lunes, 21 de julio de 2008

Perdamos el respeto a la Iglesia Católica


Perdamos el respeto a la Iglesia
Beatriz Gimeno
Intervención de Beatriz Gimeno en la presentación del libro “La Iglesia furiosa”, realizada el 21 de febrero en Madrid, sala Maldonado 53. Beatriz Gimeno es novelista, ensayista y vocal de la Federación estatal de lesbianas, gays, transexuales y bisexuales. Miembro del consejo editorial de la revista Trasversales. Miembro de la Federación Internacional de Ateos (FIdA).
Yo sí que estoy furiosa. Y la furia puede que me impida hablar de la iglesia desde la razón. En todo caso, contra su furia irracional, la nuestra racional. Pero lo cierto es que en muchas ocasiones entramos en discusiones completamente irracionales. De dios no se puede discutir porque no existe. De lo que se puede discutir es de las consecuencias que dicha creencia tiene. Consecuencias políticas y sociales. Así que, finalmente, el hecho de que mucha gente crea en dioses nos incumbe a todos.
Y la mayoría de los que estamos aquí somos ateos, activistas sociales o políticos, que estamos convencidos de que la necesidad de luchar por un estado laico. Esta lucha sigue siendo necesaria a pesar también de que es irracional porque un estado democrático no puede ser otra cosa que laico. Ya es una concesión hablar de libertad religiosa en un estado democrático y de derecho; es redundante, faltaría más. La libertad religiosa está garantizada en la libertad de conciencia, de asociación, de expresión, de reunión… la libertad religiosa está garantizada por la libertad. La libertad religiosa debería ser como la libertad para afiliarse a cualquier otra asociación con vocación de hacer proselitismo.
El problema es que el proselitismo que puede hacer una asociación está siempre en dependencia directa de los valores de los que se proponga ser prosélita. Si dichos valores son antidemocráticos, sexistas, homófobos, discriminadores, contrarios a la libertad… en ese caso dichos valores no deberían poder enseñarse en ningún espacio público, cuánto menos en una escuela. Hay que atreverse a decir que hay valores sobre los que la sociedad ha alcanzado consensos democráticos y que no deberían poder enseñarse en ninguna escuela. Que la mujer es más apropiada para cuidar a los niños que los hombres o que la heterosexualidad es superior a la homosexualidad, tiene derecho a creerlo cualquiera, e incluso a expresarlo, escribirlo, defenderlo, sí, pero no a enseñarlo a los niños y niñas.
Y sí, puede que no se deba enseñar ateismo, pero de la misma manera que en un sistema democrático se debe enseñar lo que significaron el nazismo o el estalinismo, no hay ninguna razón para no enseñar lo que ha hecho y dicho la iglesia a lo largo de la historia. Ni razón alguna para obviar que sus valores son contrarios a la igualdad, la libertad y la felicidad.
Y sin embargo, aún no nos atrevemos a discutir que la iglesia católica tenga derecho a enseñar estas cosas en sus escuelas, que encima pagamos todos. A la iglesia católica (que es la que nos toca) le hemos perdido la fe, pero no hemos aprendido a perderle el respeto. Y desde la furia quiero que aprendamos a perderle el respeto. La iglesia católica dispone de un excedente de respeto que parece no terminarse nunca. ¿Qué más tiene que hacer para que le perdamos el respeto? Quizá no existe otra organización que siga funcionando que haya traído, que siga trayendo, tantos crímenes, tanta injusticia, tanta infelicidad. Las iglesias matan. La iglesia católica mata cuando se opone al uso del condón en países que luego no pueden pagar las medicinas contra el sida. No hay en el mundo una organización con tantas condenas firmes por pederastia y abuso infantil. Y es curioso que la pederastia, que es fundamentalmente heterosexual, en el caso de la iglesia, en cambio, sea fundamentalmente homosexual. Pero, eso sí, sus condenas contra los homosexuales recorren el mundo haciendo que en muchos países la vida sea invivible para éstos. Estamos hablando de Latinoamérica, donde las iglesias atacan y condenan la homosexualidad legitimando a los paramilitares y escuadrones de la muerte que matan a tres homosexuales al mes en Brasil, por ejemplo. Hablo de la iglesia que ha apoyado toda clase de regímenes asesinos en Latinoamérica, en España. Hablo de la iglesia que prefiere una niña de 9 años muerta o madre a que aborte. Hablo de la iglesia que pretende (si la dejáramos) condenar a todas las mujeres a vidas invivibles y a todos y todas a la infelicidad. Y aun le tenemos respeto.
Como mucho, respeto su libertad personal de creer en dioses inexistentes, pero entra dentro de mi libertad no respetarles. No les respeto. Les combato. Y con la máxima beligerancia.
Todos hemos conocido a católicos que son gente inteligente y solidaria. Pero para mí esto es un misterio. Forma parte de la complejidad de la naturaleza humana que personas inteligentes crean un absurdo, que personas de izquierdas se empeñen en pertenecer a una organización de derechas, que personas que luchan por la justicia se empeñen en estar dentro de una organización que apoya todas las injusticias; que estas personas estén dentro de una organización que les querría fuera. Estoy cansada de tener siempre que distinguir, hilando muy fino entre la iglesia y los fieles, entre la jerarquía y la otra iglesia. Respeto la libertad de las personas, pero quiero decir que la iglesia es lo que es y tiene voluntad de serlo casi desde su fundación, y de seguir siéndolo. La iglesia es una enorme estructura con una enorme y no cuestionada influencia educativa, económica, mediática, que trabaja contra los derechos individuales conseguidos tras muchos sacrificios. No es posible oponerse a esa estructura con paños calientes y con cuidado en no herir a los creyentes. Los creyentes nos hieren a nosotros y muchos de los creyentes del mundo querrían vernos muertos. No quiero tener que comenzar mis charlas sobre la iglesia distinguiendo con mucho cuidado entre ésta y el fundamentalismo. La iglesia católica ha sido fundamentalista mientras ha podido, y tiene voluntad de serlo, y lo es dónde puede. Todas las iglesias tienen esa voluntad.
Y en el futuro puede ser más grave. La injusticia global en la que estamos cada vez más inmersos, sometidos a fuerzas que no comprendemos, sin culpables que han desaparecido en superestructuras imposibles de controlar… es evidente que un subproducto de todo esto será el fanatismo religioso, el más irracional, el más difícil de combatir, y que se va a manifestar de muchas maneras. La gente cree, cada vez más, en todo tipo de cosas, en religiones sin dios, en dioses sin religión, en el destino, en la suerte, en las plantas, en los posos de te, en los astros… Y no podemos confundir, desde la izquierda, la necesidad de la aconfesionalidad del estado con la reivindicación de la pluriconfesionalidad.
Como dice Bauman, si la fe en el progreso en un momento dado fue una manifestación de optimismo en el futuro, ahora el progreso da miedo porque la globalización y la injusticia globalizada frente a la que nos hemos quedado sin respuesta auguran un crecimiento del pensamiento irracional en todo el mundo.
La creencia en dios sirve para construir un sentido. Nos dijeron que si dios moría el ser humano no podría vivir sin sentido. Pues sí se puede; los ateos podemos y no somos ni más felices ni más desgraciados que los creyentes. Por el contrario, quizá sea la certeza de que la trascendencia no existe lo que nos permita contemplar de verdad y con el necesario horror los millones de vidas eliminadas, borradas, vidas sufrientes, explotadas para el bienestar de otros. Sólo desde el abismo del absurdo, de la negación de cualquier significación, uno/a puede entender que el único atisbo de sentido es luchar para que cada vida disponga de las mismas oportunidades para encontrar, si no una razón, al menos sí sus momentos de goce y de felicidad.

martes, 8 de julio de 2008

El gobierno de Calderón al servicio de los ricos

México se encuentra en una terrible circunstancia de desintegración. Los síntomas son francamente de desastre. El gobierno está cada vez más cerca de no gobernar a nadie. En primer lugar, los grandes potentados que proveyeron de recursos al presidente espurio están cobrando sus favores. Hoy no sólo son ingobernables para la administración de Felipe Calderón, sino que ellos le dictan las órdenes.
Por ejemplo: en 2007, según cifras de la Bolsa Mexicana de Valores, CEMEX registró ventas por 236 mil 669 millones de pesos, sólo pago el 2% de impuesto sobre sus ventas; TELCEL, con ventas por 311 mil 579 millones de pesos, pagó el 3.9%; Bimbo, con 72 mil 294 millones de ventas, pagó el 2.3%; WAL-MART, con 224 mil 173 millones, pagó 2.5%. COCA-COLA, con ventas de 68 mil 969 millones, pagó 4.8%; GRUPO MÉXICO vendió 68 mil 412 millones y pagó 7.6%; KIMBERLY CLARK, vendió 21 mil 480 millones de pesos y pagó el 5.7% y GRUPO MASECA que vendió 9 mil 11 millones de pesos y pagó el 2.9% de sus ventas. Habría que agregar que estas empresas presentaron impuestos diferidos en sus balances por 74 mil 471 millones de pesos; es decir, obtuvieron créditos fiscales por el doble de lo que pagaron de impuestos.
Por otra parte, los poderes fuera de la ley, como son los narcotraficantes, tienen cada vez más en jaque al gobierno. La Organización de las Naciones Unidas ha manisfestado a través de uno de sus altos funcionarios que el real poder en México se encuentra en manos de los capos del narcotráfico en el 60 por ciento de los municipios del país. Es decir, en tales sitios no gobierna el presidente espurio Calderón.
México se encuentra sometido a los caprichos de la poderosa nación del norte, EU, quien ha impuesto a nuestro país el acuerdo llamado Iniciativa Mérida, a través de la cual nuestro país deberá admitir la intromisión de fuerzas armadas norteamericanas. Además, éste es el inicio a la integración de México a la ASPAN (Asociación para la Seguridad y Prosperidad de América del Norte -¡sic!) que colocará a México como un enemigo más del poder islámico y, con ello, como objetivo militar de los enemigos de EU conseguidos gracias a su histórica actitud de depredación.
Por último, como el más grave atentado contra la nación, el gobierno de Felipe, el Espurio, Calderón, ha dado a conocer su propuesta de modificaciones a la ley para entregar Pemex a las grandes compañías transnacionales.
Para realizar este acto de traición a la patria, Calderón pretende hacer creer que sus leyes no son privatizadoras, lo cual es una burda mentira. No es posible llamar de otra manera al hecho de que se proponga que las compañías transnacionales tengan acceso a todos los trabajos de Pemex (lo cual prohibe la Constitución Mexicana) y el gobierno diga obsesivamente que no es privatización entregar el trabajo de Pemex a las compañías privadas.

sábado, 5 de julio de 2008

Ingeniero Javier Jiménez Espriu

Ing. Javier Jiménez Espriu

PRESENTACIÓN en el Foro sobre la Reforma Energética en el Senado.

México, D.F.

Señores Miembros de la Junta de Coordinación Política del Senado de la República
Agradezco su invitación para exponer en este foro mis puntos de vista sobre las iniciativas del Ejecutivo para la Reforma Energética.
En función del tiempo disponible tocaré sólo los temas que estimo de mayor preocupación sobre los textos de las iniciativas y sobre su impacto en la ingeniería y el desarrollo tecnológico de México.
Dejaré fuera los detalles que me parecen mejorables sobre la autonomía de gestión –fundamental para Pemex-, tomando en cuenta que ya se han comentado, incluso por algunos de los Señores Senadores, ajustes necesarios al régimen de gobierno y a las funciones, orígenes y designación de los Consejeros independientes propuestos y sobre la importancia de la Comisión del Petróleo y la vigilancia y el desarrollo de un plan energético de largo plazo del que carecemos y para el cuidado de la plataforma de explotación de hidrocarburos, asunto que se ha manejado en función de las necesidades financieras del país y no de su seguridad energética.
Y desde luego sobre la reforma del régimen fiscal de PEMEX, que me temo vendrá con la consideración de “no afectar la contribución de PEMEX a las finanzas públicas”.
No detallaré tampoco mis dudas –muy personales ciertamente- sobre la legalidad de los bonos petroleros que se ofrecen, que según yo, en los términos planteados transfieren a particulares, aunque sea en mínimas cantidades, parte de la renta petrolera.
Me refiero a mis preocupaciones mayores:
Con plena convicción, considero que la propuesta de Reforma, desde el diagnóstico, es insuficiente en el análisis económico, discutible desde el punto de vista técnico, inconsistente en el aspecto legal, ignorante de contenido histórico y ayuna de sensibilidad política.
Menciono los cinco aspectos, porque PEMEX no puede analizarse a fondo, si se soslaya cualquiera de ellos, porque PEMEX no es una industria común.
Se trata no sólo de la empresa que tiene a su cargo los más importantes recursos naturales con que nos dotó la naturaleza, -aunque los hubiera escriturado el diablo- y cuyo cuidado consagra nuestra Carta Magna como área estratégica y de exclusividad del Estado Mexicano.
No es sólo una empresa productora de “commodities”. Es una institución que como ninguna otra, ha hecho viable el desarrollo de México, posible su factibilidad financiera y enfatizado su identidad como Nación independiente.
Es una entidad símbolo que se encuentra enraizada en el alma de los mexicanos. PEMEX es desde su nacimiento, la empresa emblemática de la soberanía nacional.
Su importancia económica, política -interna e internacionalmente- y social, en un todo inseparable.
Además de esas carencias de las iniciativas, resulta insuficiente el plantear como Reforma Energética únicamente la reestructuración de Petróleos Mexicanos -ciertamente la parte más importante del sector energético y de urgente y conveniente reorganización-, sector que es un complejo sistema interdependiente que no puede lograr su optimización con decisiones parciales.
La propuesta resulta además inconsistente, porque surge de un procedimiento contrario a toda lógica. Se ha partido de la decisión de abrir PEMEX al sector privado y luego se han acomodado premisas, argumentos, datos y diagnóstico –en ese orden – para sustentar la solución decidida de antemano.
Los mexicanos sabemos leer, analizar y discernir, y de la lectura, el análisis y la discusión de las iniciativas deducimos con meridiana claridad su intención primigenia y sabemos que si se convierten en ley: se autorizan los contratos de riesgo; PEMEX inicia su privatización, claudicando de la exclusividad que la Constitución le otorga en el conjunto de la industria petrolera y por lo tanto se debilita, se minimiza e inicia su transformación de una industria integrada –forma hacia donde se dirigen todas las del mundo que no lo están aún-, a una organización administradora de contratos cuyos beneficiarios no serán quienes hoy se dice son los dueños del petróleo mexicano.
Hay además, entre esos mexicanos, un importante grupo de compatriotas altamente capacitados en todas las áreas de la industria petrolera, tanto en la paraestatal como en el sector académico, en las jubilaciones prematuras y en empresas privadas a donde los ha llevado la inconsistencia de las políticas públicas, que conocen la verdad de todos los pasos de la industria, de las condiciones de nuestras reservas, las formas de optimizar la producción, los tiempos y formas para la búsqueda de nuevos yacimientos, para la adquisición de las tecnologías necesarias para la industria y para la formación del personal requerido, en suma, capaces de atender las necesidades actuales y futuras de nuestra industria fundamental, sin necesidad de compartir una sola molécula de nuestros hidrocarburos, ni entregar parte de los beneficios de la industria a la participación privada.
No podemos por lo tanto aceptar, como dogmas de fe, las menciones oficiales de que con la propuesta PEMEX se fortalece, que no hay contratos de riesgo en la misma, que no hay privatización, que los hidrocarburos son y seguirán siendo sólo de los mexicanos y que no hay otra forma de incrementar nuestra capacidad de ejecución si no es con onerosas alianzas estratégicas.
Porque permitir los contratos de riesgo, que no es otra cosa lo planteado en los artículo 4o de la iniciativa de la Ley Reglamentaria del Art. 27
Constitucional y 45 y 46 de la propuesta de nueva Ley Orgánica de PEMEX entre otros, que la autorización para suscribirlos por asignación directa, discrecional e incluso, confidencial, o sea, compartir la renta petrolera en beneficio de los poderosos de siempre y en detrimento los dueños legítimos del recurso.
Porque proponer la participación privada en la refinación del petróleo y en la propiedad y operación de oleoductos, es entregar a los poderosos de siempre –de aquí y de allá y más de allá que de aquí-, dos eslabones fundamentales de la cadena de valor de la industria de los hidrocarburos, decretando el inicio de su desintegración y trastocando el espíritu y la letra de la Constitución.
Porque se refiere a la industria petrolera integral como área de exclusividad del Estado, y en la leyes secundarias se pretende limitar las áreas estratégicas de la industria, reduciendo arbitraria e ilegalmente el espectro que define la Constitución, y transfiriendo al sector privado nacional o extranjero funciones que la letra y el espíritu de la Ley Suprema otorgan indubitable y exclusivamente al Estado. Refinerías y oleoductos pierden su condición estratégica.
Y esto no es otra cosa que privatizar, objetivo fundamental de la propuesta.
Las iniciativas se construyen a partir de algunos datos sesgados, de un lenguaje engañoso y de algunas verdades a medias. Y las verdades a medias, son mentiras dolosas.
Porque es cierto que PEMEX está técnicamente quebrado; que las reservas de Cantarell declinan; que no tenemos aún la tecnología para perforar a grandes profundidades en el mar -aunque no estamos en cero-; que el
Sindicato de PEMEX es enormemente oneroso -aunque eso se soslaya-; que sólo tenemos petróleo para diez años con los actuales ritmos de explotación, válido si ya no hacemos nada para probar nuevas reservas ni optimizamos la explotación de las probadas; que en PEMEX hay ineficiencias y corrupción; que se requiere una reforma de fondo.
Pero ésta debe ser en beneficio única y exclusivamente de la Nación y es sólo parte de una Reforma Energética integral que es importante y necesaria.
Pero también es verdad, que no se exterioriza porque se opone a los intereses de quienes pretenden abrir la industria petrolera a la iniciativa privada, que PEMEX está técnicamente quebrada a propósito, con una cortedad de miras inaceptable y sin consideración de su potencial, ni de su importancia para el desarrollo del país, ni de sus necesidades de inversión, mantenimiento y modernización -para lo que es ampliamente solvente- y de protección de la soberanía de la Nación.
Que esto ha sucedido por largo tiempo y sin definir una política energética ni petrolera que es imperiosa para el desarrollo de la industria y de México, como es cierto también que esa empresa técnicamente quebrada, con ineficiencias y algunos grupos y personas corruptos –lo que no es de ninguna manera aceptable y urge modificar – es de todas formas una de las petroleras más rentables del orbe, sino es que la más, antes, desde luego, de las exacciones impositivas y políticas a que está sujeta.
Que es la única petrolera del mundo a la cual sus administradores no le han permitido aprovechar los recursos del “boom” del precio del petróleo para atender sus deficiencias y rezagos; para instalar refinerías, para modernizar y ampliar su red de ductos, para incentivar la investigación y el desarrollo tecnológico y para promover la industria petroquímica.
Que contamos con tantas posibilidades de explorar y encontrar petróleo y gas en el territorio y en aguas someras como en las grandes profundidades del océano; que la urgencia de ir al fondo del mar es sólo de los interesados en la participación privada en PEMEX y no de la razón técnica ni de la planeación estratégica.
Y así, otras muchas verdades que se ocultan para no desvirtuar las que parecen dar argumentos a una decisión tomada, porque siguen insistiendo en lo mismo: abrir PEMEX a las “alianzas estratégicas” – ahora con contratos de desempeño-, decisión extrañamente tan válida e invariable para quienes la han propuesto, cuando nuestro petróleo estaba a 30 dólares por barril, que ahora que está a 100.
Si fuera verdad que no tenemos ni la capacidad tecnológica ni el dinero, cierto es que tenemos el petróleo y quien tiene el petróleo puede poner las reglas del juego para adquirir la tecnología y obtener el dinero.
Y estamos a tiempo también para seguir preparando a nuestros ingenieros y técnicos, algunos de los cuales lo están haciendo a pesar de la poca voluntad y aliento de los políticos y estarán en condiciones para adquirir la tecnología –en términos de desarrollarla o comprarla y asimilarlas- con acuerdos comerciales de transferencia con quien la tenga y en tiempo oportuno.
Esta Reforma Energética planteada es el pretexto para la reestructuración de PEMEX, urgente sin duda, conveniente sin duda; pero la premura de su presentación esta fundamentalmente motivada no por la reestructuración en sí, sino por el interés en su apertura al sector privado. La propia iniciativa, en los tiempos que marca, señala el ritmo precavido de muchas de sus propuestas válidas sobre la autonomía de gestión y sobre el uso de los recursos excedentes, pero establece en cambio, como inicio de las posibilidades de contratación en un régimen especial por demás laxo, el día siguiente a la publicación de la Ley.

La reestructuración y sus resultados tomarán varios años –ya lo mencionó el propio Presidente- y ya no tocará a su administración el disfrutarlos-, ...
pero los contratos fluirán de inmediato.

En el documento del Banco Mundial titulado: “Creando las Bases para el crecimiento equitativo de México, 2006-2012”, entregado a nuestro gobierno unas semanas antes del envío de las iniciativas al Senado, se dice en lo relativo a energía que: “aunque la condición de PEMEX como monopolio de Estado está garantizada en la Constitución, sería necesario encontrar alguna forma de asociarse con otras compañías para realizar actividades de exploración que eviten problemas de seguridad energética en el futuro y generen incentivos al trabajo eficiente en el sector. Petróleos Mexicanos carece de recursos técnicos y financieros para realizar actividades de exploración más intensas”.
El dogma de que “no tenemos ni el dinero ni la tecnología y por lo tanto no queda otra que asociarnos entregando parte de la riqueza nacional” –ahora que nuestro petróleo cuesta más de cien dólares por barril–, es un falso dilema que tiene su origen, queda claro, en las oficinas del Banco Mundial y en las reflexiones de los analistas pagados para establecer el plan estratégico de los dueños del Banco, que no tienen ciertamente como objetivo el crecimiento equitativo de México, sino el garantizar la seguridad energética de los mayores consumidores de petróleo del mundo.
No es explicable, entre otras muchas cuestiones sin explicación, tanta coincidencia entre las recomendaciones del organismo internacional y las iniciativas presidenciales.
Que lamentable que estén tan cerca de las recomendaciones del Banco Mundial y tan lejos de los Sentimientos de la Nación.
Esta propuesta, por lo demás, no es ningún invento original; ya en 1992, sin modificar la Constitución y a través de leyes secundarias – inconstitucionales, según yo– se abrió la generación de energía eléctrica para servicio público y hoy el 30 % de la generación para este objeto, que según la Constitución es área de exclusividad del Estado, la hace el sector privado, extranjero, en un negocio redondo, sin riesgo, que le ha dejado pingües ganancias a diversas empresas transnacionales y que no se ha reflejado en ningún beneficio para los ciudadanos.
Así se “fortaleció” a la Comisión Federal de Electricidad, con los mismos argumentos de que no se privatizaba, que no se vendería un solo tornillo de la paraestatal, luego de amenazarnos, igual que hoy con el petróleo, de que en pocos años nos faltaría la electricidad si no se aceptaba la modificación propuesta.
Evidente y preocupante semejanza entra nuestra reciente historia eléctrica y nuestras perspectivas petroleras.
Sobre ese asunto quisiera hacer un comentario pertinente –o impertinente, juzgarán algunos. En 1993, recién aprobada la mencionada Ley del Servicio Público de Energía Eléctrica, oí en un programa de televisión que conducía Nino Canún, una amplia discusión sobre el tema, en la que, el licenciado Felipe Calderón, entonces diputado por Acción Nacional, tuvo una participación inteligente, razonada, informada, al final de la cual, concluyó: yo estoy totalmente de acuerdo con el objetivo de permitir a la iniciativa privada su participación en la generación de energía eléctrica, pero estoy plenamente consciente –dijo- de que la ley aprobada es anticonstitucional.

Mi opinión personal y debo exponerla aquí, es que nos engañaron antes con la amenaza y nos quieren engañar ahora con el disfraz.

Sí se puede contratar la tecnología sin compartir una sola molécula del hidrocarburo y sí se autorizan los contratos de riesgo en las iniciativas.


¿Qué haremos después en una nación como la nuestra, sin ingeniería y desarrollo tecnológico propios?

Seguramente, otra vez, cambiar vidrios y espejos por los frutos de nuestras entrañas –del crudo a la mano de obra barata-, aunque ya no usemos penachos con plumas ni obtengamos nuestros títulos y grados en el Calmécac.

No hemos aprendido una lección fundamental: la autodeterminación tecnológica, y por ende el apoyo al desarrollo de la ciencia y la tecnología, son cuestiones de supervivencia nacional y nosotros, en lugar de estimularlo, hemos ido cancelando, por ignorancia, por soberbia o por intereses discutibles, los escasos logros en investigación y desarrollo que un día fueron y hemos obstaculizado el florecimiento de nuevas acciones.
Les agradezco su atención.
Ing. Javier Jiménez Espriu
Mayo 15 de 2008

martes, 1 de julio de 2008

Roña y furia en Guanajuato

Roña y furia en Guanajuato.

Pterocles Arenarius

Somos menos que pinches animales. Somos como perros callejeros. Roñosos. Rabiosos. Somos bien pedotes. Y también somos pachecos y también somos pancheros, ¿cuál es tu pedo, güey? Has de ser uno de esos putitos que vienen del Centro a conectar mota por aquí ¿verdá? Ah, chingá, cómo chingaos dices que no fumas mota. ¿Que quieres información? ‘Tas loco, cabrón, si aquí no hay nada, aquí no hay información desde el mes pasado que mataron al Moco. Eso sí salió en la Línea Roja, pinche Moco, por fin fue famoso, aunque su única foto se la tomaron acuchillado. Pero de ai en fuera aquí no hay ni madres. Mira, antier subió la tira y la bajamos con una pinche piedriza, pero nadie se dio cuenta, más que ellos y nosotros: órale, hijos de su puta madre, los bajamos a puros pinches piedrazos, mira, desde La Venada hasta El Carrizo. Hasta chillaron la sirena pa’pelar gallo en chinga, los traíamos vueltos madre. Bien chido. ¿Vas a mocharte con la guama?, órales, me late. Pero qué información quieres; como de qué, cabrón… Ah del punk… Pus yo soy punk, metalero, darketo no, porque ésos son putos. Sí me late mi greña pintada de morado. O verde. Una vez agarramos el pedo de bajar al Centro. Éramos una banda de ni tantos, unos treinta batos y serían quince morras. Na’más caminamos por el Centro, por el (templo de) San Diego y pasamos por el Jardín (de la Unión). No mames, la raza de allá del Centro estaba bien espantada. Es que aquí son bien mochos. No pos uno cree en Diosito, pero no es mocho. Es que la mota sí te hace sentir chido, es como la mano de Diosito. Pero no los pinches hipócritas de allá abajo. Todos íbamos de picos en la greña y de colores, las chiquitas enseñando buen cacho de las chichis, se dieron cuenta de que existimos, los culeros. Hacían fila pa’vernos, pero nos aventaron la chota… Guan mor taim… La tira es el enemigo. Nos hemos madreado siempre. Procuramos siempre romperles su pinche madre, a veces nos va a toda madre, pero muchas veces nos han dado tambo y buenas madrizas… No, cuando te apañan se manchan los hijos de su puta madre, te ponen unas putizas chidas… Grupo no hay. Hace un chingo de años estuvo el Actitud Positiva. Chingo a mi madre que así se llamaba. Bien locos. Grifos como el pinche Satanás. Cocos. Pelos rojos, azules y de picos. Pero hace un chingo, yo estaba muy morro. Hacían un pinche ruido que te dejaba medio pendejo. No mames, sería a la mejor en el Cervantino como del 87; no, yo estaba chavito, pero Actitud Positiva hizo un gran desmadre en (la Plaza de) Los Angeles, pero desmadre, me cai que toda la banda se puso a quemar mota y a chupar chemo al chilazo. El que menos estaba estaba bien pedísimo. ¿Y luego qué? No, pus el apañón. Ya no los dejaron. Desde Actitud Positiva ya no hay grupo acá. Sé que en León hubo y chance y haiga, también sé que en Irapuato y en Celaya, a principios de los noventas, hace un chingo de años, pero el punk ya está jodido, ya rifan otros pedos. Ya ni siquiera desfilamos como aquella vez… Qué, pus chúpale, o qué… Oye y ¿no traes un toque? (1)

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Bueno, mira, maestro, el punk tuvo su momento en Guanajuato, como en todas partes. De hecho, los punketos empezaron el rollo del grafiti. El grafiti lo usaron para, como los perros, limitar su cancha ¿no?, mira, güey, aquí mejor ni te metas porque éste es mi territorio. Pero las bandas pasadas de verga iban y les pintaban a los otros que les caían gordos. Ahora de repente unos se jalaron más para hacer algo cercano al arte, pero los tajadores, los herederos del punk, los eskatos, los metaleros, los trash, siguen usando el grafiti para chingar gente. Es una manera de decirle mmmooooocos a la gente bien. Es una manera de asumir la marginación y reforzarla, porque son chavos marginados y rebeldes, el gobierno ha hecho leyes para endurecer el castigo a los grafiteros, pero no escuelas y aunque las haga, los chavos no aprenden nada. Imagínate, y luego en Guanajuato. Está de la chingada. Son chavos que no van ni a la escuela y no tienen chamba. Y en este pueblito –que no me oigan los guanajuatenses, se remputan porque se le diga pueblito a su pueblito, aunque sea patrimonio de la humanidad– y en este pueblito, te digo, en donde no hay nada que hacer.
La banda chingona aquí en Guanajuato, te hablo de finales de los 80, eran Los Zorrillos. Tenían su base en el Cerro del Cuarto, pero llegó a haber Zorrillos en el Cerro de los Leones, en el Cerro del Gallo. El punk fue escaso aquí en la capital. Pero hubo morros que se clavaron en el punk y la sociedad guanajuatense, católica y mamona como ninguna, los veía como engendros del diablo. Los grupos aquí en Guanajuato fueron escasos. Sí, tengo idea que sí hubo un grupo llamado Actitud Positiva. Pero no levantaron en grande como los de León. Pus Guanajuato es la capital, pero todo lo importante, menos el Cervantino, pasa en León. Pero León es una ciudad bien fea –si acaso se salvan unas cuantas cuadras del centro– y bien culera como toda ciudad grande, además que tiene un clima espantoso. En cambio Guanajuato, todo lo contrario, es bonita y sabrosa, es una ciudad extraña, pareciera de otro país; y luego como hay un chingo de estudiantes y gringas, es más o menos fácil ligar y coger gratis. Las chavitas, como viven solas porque vienen de los municipios a estudiar a la Universidad, pues son bien ligeritas, se vuelven pedas y cogen a discreción, más o menos. Pero en León ni madres, allá sólo putas o algunos antros. Fíjate que en León vi algo que no sé si en México ya lo hagan. En una disco hacen un concurso: convocan a las parejas de chavos que van a bailar, a que muestren su postura sexual favorita, el premio es pomo gratis. Y los chavos, y chavas, claro, pasan a la pista y practican su postura favorita para coger, o alguna innovación, para ganar el concurso, claro, vestidos, pero de todos modos, no mames, yo estaba escandalizado. Que unos de a perrito correteado, que otros el sixtinain pero rodando, que aquellos la gaviota herida. Y estamos en la ciudad más mocha de México, ay cabrón. Pero, perdón, tú querías saber del punk. Fíjate que en el sur de la ciudad, te hablo de León, en la colonia Prevención Social dieron en usar unas instalaciones de una cementera abandonada que tenía su cancha de fut, ahí se metieron los punketos, era una banda que se llamaba Los caras dobles, te estoy hablando de principios de los noventas, porque acá el punk, como todo, llegó tardío. Pues ahí hicieron tocadas punketas. Pero cada toquín era un apañón. Sin pierde. Para empezar porque el terreno no era de ellos, para seguir que le jalaban a la yerba con singular entusiasmo y chupaban como para agotar las reservas mundiales de chínguere. Verás, una vez, en uno de esos apañones, la banda que no fue capturada ni alcanzó a escapar corriendo por las calles se metieron a la planta cementera y trataron de pelar gallo por unos ductos, serían de ventilación, o sepa la chingada, la onda es que se quedaron atorados. Salió en los periódicos. Estamos como en el 92 o 93. Tuvieron que rescatarlos los bomberos y recuerdo que a un güey tuvieron, de plano, que anestesiarlo ahí atrapado para poder sacarlo. Los Caras Dobles también hicieron toquines grandes en El Malecón que nada tiene de malecón, porque el río fue entubado hace muchos años. Fueron tocadas históricas para la ciudad, porque hubo madrazos cada vez, y no fueron unos cuantos conciertos, eran seguido, la banda era aguerrida; ya sabes, la tira, el corredero, detenciones, madrizas, en fin. (2)

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El bataco del punk es fundamental. El da el fondo. Pone la velocidad. Aunque ya casi no hay grupos de punk, pero acá en Guanajuato, menos, es el acelere y la desesperación. Es la locura. Quién chingaos había hecho el eslam antes, por ejemplo. Quién promovió el desorden social y el anarquismo. Quién la violencia en una puta sociedad que tiene más violencia, pero mal disfrazada en forma de intolerancia, en explotación, en racismo, en rechazo y marginación. Los punketos de Guanajuato fueron chavos que tenían consciencia, quizá demasiada consciencia. Su momento pasó, hoy son señores decentes, alguno hasta se avergüenza de su pasado y sus reventones. Otros siguen gustando de la música, pero ya son taxistas que mantienen familia, uno es ingeniero y, aunque ya no es el loco punketo de los 90, sigue haciendo que una cosita por aquí, que otra por allá y unos cuantos seguimos en el rol. Hubo, cómo no, un par que murieron. La realidad nos alcanzó y no digo que nos derrotó, pero aquellos fueron tiempos gloriosos, además éramos chavitititos. Seguimos en el rocanrol, pero también tienes que tragar, cabrón, entonces terminas tocando lo que caiga, hueseando, aunque tu amor haya sido el punk. Déjame decirte que los punketos de aquí éramos elitistas, no nos sentíamos de las bandas del pueblo, ni madres, nosotros éramos anarquistas y rocanroleros. Aspirábamos a crear una banda de rock respetable, queríamos escribir, pintar, hacer una revista. Casi todo quedó trunco. O bueno, pospuesto, porque aquí andamos. En Guanajuato está cabrón. Pero seguimos, seguimos haciendo lo nuestro y la sociedad, sin que desaparezcan los reductos ultracatólicos, elitistas y, no tienes idea de cuan cerrados, en este momento esos mismos grupos –de los que salen todos los presidentes municipales de este pueblo, todos, unos por el PRI, otros por el PAN y hasta por el PRD–, pero todos son de las elites guanajuatenses desde finales del siglo XIX. Es la buena sociedad, pues sin que se acaben esos cabrones, ya hay otros grupos que ellos no dominan y a los que hasta les tienen envidia. Pero antes hasta los intelectuales, Ibargüengoitia (al que no han perdonado por que los quemara), pertenecían o eran cooptados por esa gente.
El punk fue una culminación de uno de los miles de caminos que ha seguido el rock, música que cambió al mundo. El punk es el último extremo de dos de las grandes cualidades del rock, la intensidad y la velocidad, a veces –algunos dicen que siempre– en detrimento hasta de la música.
El bataco del punk, te decía, es, haz de cuenta, un simio, el que bajó de los árboles porque había aprendido a medir el tiempo, con todo su salvajismo, con su fuerza de bestia en descampado. Cuando aprendió a medir el tiempo hizo la música y la primera música fue algo muy parecido a un rock punk, aunque sin guitarras eléctricas, ¿no?
Para tocar punk en la bataca tienes que hacerlo encorvado para acumular energía, para explotar en los momentos del acelere dentro del acelere que es el punk; tienes que alinear los tres chacras básicos, los inferiores, los animales. De ahí surge el ritmo del infierno. De ahí avanzas hasta la orilla del abismo y, a güevo, te lanzas al abismo. El punk es la euforia y la destrucción. Porque este mundo es una mierda. Los gobiernos son la peor mierda. La libertad y las drogas, la velocidad, el acelere imprescindibles para vivir, si no ¿cómo?


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(1) El Rata del Cerro de los Leones. “Así, cabrón, así ponme, El Rata de Los Leones, al chile”.
(2) FPR, no es un grupo guerrillero, sino un avezado periodista estatal, sin arrepentimientos de su pasado punk, pero atrapado por los intereses que no le permiten dar más que sus iniciales.
(3) El Poncho, un joven y talentoso músico, estudiante de la Universidad de Guanajuato, en la facultad de música, Poncho, en su adolescencia fue uno de los bateristas notables del último coletazo del movimiento punk en el estado de Guanajuato.