jueves, 22 de octubre de 2015

Adrián Román es un gran poeta. Un escritor de palabra precisa y demoledora. Pero además es, diría, envolvente: un versificador poderoso y que siempre va al fondo de sí mismo. Si fuera un boxeador, diría que tiene un golpe demoledor, pero que además le gusta el intercambio de golpes, sin importarle los riesgos. Pero ha aprendido, también, técnicas muy refinadas. El conjunto de virtudes adquiridas lo convierten en un peleador invencible que se mantiene invicto. Un poeta imprescindible.





La mirada del guerrero.


Adrián Román, durísimo pegador.

Velocidad y precisión en el combate.

Fortísimo duelo.



Asistentes, mánagers, promotora.


Pterocles Arenarius es el que escribe. Si fuera peleador sería un fajador que a lo largo de una larga trayectoria en los cuadriláteros terminó por aprender no pocos puntos finos del boxeo. Bueno, pues los dos se encontraron charlando de boxeo en el Foro Eraclio Zepeda de la XV Feria Internacional del Libro Zócalo 2015.


Noqueador invicto de la Ramos Millán.
Y fue un bomberazo. Alguien canceló su participación en la XV Feria Internacional del Libro del Zócalo. Entonces, el tremendo peleador negro Adrián Román y el recio fajador chilango Pterocles Arenarius, saltaron al cuadrilátero para salvar el espacio y el tiempo.
Recio fajador.

Estos duros peleadores se enfrascaron en un toma y daca de anécdotas como ganchos al hígado, metáforas que más bien eran jabs, viejas historias como auténticos cruzados de derecha, análisis no 

El crochet. Dibujadito.

menos sesudos que intrincadas estrategias de combate y remembranzas idénticas a los viejísimos bolo-ponch. El combate fue un intercambio muy animado de disparos y el público muy pronto descubrió que la combinación de los estilos era formidable, muy acoplados ambos peleadores.
Confrontación boxístico-literaria.

Alrededor del séptimo capítulo de la contienda salieron a relucir impactos en la pelea en corto, durísima, con fuerte desgaste de ambas partes, sin dar ni pedir cuartel. Cualquiera de los dos combatientes parecieron próximos al nocaut, pero ambos mostraron granítica resistencia al castigo y apretaron los intercambios de metáforas, entiéndase jabs y rectos de izquierda. El público se divertía en grande con el duelo de historias como swings dibujados y el bueno boxeo de ambos púgiles.
El público divertidísimo con el duelo.
Por último, antes de que tocara la campana para final del duelo, ambos peleadores decidieron rifarse la victoria en un último esfuerzo, un intercambio de disparos que pusieron al respetable en la orilla de los asientos; el cambio de golpes fue extenuante y con sus últimas fuerzas ambos lanzaron su mejor golpe. Lo sorprendente es que los dos se atinaron con tal precisión que mutuamente se noquearon. 


Ofensiva de óper derecho.

Los dos fueron a la lona de manera simultánea e igualmente, ambos se pusieron de pie a la cuenta de diez. Por lo cual este extraordinario combate terminó con empate por mutuo y simultáneo nocaut. El gentío deliraba de las fuertes emociones que le produjo este enfrentamiento. Al final, como es posible ver en las fotos, ambos peleadores posaron para las cámaras juntos, muy sonrientes y también con sus respectivos ayudantes de esquina y manejadores. Un buen duelo literario-boxístico se presenció en la XV FIL Zócalo 2015.

Recto de izquierda.

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