jueves, 8 de enero de 2009

La masacre contra la cultura guanajuatense

A Guanajuatizar a suchi…


Pterocles Arenarius

Hace pocas semanas un sujeto de voluminosos carrillos y pelado militar, de nombre Germán Martínez Cázares (GMC), quien dice fungir como presidente del Partido Acción Nacional regurgitó, en un ominoso y ostensiblemente emotivo bufido, que se comprometía a guanajuatizar a México. En la madre…
¿Quién puede saber qué significa eso? Nadie y menos aun GMC. Sin embargo, podemos colegir que intentó decir que él y su partido tratarían que todo el país fuera como es en este momento el estado de Guanajuato, en donde ellos, el PAN, ejercen el poder tan mal o incluso peor que en el viejo estilo del PRI, al menos en la modalidad de lo que se llamara “El carro completo”.
Este tocateclas (id est, irredimible amante de las teclas, no sólo de pianos y computadoras), se siente obligado a advertir a todos aquellos a quienes tuvieren a bien leer estas líneas qué sería lo que nos espera, según mis cortas luces, en caso de que los panuchos lograran “guanajuatizar” a México. La advertencia va principalmente en el ámbito de la cultura, un poco en el de la educación y menos aun, en el terreno de la política.
En primer lugar, tendríamos gobernantes ultramochilones, militantes católicos de línea dura como el actual “gober” guanajuatense, Juan Manuel Oliva, quien se enorgullece de participar en cuanta peregrinación y acto litúrgico católico le es posible. (Sólo le falta llegar con unos nopales directos a la piel, caminando de rodillas hasta la Basílica de Guanajuato). Este sujeto, al menos, no se jacta de ser briago como su correligionario, el mientamadres que dice gobernar Jalisco. Aparte de lo anterior, Oliva ha sido exhibido por el periodista Álvaro Delgado en la revista Proceso, como miembro del “Ejército de Dios”, El Yunque, grupo católico que tiene como humilde objetivo nada más el de “Implantar el reino de Dios en la Tierra”. Ai pinchemente, dicen en mi cuadra. No p’s ta’chido.
A propósito, ¿cuál Dios?, digo porque hay cientos de Dioses en este momento en este planeta y, más aun, ha habido miles, a cual más de respetable, en la historia de la humanidad y, por cierto, no pocos de aquéllos con sistemas filosófico-místicos mucho más coherentes que el del Dios católico y su santísima madre virgen.
Esos gobernantes, ejecutores y administradores del México guanajuatizado, serían aproximadamente analfabetas funcionales que confesarían, como aquel que se hacía llamar el Caballo Negro en la carrera por la presidencia antes del 2006, quien admitió que jamás en su vida había leído un libro completo. Como el ex gobernador guanajuatense Carlos Medina Plascencia que, a pregunta expresa, explicó que todos sus libros los tenía guardados en dos cajas desde cinco años atrás en que se mudó a la casa que habitaba en el momento de la entrevista. Como el Alto Vacío, Vicente Fox, que descubrió a uno de los más importantes autores imaginarios, José Luis Borgues ante los miembros de la Academia de la Lengua Española, para vergüenza de todos los mexicanos. Lo que haría porque, como él mismo dijo, “yo no he leído libros, yo leía las nubes”. Como la secretaria de Educación, Josefina Vázquez Jalas, autora de la profunda obra filosófica Dios mío, hazme viuda, por favor, la misma mujer que en su cara llamó Octavio Paz a Carlos Fuentes y le achacó a éste obras de aquél. Como este oscuro director del Instituto Estatal de Cultura de Guanajuato (IECG), quien hace pocos meses encargó a su subalterno correspondiente que invitara a Jaime Sabines a “leer poesías” aquí en Guanajuato.
Gobernantes que convocan a becas para apoyar a creadores artísticos “con trayectoria” y les ofrecen $4,200 mensuales, menos de lo que ganan los empleados de intendencia del municipio incluso “sin trayectoria” ($4,610) y mucho menos de lo que gana un policía municipal (mínimo $6,000). Dinero que “premia” a los artistas por escribir una novela, un poemario, un libro de narraciones que engrandezcan, but of course, el espíritu guanajuatense y hasta nacional. Ahora bien, los diputadetes locales, inocentes, se conforman con $127 217 mensuales más bonos y compensaciones. Y los cínicos de más arriba cobran más.
Serían gobernantes que han logrado mantener a Guanajuato como uno de los tres primeros estados de la República con más expulsados por miseria, sólo superado por Michoacán y Zacatecas, además de ser uno de los cinco estados menos alfabetizados del país.
Si lograran “guanajuatizar” al país, entonces todos los funcionarios de gobierno serían tan corruptos o más que los del PRI, como ahora ocurre en este estado, en donde los mejor colocados han metido al gobierno a toda su parentela; la universidad se pudre de yunquetos ineptos, sobrepagados e incondicionales, pero además se otorgarían sueldos estratosféricos como lo hacen aquí, ah pero eso sí, sentirían que siempre tienen la razón porque Dios está con ellos. Intentarían censurar ―si no les costara prestigio político― a la gran mayoría de las obras de arte que se generan en la actualidad, porque ellos, en cuestiones de arte se quedaron en el siglo XII, antes del renacimiento, porque ―oh insólito misterio― les reencabrona la exhibición pública de cuerpos humanos desnudos en proporción directa con la cachondería que sean capaces de provocar. Es decir, entre más hermosos más les encabronan.
Así han censurado a decenas de artistas en Guanajuato, pero lo hacen veladamente, de manera que no les cueste un pequeño escándalo. Así han atacado a pequeños centros culturales (al Café Bossanova le querían cobrar 500 mil pesos, sí, leyeron bien, medio millón de pesos por el uso de suelo ya que este café, donde ocurren diversos actos de cultura, trabaja con mesas en una plaza de la ciudad).
De igual manera están tratando de asfixiar lentamente al Festival Internacional Cervantino (FIC) trayendo cada año más pefepos prepotentes y corruptos a cuidar la “seguridad”, además de que desde hace años mantienen una política de prohibición y de saqueo contra los artistas que en ese festival actúan en las calles. En el FIC 2008, metieron a la cárcel a los miembros del grupo de rock La Resistencia y extorsionaron a decenas de chavos que llegaron con sus tambores a tocar en las calles. Les quitaron sus tambores y les cobraron multas de $800 por tambor para devolvérselos. Un verdadero atraco. El pretexto: “Está prohibido hacer ruido en la calle”.
Tendríamos legisladores como la regidora panista de Guanajuato capital, Teresita Rendón, quien ha promulgado un bando de policía y buen gobierno en el que se decretan multas hasta por mil pesos contra todo aquel que escupa en la calle, tire basura o diga majaderías. El bando ha sido publicado, pero no han multado ni llevado a nadie a la cárcel porque no se dan abasto pues los pinches guanajuatenses, desde los más chavitos hasta los ruquísimos, a pesar de ser bien mochilas, les encanta el vocabulario plagado de chingaderas en proporción de cuatro o cinco putas madres por cada diez palabras pronunciadas.
Sería un país en el que, como demostró mi amigo el escritor Ricardo García Muñoz al realizar una antología de narradores guanajuatenses, no hay escritores en el estado. En los ya casi 18 años que han gobernado los panistas en Guanajuato, ya lograron uno de sus más caros objetivos, secar al estado de escritores. Los guanajuatenses que han logrado estatura autoral, en su mayoría han abandonado su estado natal.
Finalmente, Guanajuato como caso particular, en tres sexenios y cacho de regímenes panistas no ha mejorado en los problemas que, en lo general, más dañan a México: la corrupción (los panistas han resultado al menos tan corruptos como lo fueran los priístas), la desigualdad, los ricos guanajuatenses son pocos pero más ricos que antes y los pobres son más pobres y más en número y, por último, la educación y la cultura son hoy más débiles, menos productivas que antes de ellos.

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