jueves, 19 de junio de 2025

Gran intelectual con sentido del humor

Una década (y media) sin Monsi

 

Pterocles Arenarius

 

Monstruo. m. (…) 6. Persona que en cualquier actividad excede en mucho las cualidades y aptitudes.

Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española

 

Una nación que merezca así llamarse tiene que dar sus héroes en todos los ámbitos. Sus grandes deportistas, peleadores, atletas, futbolistas, etc., y también sus artistas, pintores, cantantes, bailarines, escritores; no menos sus hombres de ciencia. Se los tiene que dar a sí misma porque si no lo hace no merecería que se la llame nación. Entre paréntesis, la nación mexicana se dio a sí misma el regalo descomunal —pero también y sin duda alguna imprescindible, como que en eso le iba la existencia— de un extraordinario líder que concretó en sí mismo todo lo que anhelaba la sociedad mexicana: un político insólitamente honesto en un medio podrido por la corrupción; uno que no mintiera, que fuera humilde incluso para, ya siendo presidente de la República, traer una silla y subirse en ella y destrabar un pasador de herrería en el Palacio Nacional, como un simple ser humano, uno que no se robara el dinero del erario y que dijera a la sociedad y al mundo la verdad —incluyendo la de sí mismo, al exhibirse prácticamente en un estado casi de vulnerabilidad, sin protección ni escondrijos ante los periodistas, expuesto a que incluso, en alguna ocasión, le hayan faltado al respeto— todos los días. Algunos llegamos a creer que pasaría nuestra vida entera sin que pudiéramos ver semejante y tan grandioso cambio en nuestro país. Pero los mexicanos supimos darnos ese líder. Ya saben quién…

Estamos viviendo un momento de transición histórica excepcional, si gustan podemos llamarla, como alguien ha propuesto, la Cuarta Transformación. Y los mexicanos supimos otorgarnos semejante privilegio. Pero además, muy merecidamente.

La nación mexicana gestó en sí misma ese líder, pero no menos se ha dado muchos otros grandes personajes en todos los ámbitos de la vida. Los seres excepcionales, los genios quizá nacen siéndolo, pero tienen que mantenerse en el seno de la sociedad sin malograrse, se tienen que pulir, formarse. O, por decirlo de otra manera, también se hacen. Si ha habido un genio en la vida social, cultural y del arte y el conocimiento en las artes y las humanidades en los años recientes de la historia mexicana ese se llamó Carlos Monsiváis Aceves.

Si hacemos el intento de establecer el ámbito del conocimiento que cultivó Monsiváis habrá que hablar de literatura, historia, política, sociología, arquitectura, teoría del arte, crítica del mismo, historia del ídem, escultura, teatro, cine, danza, periodismo, filosofía y muchas disciplinas más y en todas tenía conocimientos especializados de alto nivel, pero, por si no fuera suficiente, en todas aportaba nuevos conceptos, ideas innovadoras, con los puros saberes que acumulaba era superior a casi cualquier especialista académico experto en una, cualquiera de las materias enumeradas. Monsiváis sabía tanto como ellos, nomás que él abarcaba decenas de disciplinas. Pero, más todavía, vivía fascinado por las manifestaciones de la cultura popular. Lo mismo abordó en sus agudos, deslumbrantes ensayos a José Alfredo Jiménez (Jose Al-Freud de los mexicanos) que a Juan Gabriel, María Luisa Landín o Gloria Trevi o Pedro Infante o María Félix. Monsiváis vivía fascinado por el pueblo, por la cultura de los de abajo, digamos por (algún número de facetas) del México Profundo de que habló Guillermo Bonfil Batalla en su histórico libro de ese nombre. Los grandes acontecimientos de la vida nacional, como el terremoto del 85, el surgimiento ante la nación del Ejército Zapatista de Liberación Nacional en el año 94, el gran fraude electoral de Salinas de Gortari en el 88, todo acontecimiento de la vida nacional fue abordado por Monsi.

Año 1982
Premio Politécnico de Creación Literaria "Alaíde Foppa":
Pterocles Arenarius

Si una nación se da sus héroes deportivos, Monsiváis, en el ámbito de la cultura sería como si un solo deportista hubiera sido campeón mundial de boxeo, futbolista estrella del mejor equipo del mundo, estrella de las grandes ligas de beisbol, astro de futbol americano y campeón mundial de salto largo, carrera de velocidad y también de resistencia y hasta récord mundial de natación. Todo al mismo tiempo.

Una broma que solía hacerse sobre él era la de que sólo le faltaba prologar la sección amarilla del Directorio Telefónico. Todo el mundo quería un prólogo de Monsiváis en su libro. Eso era garantía de que esa publicación era importante.

En algún momento, luego del fraude del 88 Carlos Monsiváis sostuvo un duro debate con Octavio Paz, el único premio nóbel mexicano de literatura, ambos escribiendo para la revista Proceso, la de don Julio Scherer, es decir, la mejor, la histórica, la que marcó un antes y un después en el periodismo mexicano. Paz llegó a decir de Monsiváis que “No era un hombre de ideas, sino de ocurrencias”. Pero las ocurrencias de Monsiváis eran geniales. Por su parte Octavio Paz llegó a tener grandes ideas pero sucias e incluso repudiables acciones, mientras Monsi fue siempre consecuente. Anotemos aquí que en su novela Nación Tv, el autor, Fabrizio Mejía Madrid describe que el premio nóbel de literatura que recibió Octavio Paz le fue “gestionado” (¿comprado?) por el entonces presidente Carlos Salinas de Gortari. Si sólo hubiera sido propuesto por el ex presidente tan nefasto para México, si bien sería insólito, no habría mayor extrañeza, pero después del premio, Paz se convirtió en el gran defensor del salinismo y también un consentido del régimen, esto es, el gran cacique de la literatura en México.

Tenemos que decir algo que quizá a muchos les moleste. Octavio Paz fue sin duda alguna un gran escritor, su poesía tiene momentos de la más grande altura literaria. Sus ensayos son dechados de inteligencia y conocimiento. Sus opiniones políticas fueron justas y liberales en algún momento. Pero todo eso no tiene nada que ver con sus actos a partir de que se entregó, luego del gran fraude del 88, en manos de Salinas de Gortari, un verdadero demonio del mal que llegó a ser presidente de México. Octavio Paz demeritó su obra e incluso a sí mismo con sus actos viles de esos tiempos. Y ya no corrigió. Jamás lo dijo explícitamente pero no es tan difícil colegir que Paz no apreciaba al pueblo por no decir que lo despreciaba. En algún momento llegó a decir que “El gobierno tiene la obligación de limitar la vida social para no caer en los excesos de la democracia”. En cambio Carlos Mosiváis se plantó en sus ideas, profundizó en ellas, obtuvo muchos más conceptos que aportó y fue un intelectual del más alto nivel en el mundo y a la vez un hombre que amó y admiró profundamente a su pueblo y a la cultura popular.



Carlos Monsiváis y los gatos

Sabemos que todos los domingos Monsiváis asistía a La Lagunilla a buscar objetos, cacharros, antigüedades… Llegó a acumular más de 12 mil objetos de todo tipo.
Carlos Monsiváis fue el gran paradigma del intelectual y es único en su originalidad, su prosa es exquisita, la ironía y el humor brillan en cada línea y el extremado refinamiento de sus ideas (o si quieren de sus ocurrencias geniales; no ha tenido símil en la historia de la literatura nacional. Como personaje, lo vuelven singularísimo algunas de sus manías o aficiones extravagantes como la de ser un acucioso coleccionista de objetos raros, juguetes, fotografías, revistas antiguas, miniaturas, grabados, maquetas, estampas, viñetas, mapas y planos de la ciudad y un sinnúmero de objetos de toda índole que hoy enriquecen al Museo del Estanquillo Colecciones Carlos Monsiváis, que se encuentra en la calle de Isabel la Católica número 26, casi esquina con la calle Francisco I. Madero, en el precioso edificio de estilo rococó tardío, nombrado La Esmeralda, porque ahí se alojó la famosa joyería de ese nombre en el siglo XIX. El museo de El Estanquillo está bajo el cuidado de una fundación que administra Carlos Slim y que, sin duda, el gran escritor condicionó la custodia de su acervo de colecciones para que, ya en el museo, siempre fuera de acceso gratuito. En lo que podríamos llamar el amor al pueblo incluso después de su muerte.

Otra de las hazañas de Monsi fue su trabajo periodístico. Sus crónicas siempre fueron insuperables. Monsiváis se convirtió en el máximo cronista mexicano, tuvo además una columna maravillosa y temible para todos los políticos deslenguados y corruptos. Esa fue Por mi madre, Bohemios. Un espacio periodístico en donde aquellos ladrones disfrazados de servidores públicos eran hechos trizas a punta de sarcasmos e ironías de una finura sin par. La famosa columna era esperada cada semana con temor por los políticos encumbrados y por las élites de la dirigencia del país.

En síntesis, tenemos que decir que Carlos Monsiváis era un monstruo, en el mejor sentido de la palabra, como se anota en el epígrafe de este texto.

Este 19 de junio cumplimos quince años de que México existe sin Carlos Monsiváis, uno de los más grandes intelectuales que ha dado esta patria. Mucho de la histórica victoria del 1 de julio de 2018 se debe a Monsiváis, quien entre otras cosas dijo: “Desde Francisco I. Madero no había habido en México un político tan atacado como López Obrador”. Imaginemos lo que diría en este momento, en que cualquier reporterillo iletrado se atreve a faltarle al respeto al presidente y cualquier periódico incapaz de vivir de sus ventas esté dedicado a atacarlo por sistema.

Monsiváis es uno más de los muchísimos hombres y mujeres muy grandes de la izquierda que no llegaron a gozar de las grandes victorias del pueblo sobre el poder corrupto de la oligarquía que se había entronizado desde casi un siglo atrás en el poder. La gran victoria primero el 1 de julio de 2024 y después, para iniciar el segundo piso de la Gran Revolución Pacífica que estamos impulsando, el 2 de junio de 2024, para dar continuidad al formidable proyecto iniciado por Andrés López Manuel López Obrador, por cierto, gran amigo de Carlos Monsiváis.

 

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