martes, 20 de noviembre de 2012

Coatlicue y el blues

Coatlicue y el blues




Coatlicue y el blues (Demoníaca íntima)

Pterocles Arenarius

Escribir ya en sí mismo es una forma de libertad, que aun sin papel ni pluma, nadie nos podrá arrebatar de la cabeza, (…)

José Revueltas

Después de tres semanas de que la anunciara, Noemí Luna, la heroica editora de Eterno Femenino, me avisa en un mensaje “Confirmo presentación (del libro) Demoníaca, sábado (17, a las) 7 de la noche. Dime quiénes serán tus presentadores, urge. (El acto será) A tres calles (de la estación del tren ligero) Xotepingo. (Calle) Museo esquina con División del Norte”.

Así trabaja ella. Así, ha dicho reiteradamente, nació la editorial Eterno Femenino: “Planeamos publicar sólo dos libros, uno mío y uno de Juan Pablo (García Vallejo); luego hubo amigos que al ver ejemplares de nuestros libros, nos dijeron ‘publícame mi libro’. Y así fueron acercándose poetas y narradores, ensayistas y hasta historiadores. Hasta ahorita hemos publicado sesenta y un títulos. Miles de ejemplares”.

Mi Demoníaca es un libro hermoso: en la portada tiene una alucinante y abigarrada imagen, una obra plástica del artista Iván Villaseñor —además profesor de pintura en la escuela de artes plásticas La Esmeralda—, un círculo que no un cuadro, llamado Coatlicue frente a la decadencia de occidente; obra abigarrada, alucinante, cachonda, burlesca, enigmática, mitológica, actualísima y esplendorosamente soberbia. La obra de un gran artista.

Coatlicue… tiene puntos de contacto con la novela Demoníaca (Historia de una maldita perra). De entrada, para ciertas mentalidades, para ciertas instituciones, casi todo placer corporal, ciertas ideas, algunas preguntas, algunas formas de actuar que de ninguna manera transgreden la ley civil y hasta algunas maneras de pensar que no sean coherentes con los dogmas que pretenden aquellos poderes autonombrados espirituales (la iglesia católica), son demoníacas.

Coatlicue, la formidable (y portentosa) obra de arte prehispánico azteca, fue sepultada cuando un aterrado clérigo español por primera vez la tuvo ante sus ojos. La monstruosa fuerza, la visión ultraterrena, el horror metafísico que la Coatlicue, sin duda, comunica, obligaron a aquel anónimo sacerdote a admitir que la contemplación de lo divino es insoportable. Esos bárbaros que quemaron miles de códices, esculturas, templos, obras pictóricas y perpetraron un genocidio histórico planetario, se acobardaron ante la sublime monstruosidad de la Coatlicue. Y la declararon imagen del demonio.
En el siglo XVIII, Alexander Von Humbolt, el erudito, el hombre prototípico del siglo de las luces, en su paso por México, pidió al virrey Iturrigaray que le permitiera mirar esa obra, acuciado por la curiosidad de cómo sería una imagen de Satanás, según escribiera el oscuro canónigo español, por supuesto Humbolt había leído todo en el XVIII. La desenterraron, se la hicieron ver al sabio alemán y… volvieron a enterrarla. Para nuestra fortuna. En 1917, según reza una placa colocada en el suelo, en el cruce de los caminos (donde se invoca al Diablo) de las calles Corregidora y Pino Suárez, entrandito al Zócalo, se encontró una vez más a la horrendamente sublime, la espantosamente bella Coatlicue. Y la recuperaron. Hoy podemos verla en nuestro Museo Nacional de Antropología e Historia de Chapultepec. Coatlicue es demoníaca, como aterrorizada e intuitiva aunque certeramente la designaron los españoles.

Una dignísima reminiscencia de la histórica Coatlicue es la que “en chaquirón y luces leds sobre madera, 1.70m” pergeñó Iván Villaseñor, quien generosamente me permitió usarla como motivo principal de la portada de mi novela.

Estoy complacido con la novela. Voy al Café Cultural, sito en la avenida División del Norte, casi esquina con Museo. Hay tres parroquianos, dos muchachas tomaban café y sostenían una conversación tan intensa como duelo de cantidad de palabras por segundo. También estaba un hombre que leía despreocupado. Además estaba “nuestra gente”, Noemí, su hermana, que, por sistema subsidia la aventura editorial de Eterno Femenino, Pablo García Vallejo, historiador de la mariguana en México y uno de los más activos , notables y conocedores del tema de la legalización del consumo de este vegetal con fines recreativos en México.

El hombre que bebía café sin dejar de leer, se marchó cuando Noemí transitaba por la mitad de su panegírico en honor de Demoníaca y con ello del mío propio. Tan agradecible. Luego Guadalupe Méndez, leyó una reseña descriptiva de la Historia de una maldita perra, subtítulo de la susodicha novela. Para entonces —ante tan íntimo y magro auditorio— aparecieron dos hombres, ambos un poquito excedidos de la edad madura, los dos de larguísima melena y uno de ellos encanecido hasta un verdadero tono rubio platinado, era Jesús Téllez. Oyeron dos capítulos de Demoníaca y aplaudieron con un entusiasmo que me hizo sentir con ganas de besarlos. Luego me enteré que Téllez es un formidable blusero, lo que pude comprobar cuando saltó a la palestra armado de su guitarra y con ella entonó rolas tan entrañables como Manish boy y Stormy Monday, entre muchas más. Un músico extraordinario, finísimo y al mismo tiempo visceral como exquisito tal como quiere el blues que sean sus intérpretes. Éramos seis personas. Agreguemos a la dueña del café y otro personaje, éste era un muchacho, Alberto de la Garza, moreno, recio y robusto, barbado. Su aspecto es de universitario. Sube al pequeño escenario, toma la guitarra de Jesús Téllez, le hace una afinación diferente y canta un blues vibrando el cosmos. Tiene un vozarrón ensordecedor, le pega a la guitarra como si la odiara cuando en realidad la adora, no de otra manera podría hacerla llorar como lo hace. Es un extraordinario ejecutante. El blues es jefe, su primitivo ritmo, su cachondería prehistórica, su origen de esclavos, su fe de negros es, en efecto, música demoníaca, embrujante, simplísima pero en su ritmo hipnótico late la fuerza bestial del sexo, sin duda ahí habita el espiritu del diabólico (los católicos tomaron sus atributos para otorgárselos al diablo) dios Pan, el del amor terreno, el real; aquel dios sin duda lo entonaba para enloquecer (y, como sabemos, luego seducir, cogérselas, pues) a las ninfas, las dríadas, náyades y nereidas. Así cantan y tocan Alberto y Jesús esa música de negros.

Cinco, acaso seis personas hemos tenido el privilegio de acto tan grande de talento, tan pequeño. Grandes artes se han manifestado ante unas cuantas personas, todas demoníacas, desde la Coatlicue o la decadencia de occidente, pasando por John Lee Hooker, Muddy Waters, BB King, Albert King, Leroy James, Albert Jones y muchos más, blues, música de negros. Un acto íntimo que muy bien hubiera gozado cualquier multitud. El despliegue de la inteligencia en el ensayo de Guadalupe Méndez, la hazaña de buen gusto y conocimiento de Noemí al diseñar la portada de Demoníaca, la propia lectura de esta obra y el blues. Hemos tenido el privilegio del goce de artistas superiores al alcance de la mano. Primera presentación de Demoníaca.

Afuera, por cierto, la plebe atiborra el tren ligero luego de ir a embriagarse con cerveza barata (encerrados como bueyes, vigilados y manoseados antes de entrar por policías) en el Estadio Azteca con el pretexto de un partido del América. Qué triste…, por ellos. Muchos pasaron de largo por donde se daba la verdadera felicidad y el arte. Y luego alguien se pregunta por qué fuimos capaces de permitir que el PRI se robara otra vez las elecciones.

jueves, 1 de noviembre de 2012


La actitud ante el elogio

Pterocles Arenarius

Y de pronto estás ante trescientas personas en un foro bajo una enorme carpa en el Zócalo del Distrito Federal. Tu amigo de más de un cuarto de siglo, el extraordinario narrador y erudito Jorge Borja (JGB) a tu vera; Cristina de la Concha, promotora cultural, poeta, narradora, organizadora de históricos encuentros literarios y recién laureada con el premio como Miembro de honor de la Casa del Poeta Peruano y por el mérito como promotora cultural, otorgado por la Casa del Poeta Boliviano, también está junto a ti en la mesa; tu editora, Noemí Luna García, mujer esforzadísima que ha llevado, con la ayuda de su pareja —el activista en favor del uso recreativo de sustancias psicoactivas—, Juan Pablo García Vallejo, a un lugar privilegiado a la editorial Eterno Femenino. Ellos están contigo en el presídium. Es la XII Feria Internacional del Libro de la Ciudad de México, en el mero Zócalo, el centro del mundo y el ombligo del universo (o al menos el centro de ese lugar que llamaron Meztli-luna; Xi-ombligo; Co-lugar. Id est, México); donde dice la tradición que tus más remotos antepasados de este país vieron un ave rapaz devorar a un reptil posando sobre una cactácea. La unión del cielo y el infierno diría Blake. O la de los cuatro elementos de los presocráticos. Se presenta ahí tu libro, Fiestas, cuentos y relatos.

JGB habla de tu vida, de que has andado en los más variados infiernos pero también en no pocos insólitos paraísos, que transitaste La Merced trabajando como cargador de bultos, cajas y canastas en la lejana adolescencia; que bregaste por años en algunas construcciones trabajando peor que negro, como en la obra del metro Allende, en el Palacio de Minería entre muchas más y asienta no menos que también has trepado al ring a batirte a golpes con uno de los negros más grandes que ha dado el boxeo mundial, Mantequilla Nápoles, con el Famoso Gómez, Rogelio Lara, Ricardo Delgado y Ray Vega entre otros notables pero también con unos formidables indios desconocidos que te tundieron con algún salvajismo por más que no se fueron limpios; Borja te exhibe como jamás lo habían hecho, te conoce tan bien como tú te conoces si no es que hay cosas tuyas que él conoce de ti mejor que tú mismo, así es de gran amigo, así es también de agudo e inteligente. Te denuncia rocanrolero, miembro de la ilustremente anónima banda Staka Braun allá por los años 70, palindromista autobiografiado “Yo de la Merced de crema le doy”, ingeniero civil, según el Politécnico, profesor de matemáticas por unas dos décadas en la famosísima Escuela de Superación Activa, entre otras; guionista de televisión educativa y de radio, militante de izquierda en el Partido Mexicano de los Trabajadores al lado de hombres tan grandes como Heberto Castillo y Demetrio Vallejo; participante en el taller de cuento del ilustre Edmundo Valadés; periodista en Guanajuato y también para una agencia gringa, entre otras. Y el querido Borja habla de ti como si fueras un tocado por el dedo de Diosito. Carajo, habría que nombrarlo tu biógrafo de cabecera. Borja te ama. JGB es tu compadre desde aquella noche en que se juraron mutuo compadrazgo ante el oráculo de la(s) botella(s), el deleite y la embriagante frescura de innumerables caguamas en aquel febrero de 1985. Todavía ni siquiera estaba la dulcísima Violeta en este mundo. Pero en este momento la preciosa y amada Violeta se encuentra entre los cientos de personas que casi llenan el aforo de la carpa Faro Zócalo. Violeta es tu gran amor, ella es tu niña, una de tus niñas, la otra es Zoe, la divina y con tu Bono, David-Davidovitch Brönstein, el hermoso, son la triada de lo mejor que has hecho en este mundo; hoy Violeta una bellísima y extraordinaria mujer. Violeta, Zoe, David, personas por quienes, te lo has jurado, estás dispuesto a dar la vida. Por ahí ves entre el público a tu querido amigo Iván Villaseñor, el extraordinario artista plástico que te cedió el uso de su sorprendente, alucinante obra Coatlicue o la decadencia de occidente para la portada de tu novela Demoníaca (Historia de una maldita perra) que se presenta en quince días también publicada bajo el sello de Noemí Luna, el Eterno Femenino. Está tu hermanito Enrique entre el público. Y está tu María. Tu amada. Tu mujer. La que representa a la mujer que te habita. O bien tu alter ego femenino. Ella.

Cristina de la Concha, deslumbrante, con su proverbial melena casi rubia cuya largura se extiende más allá de donde la cintura pierde su casto nombre, pero además luce un simpático gorro españolado y lentes negros de diva hollywoodense, parece una estrella de cine europea con su metro ochenta de estatura, habla de ti; a eso viene, dice que te expresas a punta de majaderías, que tus cuentos son salvajemente irreverentes, de que horrorizas con tanta mala palabra, que eres algo así como un bárbaro del norte. Pero no deja de anotar que hay denuncia social, que tu palabra es filosa, que es libertaria y es, además, literatura. Es un privilegio ser considerado en semejantes términos por una mujer como ella.

Noemí, la editora de Eterno Femenino, sostiene que eres un gran escritor, que es un verdadero deleite leer tus narraciones, cita una frase tuya que se encuentra en uno de los cuentos que se publicaron en el libro que se está presentando. Te recomienda y hace el comercial de que los ejemplares del Fiestas están a la venta a un ladito de la entrada del Faro Zócalo y anuncia que en quince días se presenta Demoníaca, novela que te dará el debut como novelista publicado.

Por fin te toca intervenir. Hay el gran riesgo de que decepciones a los oyentes después de tantos, tan variados y desmesurados elogios. En la madre. Traes un texto preparado. Hablas de qué es escribir para ti. “Se escribe porque este mundo es terrible”, dices. Estás grueso, cabrón. Te das cuenta de qué inmensa responsabilidad es pronunciar una frase como esa cuando, al día siguiente, tu amada Violeta sube a Facebook una foto tuya en el foro con esa frase. Sí, cabrón, tú la dijiste. Dios mío, sí es un mundo terrible, pero dijiste que también se escribe por amor y que cuando se completa el circuito escritura-lectura, se ha realizado un milagro del amor. En la madre, pero la que impactó a la bellísima Violeta fue esa: se escribe porque este es un mundo terrible. Lo cual te parece terrible. Conforme vas leyendo se va juntando más gente. Terminas de leer tu texto pegándole fuerte a los malos gobernantes que ha padecido nuestro país en los últimos años. Hablaste del ranchero bruto, del borracho asesino y del débil mental que nos impondrán como presidente. Hay cada vez más gente cuando empiezas a leer tu Memoria del Tártaro, ese cuento que pergeñaste en Guanajuato quizá en el año 2004 y que publicaste en el periódico correo, diario chafa y traidor, muy parecido a los chuchos que se apoderaron del PRD, pseudoizquierdista pero dedicado por sistema a ofrecer y dar gratis el beso negro a los peores políticos de Guanajuato o de donde sean. Es increíble, ese cuento ya casi tiene diez años y está fresquecito como si hubiera sido escrito la semana pasada. Empieza un poco lento, pero para la tercera página ya va volando. La gente encantadísima. El clímax del cuento es largo y la gente se muestra feliz, carcajean con frecuencia. Estás a tus anchas. Es el cuento favorito de tu editora Noemí. El cuento fluye, la gente ríe, la felicidad casi se toca de tan sólida, pero…, de pronto te pasan un papelito que dice que tienes cinco minutos más. Te carga la regran chingada, dices a la gente que no terminarás de leer el cuento porque te avisan que en cinco minutos se acaban tus diez minutos de fama. Dices que no nos permitieron usar el foro sino hasta la una y veinte siendo que nos citaron a la una. La gente protesta y grita que te dejen terminar. Tú estás que no te la acabas, es una delicia que te pidan seguir leyendo cuantimás que el cuento ciertamente es largo, unas doce, quizá trece cuartillas. Sigues leyendo, por fortuna no te interrumpen, el público te pide y el público siempre tiene la razón. Terminas de leer y aquello es como un orgasmo. La gente te aplaude mucho más de lo que se estila. Bajas del escenario y te pones a firmar libros que han comprado. La gente te mira, eres un bicho de la más extraña y privilegiada especie, un escritor. Varias personas, cinco o seis, muchachos y, mejor todavía, mujercitas te piden tomarse una foto contigo, las chiquitas se abrazan de ti, te tratan dulcemente, todo son sonrisas y felicitaciones; te han saludado de beso y se despiden de beso. Estás temblando de gusto y emoción. Con qué poquito ya te estás viniendo. En realidad no es tan poquito. ¿O sí? No importa. Tu editora está felicérrima, se han vendido un chingo de libros. Está tan contenta que te extiende un billete de alta denominación y una decena de ejemplares de tu propio libro. Tu Violeta está radiante y bellísima, como siempre. Te regalan un café, te regalan una botellita de agua, te regalan un disco de los chicos del #YoSoy132. Eres una celebridad en ese momento, el consentido del mundo.

Sales de la carpa y vuelves a ser el mismo desconocido de siempre. Pero no dejas de estar feliz. Te vas con tus amigos y tu querido compadre Borja a tomarte una chela, tienes la garganta desgarrada de leer tanto y con tal enjundia. Fueron unas diecisiete cuartillas vibrando en alta frecuencia. Qué paciencia de la gente. Es que eres un buen escritor. No, güey, no te la creas. No eres nadie. Mejor ponte a escribir humildemente, todo esto fue hermoso, pero no es cierto. Nunca lo olvides, tú eres un servidor de la Diosa Blanca. Todo lo demás, los aplausos, los elogios, las sonrisas, las felicitaciones, las fotos, los besos, todo es simple añadidura. Gózalo, güey, no es malo, pero no creas nada, lo importante es otra cosa. Escribe, chingá.

jueves, 3 de mayo de 2012

Las enseñanzas de don Jesús

Las enseñanzas de don Jesús

(Apología del padre)

Pterocles Arenarius


El drenaje de León, el puente de Coatzacoalcos, el Centro Mundial de Comercio, antes llamado Hotel de México, me niego a llamarlo en inglés; el Palacio de Minería, las estaciones del metro Chapultepec, Balderas, Sevilla, Allende, Bellas Artes, Hidalgo, la Hacienda de la Flor en Texcoco, la misma de Juan Charrasqueado y la más bella de tus hazañas, el rescate de Coyolxahuqui, extraída con tus ingenios y tus maniobras. Muchos edificios más, miles de acciones más que ni siquiera supe y otras que no recuerdo llevan la huella de tus manos. En cientos de lugares de este país y algunos del otro, el del norte, que bien admirabas, tienen tu impronta digital. Ahí dejaste tu vida. Ahí te ganaste la vida. Miles, millones de gentes transitan y usan lo que tú nos construiste. Nadie se imagina que hoy que dejas este mundo, sigues viviendo en tantos lugares porque en ésos dejaste tu vida. Lo primero que recuerdo es que tú eras mi Dios. Tú lo podías todo. Tú lo sabías todo. Lo que tú tocabas se volvía perfecto. Tú fuiste mi gran maestro. Me enseñaste a caminar en este mundo. Todo era tan fácil cuando me decías el más sabio consejo: “Busca el modo. Encuentra la manera” de resolver cualquier problema. Y esas palabras hacían todo tan claro. Lo imposible era fácil, sólo había que buscar el modo y encontrar la manera de resolverlo. Me enseñaste cosas que en este momento me definen: ese prodigio de actitud ante la vida del que nunca perdiste esencia, el entusiasmo; palabra bellísima desde su origen: “Tener a Dios dentro del cuerpo”. Si pienso bien de la gente, si tengo fe en la humanidad (aunque no me den motivos), si sigo creyendo en el amor, si sigo buscando el conocimiento, la sabiduría, si creo que la vida es buena, se debe a la primera gran enseñanza tuya, señor: el entusiasmo. Ya grave de salud le dijiste a las enfermeras, cuando te preguntaron que cómo estabas, sonriendo respondiste, “Como la fresca mañana”. Y juro a los que oyen que en medio de tu laboriosa agonía te vi sonreír. La segunda gran enseñanza, señor, fue tu inmenso amor a la mujer. Segundo gran regalo para mi vida. Tu veneración por la mujer ha sido el motivo delicioso de existir. Contigo comparto la indeclinable creencia de que la suprema belleza en este mundo y la gran sabiduría para transitar en él, se encuentra en la mujer. Contigo, mi señor, me rindo ante el sexo femenino y consagro a la mujer como la belleza encarnada y como la presencia y la acción creadora, a su través, de la divinidad en este mundo. Y como tú, señor amado, no lamentamos no haber sido mujeres sino hombres, tan sólo porque siendo hombres se nos regaló merecer esa bendición divina: la mujer, el amor de una mujer, el cuerpo de una mujer. Señor, aunque hayamos hecho pagar a ciertas mujeres esta nuestra veneración de simples hombres. Querido señor Ortega, te agradezco que en mi primera infancia me inocularas el amor al conocimiento concretado en los libros. Los libros que han sido mi vida, los libros que me han hecho muy otro que yo no era. Otro que parecía muy lejos y muy fuera de mis posibilidades. Señor, tú me diste los libros, gracias a los cuales, hoy que me dejas en este mundo, te puedo decir que he vivido al menos cuatro vidas, a cual más intensa y agradecible. Señor padre: soy lo que tú engendraste en este mundo. Soy lo que fui adquiriendo, lo que acumulé a lo largo de esta ruta cuyo inicio tú marcaste. Señor mío que tuviste la sabiduría, la sensatez y la osadía de llamarte a ti mismo como tú elegiste y no como te estaba destinado; patronímico que nos heredas. Desde tu tercer año de primaria fuiste maestro de ingenieros, llegaste a construir edificios bajo tu mejor sapiencia erudita de constructor empírico con tus manos y desde tu imaginación de obrero y tu conocimiento de buscador. Hoy ha concluido tu camino en este mundo que cambiaste para bien, porque hoy, muchos ni siquiera tienen idea de que circulan por tus calles, habitan tus edificios, se protegen con tus muros, se regodean con tus ornamentos. Hoy, mi señor, dejas de ser carne y te vuelves historia, regresas al seno de la gran madre, del gran padre. Tengo, padre mío, la estafeta y te agradezco, aunque no hay con qué hacerlo, el tesoro de tus enseñanzas: el entusiasmo, la veneración por la mujer y el apego al conocimiento. Tres maneras sublimes de estar en este mundo. El amor a la vida, a la humanidad ―en particular a la parte mayoritaria de la humanidad, la mujer― y al saber y conocer que juntas son un solo concepto, una sola manera de estar en el mundo: el amor. Señor amado, gran soldador, gran constructor, gran maniobrista, Gran Arquitecto de ti mismo, te entrego en las manos de Gran Soldador, del Gran Maniobrista, del que finalmente es el Gran Arquitecto, Diseñador y Constructor de cuanto existe. Un sitial de privilegio, sin duda, mereces en la inmensa obra de ese Constructor. Te dio la divinidad, el universo, un talento, hoy regresas cargado, rebosante de talentos y dejas obra buena y abundante en este mundo. Nos dejas a nosotros, tus hijos, testimonios de ti, de tu paso en este mundo. Señor amado, padre mío, aquí estoy, aquí seguiré algunos años, soy parte de tu obra. Nos vemos pronto, allá, donde estés. Bendito seas.

martes, 6 de marzo de 2012

Para qué escribir

Texto leído en el Pabellón Guanajuato el 4 de marzo de 2012, en la XXXIII Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería.

Para qué escribir

Pterocles Arenarius

En la década de los 70 conocí este edificio, diría ―si este palacio fuera una mujer― en el sentido bíblico. Desde sus partes más sórdidas, sus cloacas, sus más oscuros rinconcitos, hasta sus zonas preciosas como la capilla, el patio principal o la torre de la portada. Mi padre construyó toda la estructura de hierro que ha sostenido al Palacio de Minería desde hace ya algo menos de medio siglo. Aquí dejamos cinco años de nuestras vidas, porque yo era empleado de mi padre. Por eso este momento es precioso para mí. Llegué aquí como aprendiz de soldador, estudiaba tercero de secundaria, cuando salí ya era maestro soldador y ya estudiaba en la escuela de ingeniería del Poli. Ahora regreso como autor literario guanajuatense, aunque soy un chilango empedernido, pero me avalan los hechos de que soy hijo y padre de guanajuatenses y el otro es que pergeñé y publiqué textos en Guanajuato a lo largo de diez años. Soy padre de niños y textos guanajuatenses.

Hoy, puesto que me debo a la palabra, estoy obligado a decir, con José Emilio Pacheco, “Es extraño que nadie haya anotado que la degradación actual se debe a la pérdida que está ocurriendo en nuestro lenguaje”; y con el Octavio Paz de El arco y la lira: “Cuando el lenguaje se corrompe, las sociedades se pierden o se prostituyen”; y muy recientemente con Javier Sicilia quien, en su columna La casa sosegada, cita a William Carlos Williams: “Si el lenguaje se distorsiona es crimen prospera”. Son palabras que muy bien podrían constituir la radiografía de lo que hoy ocurren en México. Como nunca quizá, nuestro lenguaje está siendo distorsionado, prostituido, banalizado y, al fin, sometido a una destrucción que llamaría sistemática, si no fuera porque depende, en gran medida de la estulticia de quienes pueden usarlo pública y masivamente y la dejadez e ignorancia de quienes lo reciben y admiten sin reclamo ni exigencia.

Tengo que decir que la televisión ―salvando mínimas y honrosísimas excepciones― difunde masivamente la estupidez, la mentira y los intereses más o menos viles de sus dueños. El poder político, desde su sitial más alto, del que algunos llaman presidente de la República, se regodea declarando en los periódicos que ha exigido a sus secretarios de estado “que se pongan las pilas” o bien que él mismo “va a echarle los kilos”, usando un lenguaje que está muy bien para un maistro (sic) albañil, que apenas hubiera terminado la primaria, pero jamás para un primer mandatario ni siquiera de una república bananera. La corrección, elegancia y recursos de su lenguaje actual nos explican por qué, en su momento, fue rechazado de la UNAM. Sería demasiado prolijo anotar unos cuantos más del tumulto de atentados contra la palabra que perpetran en los medios y en el poder.

No es extraño que la situación de mi país sea una catástrofe en la educación, los niños de secundaria casi no saben leer ni entienden lo que a duras penas descifran; una debacle en la economía, el diez por ciento de los más ricos se apropia de casi el cuarenta por ciento de lo que producimos todos, mientras el veinte por ciento más pobre se conforma con el cuatro por ciento de la riqueza, nuestra economía se ha mantenido sin crecimiento durante treinta años, mientras la población se ha triplicado. El desempleo galopa compitiendo con el comercio informal y la delincuencia por desesperación y el crimen con organización, porque la gente de algo tiene que vivir. Y la mejor solución que para esto ha encontrado este gobierno es matar. Casi indiscriminadamente. Matar.

Hoy debo decir, todos lo sabemos, que en México ―a diferencia del crimen que paga muy bien― la literatura no paga. Los servidores de la Diosa Blanca que mitologizó Graves son una muchedumbre de desharrapados siempre al borde del colapso económico y, derivados de este, otros como el personal, el familiar, el social y hasta el profesional. Pocas naciones en el mundo se observan tan divididas de la peor manera posible, la económica. El diez por ciento más rico tiene ingresos superiores a los de la clase media gringa; mientras el veinte por ciento más pobre tiene un nivel de vida nigeriano. Ningún país puede ser viable si se empeña en conservar  semejante desigualdad. El estallido de violencia que vivimos es producto de ese monstruo.

El gobierno mexicano se porta como un enemigo de su pueblo y como un aliado de Estados Unidos y ahora, con el PAN, demuestran amar más a España que a la gran mayoría de los mexicanos. Bueno, quieren hasta vender Pemex, que entrega al gobierno 40 centavos de cada peso del erario. Ya casi terminaron de entregar la industria eléctrica a las compañías españolas sin importar el costo de toda índole al dejar a más de 16 mil trabajadores en el desempleo y convertirlos en recalcitrantes enemigos del gobierno. La Auditoría Superior de la Federación encontró miles de latrocinios que llama irregularidades. 889 mil millones de pesos han sido entregados a los bancos extranjeros en quince años a través de esa ratería monstruosa que llamaron Fobaproa.

Nada bueno nos espera si no hay educación, si no se deja de prostituir el espíritu del pueblo, si no se consigue que la poesía esté en el espacio público, porque “Sólo la poesía ―decían los antiguos poetas chinos― puede corregir el lenguaje”. En este momento urge. Ante la brutal dictadura  de los medios audiovisuales, que se escriba, que se lea, que se practiquen las artes, que se eduquen los mexicanos.

Es un inmenso trabajo el que tenemos que hacer para salvarnos. Tenemos que generar y entregar poesía. Aunque todo esté perdido, porque la televisión miente, engaña y prostituye; aunque la clase política haya vaciado de significado las palabras, aunque los más estúpidos pasquines se vendan por millones y los libros de poesía o las novelas que nos darán lustre cultural en el mundo, permanezcan cinco años en los anaqueles antes de vender el miserable tiraje de mil ejemplares. Cuando se prostituye el idioma aparece el caos, porque el idioma es orden o entendimiento, conocimiento y discernimiento. El idioma es pensamiento. Un idioma mutilado y prostituido, prosternado por la traición sólo nos puede traer automutilación, prostitución mental, caos y humillación. Estupidez. Guerra. Guerra es un vocablo del alemán “werra”, que significa desorden, caos.

El gobierno ha entregado más del 30 por ciento del territorio nacional a las mineras canadienses y gringas, les cobra cinco pesos por hectárea por año. Y mientras roban nuestra riqueza para entregarla el extranjero, a un pequeño café de Guanajuato, el gobierno lo obliga a pagar tres mil pesos por mes para dejarlo usar 15 metros cuadrados en unas de sus, ciertamente, bellas plazas. ¿Por ser mexicanos es el ensañamiento? Luego quieren vender Pemex, lo han prometido dos candidatos; Pemex que proporciona 40 centavos de cada peso del presupuesto del erario nacional. ¿Son estúpidos nuestros gobernantes? No lo creo. Todo esto apesta a ratería contra los mexicanos, incluyendo a los que no han nacido. Porque el país no pertenece sólo a los que vivimos en este momento. ¿Qué les dejaremos a los que vendrán después? ¿Nuestra vergüenza por no haber hecho nada?

El gobierno de Guanajuato ofrece a los artistas que ellos llaman “con trayectoria”, es decir, a los duchos, a los chingones, cuatro mil 200 pesos mensuales durante diez meses, a cambio los autores deben entregar su obra al gobierno. Les recuerdo que México no es autosuficiente en alimentos, que las pensiones de los trabajadores mexicanos fueron entregadas a los bancos extranjeros mediante las llamadas afores; que un grupo de los que dicen que nos gobiernan hacen negocios con compañías gringas con el descomunal pretexto de la guerra contra el crimen organizado; recién hemos sabido que las mismísimas autoridades gringas ayudan a los narcos mexicanos al trasiego de drogas y al lavado de las ganancias y al mismo tiempo venden armas a las bandas del narco en México ¿Entonces a qué está jugando el gobierno mexicano? ¿Entonces por qué 60 mil muertos, 15 mil desaparecidos y 300 mil desplazados? A este país se lo está llevando la mierda, pero estoy seguro de que hay mucha gente que quiere y puede salvarlo. Contra los que están haciendo de este país un infierno, tenemos que oponer la fuerza de la vida, contra la falsa religión de los pederastas que quiere más poder político y que para eso van a traer al Papa ex nazi, contra los fanáticos que desean implantar el reino de Dios en el mundo ―un dios, por cierto, bastante estúpido―, nos oponemos desde la creación, desde la literatura, desde el arte. Desde al amor por la gente humilde.

Al final, lo más importante, lo religioso (de religarse con lo divino, ¿pero hay algo divino o algo que no lo sea?), lo único religioso es ser obediente y disciplinado con madre natura, con los que nos pide y lo que nos indica nuestra naturaleza. Come bien, coge mejor, sé feliz de todo y para todo y haz felices a los que tienes a tu alrededor. Ama demasiado, goza de la vida, respeta a todo el mundo y no intentes imponer tus ideas a nadie, ni siquiera a tus hijos chiquitos. Mejor da ejemplo siendo como quisieras que fuera el mejor ser humano del mundo. Defiende tu libertad como dijo Don Quijote, con tu propia vida si es necesario. Haz de tu existencia una obra de arte, un paraíso. Y si te alcanza pues haz arte. Y que chingue a su madre el diablo y que ruede el mundo.

jueves, 16 de febrero de 2012

Daniel Barrera

El extraño caso de Daniel Barrera

Pterocles Arenarius



La obra de Daniel Barrera podríamos clasificarla en dos grandes grupos. Es necesario establecer la diferencia esencial entre los cuadros netamente simbólicos, que, aunque figurativos, el ámbito consiste en una circunstancia simbólica. En otro grupo estarían los cuadros cuyas imágenes muestran “el mundo real” y dentro de ese contexto se expresa, rompiendo con el realismo, un símbolo que le da sentido al cuadro.

En los trabajos del segundo grupo mencionado existe un denominador común, en ellos se encuentra un contexto aparentemente cotidiano, incluso trivial, pero en primer plano aparece un elemento que trastoca la “normalidad” y otorga a la circunstancia un carácter perturbador o bien de insondable misterio a pesar, incluso, de un título que funciona como asidero o punto de referencia acerca del significado.

Características permanentes en estos trabajos son la originalidad que, sin duda es una tan permanente búsqueda como reiterado encuentro. Ciertamente la virtud de ser original llega a ser tan lograda que a veces sentimos que algunos cuadros parecieran de distintos pintores. Un formidable ejercicio de transfiguración, puesto que, como dijera Ernesto Sabato, “Toda obra artística es un retrato del alma del autor”. En otras palabras Daniel Barrera es muchos artistas.

Si fuera necesario definir en pocas palabras la obra del mencionado autor, tendríamos que decir extenso poderío expresivo; virtuosismo artesanal, quisquilloso, mejor, acucioso como un exquisito orfebre e imágenes profundamente simbólicas y/o (dado caso) enigmáticas.


Una cualidad más debo anotar y es la de que siempre hay un intenso simbolismo que conduce al artista a la polisemia poética. Los cuadros de Daniel Barrera pueden significar muchas cosas, lo único evidente es la pretensión de significados profundos como una constante.

En cuanto a la forma, parece imposible pedir más a un pintor (gran sentido del equilibrio en la composición, colorista variado y luminoso, formidable dibujante). La destreza de Daniel se encuentra, sin duda, en los territorios del virtuosismo. En este sentido podemos decir que este creador (en dado caso recreador dice él mismo puesto que “El Creador haría objetos de la nada”) viaja a contracorriente de las tendencias prevalecientes en las artes plásticas. Mientras que entre gran número de artistas ―o aspirantes o diletantes o, digámoslo con franqueza y valor, charlatanes del arte― se cultiva lo más fácil, se denuesta el virtuosismo, se “crea” arte abstracto y se desprecian los cánones (oh, el viejo mito de la ruptura de la tradición que nos trajo a la tradición de la ruptura), podemos decir que en este momento, las artes plásticas tendrían que recuperarse a sí mismas, renacer y procurarse una pizca de seriedad, de solemnidad, la ruptura ha imperado por demasiadas décadas y en este momento, ha habido tanta ruptura que ya todo está roto; todos los artistas o los aspirantes y cuantimás los charlatanes, han roto con la pintura tradicional y han roto con todo. Podemos decir que las artes plásticas son en este momento un tiradero, un caos. La rebeldía es una actitud muy sana, excepto cuando no hay contra que rebelarse y entonces aparecen los rebeldes sin causa. La rebeldía no es exactamente lo mismo que el afán de libertad; cuando se tiene la total libertad y se abusa de ella se llega al vacío. ¡Ni siquiera la libertad es un bien por sí misma! La libertad tiene sentido cuando, luego de luchar por ella con la vida en prenda si es necesario, se entrega, como diría G K Chesterton, “a la pasión más bella” y si bien las nuevas tendencias nos suelen sorprender, la sorpresa no es el fin último del arte. Las artes plásticas no pueden quedarse con la sorpresa y la ruptura per se. Hay muchos más valores estéticos, los viejos, auténticos, indoblegables y venerados valores estéticos del romanticismo, aun los del clasicismo. Y eso sin descartar, por supuesto, las nuevas tendencias, el arte abstracto, la instalación, el performance y tantas expresiones más que han surgido en las artes plásticas. Todo cabe en el arte, sin duda. Siempre y cuando haya poesía. Hasta la charlatanería que puede ―quién dice que no― sorprendernos como lo hicieran los franceses en su momento ―¡a principios del siglo XX!―, pero la sorpresa funciona sólo una vez: la primera (El primer poeta que dijo “tus labios son rubíes y tus dientes son de perlas, era un genio, el segundo, un imbécil); Marcel Duchamp sorprendió, pero sus malhadados epígonos llevaron esos conceptos hasta provocar pero sólo pena ajena y, aun antes, hartazgo. ¿Hasta qué punto las artes plásticas han entrado en un callejón sin salida? Esa es una discusión que hemos de dejar pendiente, porque estamos hablando de la obra de Daniel Barrera...




DB no ha roto con los valores tradicionales además de haber incorporado gran número de los hallazgos y la poética del arte moderno. Estamos ante un artista que trabaja el retrato, por más que éste ocurra en una atmósfera de irrealidad que además muestra un elemento simbólico que nos habla de la espiritualidad, de la metafísica, del otro mundo, de la inconsciencia, siempre de la libertad, del principio y del fin; en una palabra, de los misterios que, en las profundidades humanas, nos hacen entender que descendemos de lo instintivo y, ciertamente, nuestro origen, simiesco, es conmovedoramente humilde y, por eso, lo es también nuestro presente, y así, nuestro futuro ―dado tal origen― será glorioso o de espanto (toquemos madera), pero no banal. En ciertos trabajos de su obra, DB nos recuerda que nuestro origen es animal, pero que el soplo divino (¿o el afortunadísimo azar?) nos lanzaron a la inmensa aventura intelectual y del espíritu que es el arte (por no hablar de la ciencia y la supuesta “conquista” de la naturaleza). Sus símbolos le dan la vuelta a sus cuadros costumbristas y crean un profuso conjunto de significados en los alegóricos.

Finalmente, la obra de Daniel Barrera es la gran conjunción en varios sentidos, desde la reintegración de los cánones de la pintura clásica cuyo origen se remonta al XVI hasta llegar a un simbolismo personalísimo y de gran poderío al integrar los vastos recursos incorporados por escuelas más recientes como el surrealismo e incluso ciertas escuelas filosóficas o esotéricas.



En la creación barreriana sentimos que nos confiesa su regusto por lo figurativo que es, sin duda, la arcaica influencia del que fuera desde la infancia su maestro de pintura ―al que siempre llamó abuelo― Fidel Rubio. Tal ascendiente es más que notorio en la extrema acuciosidad, el afán de preciosismo artesanal que imprime a su trabajo, diríamos, como se hacía antes, cuando los pintores sí sabían dibujar. Pero a esa minuciosidad de orfebre Barrera le ha agregado su propia visión del mundo, su metafísica personal. Así, este artista es un creador a cuyo través se procesa el universo (undiverso: uno y diverso) y cuya pintura nos ofrece dos cosmos, uno, el que todos percibimos pero visto por los ojos privilegiados, agudos de un hombre que tiene una visión sin par de lo que nos rodea, lo que vemos en los cuadros de Daniel es su manera de sentir la existencia, su visión del estar aquí. Y de ahí deriva, dos, el cosmos interior, no menos rico, no menos ingente que el otro, el externo.

En los cuadros de DB encontramos, además, conceptos de la trascendencia metafísica como la más realista cotidianidad interpretadas bien en el marco del corriente contexto diario en el que, de pronto, aparece lo misterioso dando símbolo y significado a la obra o bien en el limbo de una serie de objetos simbólicos. Sin duda podemos decir que en toda esta obra se encuentra el toque profundo, esto es, un símbolo que nos remite al fondo de nosotros mismos. Porque el pintor ha volcado sobre el lienzo la imagen de algún objeto que es un poderoso símbolo por sí mismo o bien se constituye en él gracias al contexto.





Finalmente una veta más que bien podría explorar este pintor, es el realismo a ultranza que, para gusto de este tundeteclas es el más desconcertante. Entre la obra considerada artística por DB (porque nos confiesa sin fingido pudor que, para sobrevivir, realiza también retratos por encargo) encontramos un retrato del que fuera presidente de México ―el único presidente honesto que registra nuestra historia en el siglo XX― el general Lázaro Cárdenas (su título ―que incluye dos enigmáticas letras ¿iniciales, iniciáticas?― es V H Lázaro Cárdenas del Río). Un extraño retrato que, consultando se averiguó, contiene algunos de los indescifrables símbolos de la organización secreta conocida como la masonería (que adoran a satanás, me hicieron reír algunos, que se están haciendo del poder para dominar el mundo, me aseguraron otros). Resulta ciertamente inquietante la vista de un hombre público tan prestigiado en medio de tan extraños símbolos.

lunes, 30 de enero de 2012

Del odio a AMLO (Pero mejor del amor)

Pterocles Arenarius

Dicen que en el 2006 no quería debates y que hoy quiere 20.

Lo que hubiera hecho Andrés Manuel en el 2006 habría sido tachado de error. Si hubiera ido a los debates habrían dicho que fue un grave error: ¿para que se metió a debatir si ya la tenía ganada? Las encuestas de aquel tiempo eran una farsa, pero más lo son las de ahora. Simples armas para engañar a la gente haciéndole creer que el copete sin cerebro ya la tiene ganada, igual dirán ahora de todo lo que haga el descerebrado que está bien y lo ha hecho subir en las encuestas. Pero el señor del gel sobre el vacío no da manera de que lo ayuden.

Siguen obsesionados con los casos de Bejarano, Ponce, Ímaz, Sosamontes...

Los que cometieron delitos en la gestión de Andrés Manuel fueron a la cárcel y pagaron sus delitos. Fox hizo exactamente lo mismo que Bejarano y luego robó escandalosamente ya como presidente. ¿Y por qué no lo meten a la cárcel si sus delitos son cien veces superiores a los de los perredistas mencionados? El presidente borracho hizo no menos y, al igual que el primer presidente analfabeta, Fox, está impune, pero mucho más, ahora debe también 60 mil muertos.

Acusan que el narcomenudeo creció en el gobierno de AMLO.

Bueno, el narcomenudeo quizá haya aumentado en el DF, no lo sabemos, pero jamás como en el mártir norte de México. Los hechos prueban claramente que el DF no sufre como Ciudad Juárez, las ciudades de Tamaulipas, los estados de Coahuila, Chihuahua, Sinaloa, Sonora y las mismísima y próspera ciudad de Monterrey mantiene a sus habitantes en ascuas cuando no es un bloqueo de los narcos es un tiroteo de horas.

Que endeudó brutalmente a la ciudad.

La deuda del DF bajó el ritmo de su crecimiento durante la gestión de López Obrador.

Que es casi un terrorista cuando, dicen, "tomó los pozos petroleros en Tabasco" y organizó el plantón de Reforma.

Andrés Manuel López Obrador ha sido el único político honesto y valiente. Él, personalmente, ha desafiado a las fuerzas represivas de los amafiados en el poder, para la defensa de los intereses de los más jodidos. Quiero ver a un solo político que sea capaz de hacer eso. Ya no de ponerse al frente de sus seguidores como lo hizo en Tabasco, sino tan sólo de hacer los cientos o miles de mítines que ha hecho en los últimos años presentándose él solo prácticamente en lugares peligrosísimos y hasta ha atravesado retenes de criminales organizados sin custodia alguna.
Deberían de dar gracias al glorioso plantón de Zócalo-Juárez-Reforma que permitió desahogar la enorme rabia que provocó el fraude electoral más grande de nuestra historia. Si no hubiera sido por ese plantón quizá se hubieran soltado los balazos por el poder. De cualquier manera, el presidente borracho ya desató a los demonios con tal de legitimarse. Ahora habrá que "serenar a la nación" y curar tanto dolor provocado por el borracho. Sin el plantón de Reforma se hubieran perdido no sólo los empleos de las empresas afectadas, como se ha perdido todo para mucha gente en el norte del país, donde hay más de 300 mil desplazados por la violencia.

Lo acusan de alentar a "sus diputados" para detener las reformas necesarias para el crecimiento del país.

Los diputados obradoristas actuaron ejemplarmente para detener la traidora venta de Pemex al extranjero. Es increíble el grado de servilismo del gobierno, si ellos mismos admiten que el erario recibe 40 centavos de cada peso de Pemex. ¿Entonces por qué querían vender Pemex si es el que nos sostiene? Fue perfecto que hayan detenido ese acto de traición a la patria.

Quieren involucrar a López Obrador con Godoy Toscano.

Godoy Toscano es prófugo de la ley. Pero antes fue electo. Que sea perseguido y juzgado imparcialmente, como lo fueron Bejarano, Imaz, Sosamontes y los demás. Pero como no lo han sido Vicente Fox, Marta Sahagún, los hijos de ella y todos los raterazos panistas de los diferentes gobiernos que tienen las uñas más largas que los del PRI.

Mienten diciendo que el gobierno de AMLO el DF se volvió la ciudad más insegura.

Hoy el Distrito Federal es la ciudad grande más segura del país.

Llegan a afirmar que empobreció a los capitalinos.

Con Andrés Manuel se hizo ley la pensión alimentaria para adultos mayores, los apoyos a las madres solteras y discapacitados; se creó la Universidad de la Ciudad de México y 19 prepas. Con Marcelo Ebrard se creó la beca universal para estudiantes de bachillerato, los comedores populares gratuitos. Los pobres, hoy, son un poquito menos pobres. AMLO benefició a los pobres como nunca se había hecho antes en la ciudad, por eso la gente lo ama. Lo inexplicable es que haya gente que lo odia y que se devana los sesos para poner en negro todo lo blanco. Sin embargo, la popularidad de Andrés Manuel habla por sí sola. Quisiera ver a un solo político de cualquier época que haya sido postulado por gente del pueblo para ser canonizado, a un solo político de nuestra historia a quien las viejitas le besan la mano. Quisiera ver a un político de toda nuestra historia a cuyo mérito personas del pueblo hicieron escapularios que se vendían en el Zócalo. La explicación, sin embargo, es simple: lo odian los que le temen. Y los imbéciles que digieren toda la mierda que les avientan Televisa y Tv azteca.
Pero el pueblo ama, amamos, a Andrés Manuel López Obrador. Como él dice, amor con amor se paga.

¿Estará prohibido que Andrés Manuel recorra pacientemente todo el país como ningún otro político lo ha hecho jamás? ¿Estará prohibido que le depositemos dinero en su cuenta de HSBC a nombre de Honestidad Valiente y que lo hagamos con mucho orgullo?

Ya ni el guerrillero Marcos ha provocado tanto caos en el país como sí lo ha hecho el sedicente jefe supremo de las fuerzas armadas, para desgracia de todos, pero pronto le demostraremos que para mayor desgracia de él, pues ésta será histórica y empezará cuando lo llevemos a juicio ante la Corte Penal Internacional