viernes, 4 de marzo de 2016

Charlie Monttana es un rockanrolero mexicano de notable popularidad en este país. Se trata de un artista que ha logrado llevar tanto a públicos de toda la geografía nacional y no pocas partes del extranjero el lenguaje popular nacional, las actitudes, ciertas maneras de ser de los jóvenes desde hace 30 años, por lo menos. Monttana junto con unos cuantos artistas más ha colocado en el ideario mexicano aquel lenguaje, las costumbres (que algunos llamarán extrañas los moralinos dirán “vulgares” o al menos pintorescas, pontificarán los intelectualoides), las maneras y, repito, el lenguaje plebeyo.

Charlie Monttana y coristas


Hoy la televisión y los “artistas” que ahí negocian (puesto que no crean nada, ya no digamos arte) obedecen a los artistas reales, a los que han salvado la identidad, el lenguaje, las maneras de ser del barrio: vean si no, ya en la televisión hablan igual que en el barrio (exceptuando unos cuantos vocablos que ellos llaman “groserías”), en otras palabras, los ricos saquean a los pobres hasta en esto. Estos artistas del pueblo que con sus canciones colocan en otro estado de consciencia a sus fans, los hacen gritar hasta el delirio y repetir sus rolas a gritos, son, de no pocas maneras, profetas. Son los que llevan la voz de la tribu. La verdadera palabra de la tribu. Y uno de los más grandes méritos de artistas como Monttana es que lo han hecho por décadas y sin el apoyo de los grandes medios de comunicación o, más aún, a contracorriente de esos miserables comerciantes.
Artista del pueblo.
Es muy sencillo; imaginemos la descomunal popularidad de Charlie Monttana si apareciera en televisión digamos una vez al mes. Si el afán es sólo hacer negocios lo están desperdiciando. Entonces no es eso. Las letras rebeldes, la actitud contestataria, mucho más allá del desenfado y muy próximo al humor saturado de desfachatez de las letras de este rubio rockanrolero le han granjeado, por una parte, un importante número de seguidores que lo han mantenido vigente por décadas y por otro, el empeñosamente estúpido boicot de la televisión comercial, la más hipócrita, la más mentirosa, falsaria y aliada a las peores causas, las de la tan siniestra como pestilente como ignara (y buenaparanada) oligarquía que padece este país.
Durante la presentación de Una muerte inmejorable.
Pues bien, este profeta de la banda se ha dignado otorgarme un precioso privilegio, gastarse un buen rato de su vida para pergeñar un texto sobre mi novela Una muerte inmejorable. Se lo agradezco con el corazón en la mano y diría (pero no lo hago porque él es muy heterosexual) que tengo ganas de ir y plantarle un beso en donde él me indicara, pero como ya he dicho, eso es imposible, simplemente le mando un castísimo ósculo de paz, un abrazo fraternal y mis más rendidas gracias, querido Charlie Monttana.

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