sábado, 12 de enero de 2008

Municipio de Guanajuato con el objetivo de desaparecer al Café Bossanova

Bítacora de la batalla entre el Café Bossanova contra el Municipio de Guanajuato.

El café Bossanova es un pequeño negocio que surgió hace 10 años, su misión inicial fue la de colocar mesas en la Plaza de San Fernando en el centro de la ciudad de Guanajuato capital para ahuyentar a grupos de jóvenes marginales que se dedicaban a beber cerveza y fumar mariguana en la citada plaza.
Las encargadas de este negocio fueron las hermanas Aracely y Patricia Velázquez Jiménez. Cuando se puso el café, en efecto, los muchachos se retiraron del lugar. Todo esto fue un acuerdo entre el ayuntamiento de aquel tiempo con las dueñas del café, las hermanas Velázquez.
Tres años después, con la nueva administración municipal que encabezó Rafael Villagómez por el PRD, se refrendó el acuerdo, siempre verbalmente. Después llegó al poder Arnulfo Vázquez Nieto del PRI y éste intentó que las mesas en la plaza desaparecieran, pero entonces surgió un movimiento social espontáneo que, luego de unas cuantas movilizaciones, desactivó la intención del alcalde. En el año 2006, mediante elecciones más que dudosas, sube Eduardo Romero Hicks, hermano de Juan Carlos Romero Hicks, notorio miembro del grupo ultracatólico fundamentalista y clandestino autonombrado El Yunque, cuyos militantes se hacen llamar "Soldados de Dios" y que fue dado a conocer por el periodista de la revista Proceso, Alvaro Delgado.
El café Bossanova es, además de un pequeño negocio, un centro de cultura. Ahí se han impartido talleres de creación literaria, se han hecho exposiciones de artes plásticas, presentaciones teatrales, presentaciones de libros y el café ha participado extensivamente en los eventos que realiza la Casa de la Cultura del municipio.
El pecado de las dueñas del Bossanova es ser de izquierda y no ocultarlo. De otra manera no es posible explicar que:
1.- El ayuntamiento, con el pretexto de regularizar el uso de la vía pública en la Plaza de San Fernando, está tratando de imponer, según un acuerdo de cabildo fundamentado en un fantasmal estudio urbanístico, que este negocio debe trabajar con sólo 3 (tres) mesas de 0.75 metros por lado.
2.- El Café Bossanova, por haber trabajado casi diez años en la vía pública adeuda al municipio más de 400 mil pesos por pago de derecho de piso con carácter retroactivo.
3.- El Café Bossanova debe pagar al gobierno municipal una cantidad que no han informado, pero que está entre los 400 y 500 pesos, según diversas versiones, por mesa por mes. Esto sería unos 4 mil pesos mensuales.
Los anteriores requerimientos los hizo el ayuntamiento mediante un documento en el que se hace la ominosa advertencia de que si no se acata, "se aplicarán las sanciones que indica la norma legal vigente".
Hay varios puntos que son, al menos, curiosos, en la situación. El ayuntamiento sólo desea regularizar a los restaurantes de la Plaza de San Fernando, cuando hay decenas de bares y restaurantes en toda la ciudad que tienen mesas en vía pública sin intención de regularizar por parte de la autoridad, negocios que en lugares como Plaza de la Paz o el Jardín de la Unión, ocupan más de la mitad de la superficie de tránsito. O el caso sorprendente de un café que tiene mesas obstruyendo una salida de emergencia del Teatro Juárez. A esas decenas de cantinas en vía pública no se les molesta. La justificación fue la de que San Fernando es un foco rojo. Ignoramos el porqué. Cuantimás si al revisar los diarios locales nos enteramos que en el Jardín de la Unión casi cada fin de semana hay riñas y no escasean las batallas campales en las que los participantes llegan a desafiar a los policías y enfrentarse con ellos; hace un par de semanas un joven fue acuchillado, poco antes una muchacha fue violada. Pero tales hechos, al parecer, no suben de color los focos de ese lugar, según las autoridades.
Todo lo cual nos hace pensar que la presión contra el Bossanova tiene otra motivación y su finalidad es desaparecerlo.

1 comentario:

Adán dijo...

Que tal amigos


Yo creo que en cierta forma su posición tiene razón. Sin embargo remitiéndonos al simple hecho de que cualquiera que se beneficia de la vía publica (la de TODOS) debe corresponder a esta con cierto pago.
No sé del acuerdo verbal que tenían pero, ¿no les parece que también ese fue una trampa política? ¿no es hacer chapuza tratar de no corresponder al beneficio que reciben de la vía pública?
Conozco del centro cultural y hasta turístico en el que se ha convertido el entrañable Café Bosanova y por ello creo que tiene mas responsabilidad para con su ciudad. (¡Ojo!
con su ciudad, no con los politiquillos que la gobiernan).


Me gusta la idea de denunciar a los pocos cotos de poder que se benefician económicamente atacando las reglas y leyes del municipio. Los casos de las familias Valadez y Herbert para ser concretos. Pero creo que poco tiene que ver con la convicción político-religiosa de estos o de los que benefician (los Romero).
En concreto, no creo que haya persecución a las señoras bosanovas por sus ideas políticas; más bien es asunto “simplemente” de lana. A la hora de la lana no importa quien crea en qué o en quién.


¿Ustedes que piensan?



Les mando un saludo esperando todo salga bien en beneficio de la CIUDAD




adán