achichincles para manipularlo y para que le cubriera las espaldas cuando tomara el poder. Las excepciones aparecen cuando el más tonto de todos, Miguel de la Madrid, es superado y sustituido en funciones por el más astuto surgido del sistema ultracorrupto: Carlos Salinas de Gortari. La otra es cuando los rateros (del PRI) están de acuerdo en ser relevados por los pendejos (del PAN), de acuerdo con la vox pópuli.
México tocó fondo con presidentes cada vez más ineptos y cada uno más corrupto que el anterior. Desde la matanza de estudiantes en 1968, pasando por la de 1971, el exterminio selectivo de la guerra sucia violando los elementales derechos humanos, los crímenes económicos del portillato y su monstruosa devaluación y la crisis permanente con una devaluación del mil por ciento y su inflación del cinco mil por ciento del delamadriato, hasta los crímenes de Carlos Salinas (todo el mundo sabe quién mandó matar a Colosio, menos la justicia mexicana) hasta las constantes matanzas de campesinos en el zedillato, Aguas Blancas, El Charco, Acteal, hasta la entronización del inefable Fox ("todos tenemos un tío ranchero medio tarugo, pero de eso a hacerlo presidente de la República hay un abismo", el gobernador de Coahuila dixit) y el presidente actual con todos sus errores, su ilegitimidad, su muy escasa experiencia y su nula capacidad de gobierno. Frente a todo eso, por décadas, el ciudadano se ha conformado, entre otras cosas, con hacer chistes frente a tanto daño que han provocado por décadas a miles de mexicanos.

En este momento México se halla en una gravísima circunstancia, pareciéramos encontrarnos en caída libre hacia la disolución con la guerrita que ha emprendido nuestro "presidente", un dipsómano que en su desesperación por legitimarse está conduciendo al país hacia la catástrofe, como si se empeñara en cumplir con la maldición centenaria: 1810-1910-2010.

Recuerdo el mito griego del Rey Minos de Creta y el toro sagrado que los dioses le entregaron como símbolo del poder. Toro que, le advirtieron los inmortales, debía ser sacrificado en honor del pueblo (porque los griegos bien sabían que todo poder "dimana del pueblo").

Pero Minos roba el hermosísimo toro divino. Con ello desata todas las desgracias, tanto para sí mismo como para su familia y su pueblo. su esposa Pasifae se enamora del toro. Se disfraza de vaca y se ayunta con la divina bestia. Así nace el monstruoso Minotauro, mitad hombre y mitad toro y que es el símbolo de lo que provoca el mal uso del poder. Minos trata de ocultar a su monstruoso hijo putativo, que finalmente es su obra y lo hace encerrar en el laberinto.
El laberinto es el emblema tanto de la confusión como de la locura que ha hecho presa del que se ha robado el divino regalo del poder. Y el monstruo, con el tiempo, exige periódicamente al rey el sacrificio de siete mancebos y siete doncellas para devorarlos.

Así, el pueblo paga con su sangre la estupidez y la voracidad de sus gobernantes al entregar a sus hijos a la bestia creada por su mal gobernante. ¿Dónde hemos oído eso? ¿Dónde fueron asesinados quince niños? ¿Dónde provocaron por negligencia y voracidad la muerte de cuarenta y cinco bebés quemados?
Felipe Calderón se merece esos chistes. Con tal de llegar al poder no paró en mentiras ni en calumnias, hoy sólo ha probado que el verdadero peligro para México era él mismo.

Calderón ha convocado la desgracia para todos los mexicanos tratando de ejercer el poder de una manera que no le correspondía, porque jamás ganó el poder realmente. Hoy todos los mexicanos estamos pagando el precio de su ambición. Pero él también pagará, así como todos sus antecesores, irá también al basurero de la historia. Calderón sería un chiste, si no fuera porque está dañando tanto al país y a los 120 millones que lo habitamos.

La historia reciente de México sería una interminable cadena de chistes del peor gusto y de la más grande estupidez (desde el diazordazado asombrosamente inepto que tuvo que recurrir al crimen para detener un pequeño motín de adolescentes hasta la lamentabilísima estupidez del ranchero con apellidos gringo y español y el borracho que hoy habita en Los Pinos), si no fuera porque han llevado a un país con riquezas únicas en el mundo hasta posiciones abajo de los más mediocres en el concierto mundial. No hay peor chiste que nuestros politiquillos, casi todos de ínfima ralea, ah, pero eso sí, de los mejor pagados del mundo y eso sin contar la corrupción que los ha convertido, junto con algunos empresarios (Carlos Slim, sin más mérito que imponer monopólicamente los precios más altos del mundo en el servicio de telefonía) en sujetos de los más adinerados del orbe. Así de grande es su miseria que ni con la posesión de los más grandes tesoros se sacia. Porque la miseria espiritual es la verdadera miseria. Y es la que nos hace perder a todos.

A pesar de todo jamás podrán evitar que riamos y también a costa de ellos. Ni que realicemos creación. Pues conviene anotar que mientras la economía mexicana se hunde cada vez más, los índices de México están en el nivel de los países africanos, el de crecimiento económico compite con el de Haití y el de corrupción con Tanzania y nuestros políticos son los más rateros e ineptos del mundo (con honrosísimas excepciones), nuestro arte, sin embargo, es de primer mundo.

sábado, 9 de enero de 2010

Raúl Rodríguez Cetina, in memoriam

Raúl Rodríguez Cetina, in memoriam


Pterocles Arenarius


Para María


Toda obra literaria es autobiográfica, conscientemente o no. Más aun, toda obra de arte lo es; porque la obra de arte es el decantamiento espiritual llevado a su último extremo. El artista, así, es --lo dijo Rabelais-- un extractor de quintaesencia.
El creador de arte es un alquimista que, a partir de la crasas vulgaridad del tan abrumadoramente mayoritaria en este mundo, obtinen el metal deslumbrante, la sustancia invaluable, el metal precioso. O, en otra alegoría, el elíxir de la existencia perdurable.
Por todo lo anterior es que la obra de arte se instala siempre por encima de su autor. De esto se desprende aquel aserto de que “La única gran decepción de la (verdadera) poesía suele ocurrir cuando se conoce al poeta”.
Casi nunca todo esto ha sido tan cierto como en el caso del novelista Raúl Rodríguez Cetina. E incurro en temeridad semejante no porque haber conocido a Rodríguez Cetina hubiera sido decepcionante, sino por la otra razón: su obra fue tan sabia y acuciosamente pulida que se instaló por encima de la persona.
Raúl era un muchacho humilde y austero en todos los ámbitos de la cotidianidad con dos excepciones que anotaré oportunamente (o eso espero).
Raúl era de pequeña estatura, callado, tímido, sin autoestima visible (no como los abundantes “triunfadores” egomaniacos, ensoberbecidos, “muy positivos” y más bien intransigentes depredadores que proliferan en estos tiempos de capitalismo canalla); Raúl era muy modesto en el vestir, en el hablar, en el protagonismo: abominaba de convertirse en el centro de cualquier reunión y hasta para comer. Porque Raúl siempre tuvo la suprema elegancia de ser pobre. Incluso muy pobre. Aunque sólo económicamente. Porque --y este es el momento oportuno de anotar los dos hechos en que Raúl no se anduvo con cortedades-- era un privilegiado, un potentado para narrar con prosa nítida y ligera, armoniosa y sin embargo trágica, ágil y a la vez que sabia, en contraste con sus temas: la angustia, el peso implacable de la vida, la incomprensión, el dolor, el sufrimiento del abuso sexual y el aplastante universo implacable y despiadado, lleno de aquellos triunfadores mencionados, frente a los que Raúl jamás descendió para enredarse en sus provocaciones. Raúl tuvo la inmensa grandeza de ser un consuetudinario, un sistemático perdedor.
Y es que él era un excelente escritor. Un escritor mucho más grande que muchos que hoy y antes se han mantenido en la moda, los privilegios, los premios que se compran y se venden con moneda de muy diversa índole, las grandes ediciones de una literatura muy mediocre y acaso comercialmente exitosa. Sedicentes escritores que viven sirviéndose de la literatura y desconocen el popularísimo aserto de trabajar por amor al arte.
Raúl Rodríguez Cetina murió en la más completa dignidad hace un par de meses, solo, en su humildísimo hogar, ante su mesa de trabajo y seguramente, escribiendo.
Gran parte de la obra de Raúl es autobiográfica. Él reivindica a los que se niegan a ser incorporados a una sociedad que se guía por los valores difundidos por la televisión más infame y el opresivo sistema que usa a las personas al máximo de su capacidad y luego las desecha.
Raúl nos habla desde múltiples marginalidades: la social, a pesar de que fue un escritor altamente dotado, se mantuvo siempre al margen de las mafias literarias, los premios venales y la literatura chafa entronizada por los compadrazgos y los pactos de amiguismo epiliterario.
Desde una marginalidad también sexual luego de que pudo haber creádose un público fiel entre los militantes homosexuales, luego de su gran novela --opera prima-- El desconocido.
Raúl era un tipo muy callado, tímido. Uno jamás se esperaba que ese muchacho de apariencia tan simple fuera un formidable escritor. Recuerdo a Raúl indeciblemente embriagado (igual que yo), en un bar cerca del metro Revolución. Uno de sus “amigos”, antítesis por cierto de Raúl (mediocre novelista pero astuto crítico o más bien hombre oportunista con las frases más correctas para halagar y alabar a los poderosos de las diversas mafias: un triunfador pues. Por supuesto mucho más famoso de lo que Raúl jamás soñara para sí), le decía “Muñeco, ahora báilanos la danza de los siete velos”, e invitaba al resto de los convidados a burlarse de Raúl. Recuerdo que salimos Raúl, el crítico de marras y el que esto escribe de ese bar, Raúl y yo íbamos tambaleándonos y tomamos un taxi cuyo chofer sacó de la guantera una botella de Añejo de Bacardí y nos ofreció. Sólo Raúl y yo, completamente borrachos, aceptamos la invitación a ese suicidio… y lo pagamos. Nuestro estado de vigilia fue recuperado al día siguiente, con el descubrimiento de que nos habían robado algo más de 10 mil pesos. Nos dejaron tirados en Garibaldi.
Finalmente Raúl dejó una obra superior a muchas otras que hoy gozan de un convenenciero reconocimiento, mientras que la de Raúl, por el momento, está poco conocida y peor evaluada. Sin embargo, como sabemos, el mejor juez será el tiempo y los autores que, como Raúl, han encontrado el elíxir de la vida perdurable, han creado el arte, sobrevivirán, como ocurre siempre. Sin duda, la obra de Raúl Rodríguez Cetina, más pronto que tarde, será reivindicada.
Raúl murió en noviembre de 2009, en su pequeño departamento de la colonia Federal y nació en 1953, en Mérida, Yucatán. Escribió las novelas El desconocido, Alejamiento, Flashback, Fallaste corazón, Lupe la canalla, El pasado me condena, Ya viví, ahora qué hago. El libro de cuentos Bellas en su abandono y una cantidad desconocida de ensayos y artículos periodísticos que publicó en El Universal y entre los que destaca su galería de grandes mujeres.